Entrevista | Ava: “No solo soy una mujer trans, soy buena en lo que hago”

En sus obras Ava, mujer trans, modelo, actriz y directora audiovisual, pone en valor las capacidades de las mujeres trans desde todas las perspectivas posibles.

Ava, mujer trans que se dedica al cine autoreferencial.
Ava. Foto: Eduardo Rodríguez

En medio de una encrucijada entre la dirección de cine, la actuación y la pasarela, Ava se erige como miembro de una nueva generación de creadores que, con una determinación inquebrantable, y desde una visión artística más intimista y personal se está trazando un camino en el audiovisual independiente cubano. A solo un año de haber lanzado su primer cortometraje, Ava está atrayendo miradas y ganando reconocimiento en la esfera artística.

La joven modelo, actriz y realizadora, comparte con Alas Tensas sus reflexiones sobre el audiovisual cubano, la moda, la importancia de la representación trans y su visión para el futuro, su mundo creativo y algunos de los desafíos, triunfos y pasiones que la impulsan.

Cuéntanos sobre tus experiencias formativas y en el audiovisual.

Yo estudié en la Universidad de La Habana, Psicología. La tesis no me daba mucho placer hacerla, entonces quise hablar de la percepción que existe de las mujeres trans aquí en La Habana, a través del cine. Fue un pretexto para hacer lo que realmente me gustaba. Entonces presentaba cine debates, donde proyectaba películas, cortometrajes etc. con personajes trans y ahí recopilaba información, de qué creían, la percepción de nosotras… Mi tesis fue por ahí, pero realmente no he ejercido la psicología. Seguí este camino del arte.

También pasé un taller de cine autorreferencial. Eso fue que me gané una beca, porque para cubanos no hay muchos espacios. Entonces ahí trabajamos en varios ejercicios fílmicos, y bueno, fue como una experiencia súper buena, aprendí mucho. Para mí, que no soy egresada de ninguna escuela de arte, fue muy bueno.

Con esos ejercicios, ahora que ya salí de la escuela, comencé a trabajar, a editarlos mejor, a filmar cosas nuevas, hacer voz en off. Porque en la escuela estábamos bastante limitados, por los recursos. Entonces aquí, con amistades, estoy retomando estos ejercicios. Pasé dos semanas en San Antonio de los Baños, e hice cuatro cortometrajes.

¿En dos semanas?

En dos semanas, y lo tenía que hacer todo yo. La preproducción, el rodaje y la postproducción, todo. Teníamos un editor, pero al final yo no utilizaba tanto y hacía mi propio montaje. Hicimos cuatro cortometrajes en dos semanas y uno, el último, fue de diez minutos.

Es decir que ese taller también te ha ayudado para que tengas un manejo y una experiencia en todas las áreas.

Ese taller era más enfocado en la dirección, pero sí fue como un entrenamiento bastante duro. Era cine autorreferencial, es decir, que tenías que ir a tus heridas y hablar de ti. Para mí era bastante fácil, pero para mis compañeros…

¿Cómo accediste a esta beca?

A mí me la recomendaron. Tengo unas amigas que la habían pasado antes, me dijeron “yo creo que eres buena candidata para eso” porque lo que venía haciendo, sobre todo con Un tipo como tú, es cine autorreferencial. Entonces me decían “mira, si presentas ese material, puede que te acepten“. Tuve que escribir una carta explicando porqué quería estar ahí, y bueno…

¿Cuáles son tus intenciones creativas, los temas que te interesa explorar en tus obras?

Hasta ahora mis procesos están muy ligados a mi vida, sobre todo a mi vida sentimental amorosa. También es como una forma de darme terapia. Yo creo que en Cuba hace falta mucha cultura de terapia, aquí todo lo quieren resolver con pastillas. Entonces, esta es mi forma: escribir, luego actuar, luego exhibirlo. Es mi forma de enfrentar a mis demonios, mis dolores. Y también lo disfruto todo.

¿Cuál es tu proceso a la hora de hacer cortometrajes, sobre todo Un tipo como tú, que fue el primero?

