Cuba pierde población: menos nacimientos, más muertes y un éxodo que vacía la isla
La crisis económica, la precariedad de los servicios y la incertidumbre política han generado una tormenta demográfica perfecta que está vaciando el país.

Análisis de las series oficiales de la ONEI (2010-2024) en un país en crisis
La evolución demográfica de Cuba en las últimas décadas revela una tendencia alarmante: el país se está vaciando. Esta no es una caída puntual, sino el resultado de un fenómeno progresivo que se inscribe en un contexto de crisis política, económica y social prolongada. A partir de las estadísticas oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), este análisis recorre la evolución de la natalidad, la mortalidad, el saldo migratorio y la población total entre 2010 y 2024. El objetivo es mostrar cómo la reducción de los nacimientos, el aumento de los fallecimientos y un éxodo masivo han llevado a que la población cubana disminuya de manera sostenida, y por qué esta realidad no puede revertirse simplemente promoviendo más nacimientos, especialmente entre adolescentes.
1. Natalidad en mínimos: la base de la pirámide se estrecha
La serie de nacidos vivos que registra la ONEI para el periodo 1966-2024 muestra un descenso prolongado que culmina en 2024 con apenas 71.358 nacimientos, la cifra más baja desde que se tiene registro. Tras alcanzar su máximo en la década de 1960, la natalidad ha ido cayendo en cada ciclo. Este descenso no se debe a la voluntad de “no tener hijos”, sino a una combinación de circunstancias materiales: una economía en crisis, escasez de productos básicos, salarios que pierden poder adquisitivo, falta de vivienda y un futuro incierto que desalienta a las parejas jóvenes a formar familias numerosas. El resultado es una base de la pirámide poblacional cada vez más estrecha.
Para ilustrar esta tendencia se incluye a continuación un gráfico que cruza los nacimientos con las defunciones recientes, mostrando cómo las dos curvas se aproximan y se invierten en la última década.

2. Mortalidad en alza y crecimiento natural negativo
Además de la disminución de nacimientos, las defunciones han aumentado. En 2024 se registraron 128.098 fallecimientos, de modo que desde 2020 hay más muertes que nacimientos. Esto provoca un crecimiento natural negativo —la diferencia entre nacidos y muertos— que en 2024 fue de -56.740 personas. El envejecimiento de la población, las dificultades del sistema de salud y el agotamiento de los recursos económicos se reflejan en este incremento de la mortalidad. La consecuencia directa es que la población total se reduce aun sin considerar la migración.
En los dos gráficos siguientes se muestran los nacimientos y defunciones por sexo en el período de 2010 a 2024.


3. El factor decisivo: la migración externa
Si la caída de la natalidad y el aumento de la mortalidad explican parte de la crisis demográfica cubana, el éxodo masivo la acentúa de forma dramática. Desde 2021, el saldo migratorio externo —la diferencia entre los que salen y los que entran al país— se ha vuelto profundamente negativo: -227.675 personas en 2021, -431.913 en 2022, -345.418 en 2023 y -251.221 en 2024. Es decir, cada año decenas de miles de cubanos abandonan la isla en busca de mejores condiciones de vida.
En el siguiente gráfico se comparan las tasas de crecimiento poblacional y del saldo migratorio externo entre 2010 y 2024. La correspondencia entre ambas tasas evidencia el peso de la actual crisis migratoria en la reducción de la población.

La crisis migratoria cubana no discrimina: hombres y mujeres emigran en magnitudes relativamente similares, lo que reduce el contingente de población en edades reproductivas y, por tanto, profundiza la caída de la natalidad local.
El éxodo es consecuencia de un sistema económico fallido que no ofrece expectativas de mejora y que empuja a la juventud a buscar su futuro fuera de las fronteras nacionales.
El gráfico siguiente muestra la distribución por sexo del saldo migratorio total entre 2010 y 2024, evidenciando la magnitud del éxodo reciente.

4. El resultado agregado: una población que se encoge
Si sumamos el crecimiento natural negativo y el saldo migratorio externo negativo, el resultado es una reducción sostenida de la población total. Según la ONEI, la población residente en Cuba cayó de 11.181.595 habitantes en 2020 a 9.748.007 en 2024, lo que supone una pérdida de más de 1,43 millones de personas en cuatro años. Este descenso afecta a todos los ámbitos: la matrícula escolar disminuye, la fuerza laboral se reduce, la base que financia los sistemas de pensiones se estrecha y la economía doméstica se contrae.
Para visualizar esta dinámica, el siguiente gráfico muestra la evolución de la población residente en el país desde 2010 hasta 2024, destacando el declive de los últimos años.

5. Otras estimaciones de la crisis demográfica cubana
La cifra de residentes totales en la isla en 2024 que aporta el Anuario Demográfico de la ONEI, si bien permite apreciar el rápido vaciamiento del país en los últimos cuatro años, y el peso que la emigración tiene en esa crisis demográfica, ha sido cuestionada por investigadores independientes como el economista y demógrafo Juan Carlos Albizu-Campos. A partir de datos oficiales y de sus propios análisis, Albizu-Campos estima que la población cubana cayó en 2024 a solo 8.025.624 habitantes, mucho menos que los 9.748.007 que admite la ONEI. Esta reducción implicaría una caída acumulada de 24% en el cuatrienio 2021-2024.
6. Lo que las estadísticas no muestran: la vida en un país en crisis

Detrás de las estadísticas frías hay vidas concretas y decisiones difíciles. Muchas familias cubanas han optado por no tener hijos o retrasar la maternidad porque no se sienten capaces de ofrecer un futuro seguro. La crisis económica, la precariedad de los servicios básicos y la incertidumbre política hacen que traer una nueva vida al mundo sea un acto de coraje. Otros deciden emigrar, conscientes de que quedarse implica perpetuar un ciclo de limitaciones. El Estado, por su parte, ha procurado en ocasiones impulsar la natalidad con discursos paternalistas que responsabilizan a las mujeres por no “parir lo suficiente”, pero sin acompañar esas exhortaciones con políticas de apoyo real: guarderías accesibles, viviendas dignas, salarios que cubran las necesidades básicas o servicios de cuidados para personas dependientes. De nada sirve aumentar la natalidad a cualquier costo; prácticas como promover embarazos adolescentes no son la solución y sólo perpetúan la pobreza y la desigualdad.
Conclusiones
La combinación de menos nacimientos, más muertes y un éxodo masivo ha generado una tormenta demográfica perfecta que está vaciando la isla. La crisis no es coyuntural, sino el resultado de décadas de políticas fallidas y falta de perspectivas que han erosionado la confianza en el futuro. Revertir esta tendencia no pasa por campañas para que las mujeres tengan más hijos, sino por transformar las condiciones materiales y sociales que hacen viable la maternidad y la crianza. Eso implica ofrecer oportunidades económicas reales, servicios públicos eficientes, vivienda, seguridad y un sistema político que restituya la esperanza. Hasta que eso no ocurra, la población de Cuba seguirá declinando y envejeciendo a un ritmo acelerado.
Metodología y verificación
Este análisis se basa exclusivamente en las series oficiales de la ONEI publicadas en el Anuario Demográfico de Cuba 2024 y disponibles en línea. Se tomaron los datos de población residente, nacidos vivos, defunciones y saldo migratorio para el periodo 2010-2024. Se calcularon el crecimiento natural y la variación de la población total. Los valores de 2024 utilizados en el artículo son: nacimientos 71.358; defunciones 128.098; crecimiento natural -56.740; saldo migratorio -251.221; población total 9.748.007. La disminución entre 2020 y 2024 es de -1.433.588 personas. Se han verificado estos datos con el Anuario estadístico y se han cruzado con otras fuentes para contextualizar la crisis demográfica.
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