Mis procesos han sido trabajar con personas que eran amigos, o con los que tenía una relación bastante cercana. Así se daban las circunstancias para hacer esos cortometrajes. En los dos casos fue muy parecido: yo tenía una relación muy cercana con uno de los protagonistas y de repente aparecía la oportunidad de hacer un corto. Entonces yo los embullaba, ninguno de los dos eran actores.  Bueno, el primero sí había hecho teatro, pero no se considera actor. Él quiere más ser director, estoy hablando de Marcos. Quiso apoyarme, trabajar conmigo. Luego salió la oportunidad para mí de salir en un documental, y yo les propuse que parte de la historia que iban a contar sobre mí fuera que yo hacía un cortometraje (yo muy pilla). Y en días se creó todo: escribí el guion, preparamos la producción y el rodaje fue también como inmediato.

Cartel promocional del corto Un tipo como tú, corto de la artista y mujer trans Ava
Cartel promocional del corto Un tipo como tú diseñado por Alejandro Cañer, con fotografía de Daniel Hernández Delgadillo

Con Un tipo como tú sí, desde un principio tenía esta intención de poner un cuerpo femenino trans en pantalla, de contar nuestras historias. Sentía que socialmente iba a tener un impacto, sobre todo en el colectivo de mujeres trans, así que pensé mucho en ellas. Traté de dar otros caminos, otras vías para las personas cis de cómo lidiar con nosotras. Lo dirigí con este muchacho (Marcos). Mi proceso es muy colaborativo, en parte soy la directora, pero igual debato con la gente que trabajo, y todas las ideas son aceptadas.

Cuando estábamos escribiendo el guion, Marcos y yo debatíamos porque él quería terminar el corto cuando mi personaje tiraba la puerta. Pero era un poco fuerte para mí terminar el corto ahí, no era un final feliz. Entonces luché bastante para que hiciéramos el resto de la historia, de que él la fuera a buscar, la llamara por su nombre, un poco redimir el personaje del hombre. Y luego, en la última escena, narrar el acercamiento entre estos dos mundos, al final todos convivimos en una misma sociedad, pero sí siento que hay una separación.

Un tipo como tú fue presentado en el 43 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Allí también recibiste un premio del Observatorio Latinoamericano de Realizadoras (OLAR). ¿Cómo lo enviaste al OLAR?

No sé cómo lo mandé al observatorio. Creo que alguien me lo recomendó. Pero no recuerdo mucho de eso. Lo mandé y me olvidé. De repente me dieron la noticia de que gané por mejor cortometraje. O sea, era un observatorio que era para mujeres de Latinoamérica que hacían cortometrajes y había productos muy buenos, entonces para mí fue bastante sorpresivo.

¿No esperabas tan buena recepción?

Con Un tipo como tú todo fue una gran sorpresa, porque no pensaba que la gente lo iba a aceptar tanto. Yo sentía al principio del recorrido, de exhibir el corto, que yo no gasté ni un peso. Lo veía así, un poco estética trasha[1], ¿no? Sentía que no podía avanzar mucho con él. Pero me sorprendió y tuvo muy buena aceptación. Yo creo que la gente supo apreciar más la esencia, la historia como tal, que lo técnico, lo visual; que la buena calidad de imagen o la buena calidad de sonido.

Por ejemplo, el primer evento que hice, lo hice en Casa Amarilla, y fue mucha gente. Titulé el evento “Chúpame la Teta”. También la gente sentía curiosidad: “¿De qué va este evento?”. Pero me sorprendió mucho que la recepción fue bastante buena. Y luego, con amigas trans, hicimos otra presentación que se llamó “Lecturas del Pene”, y otra que se llamó “Una Mujer Llamada Deseo”. La recepción del corto en ellos fue bastante buena.

¿Y cómo fue la creación de Ultraviolencia?

Con Ultraviolencia fue lo mismo. Fui a visitar a un señor que estaba en el hospital ingresado y que una amiga había pedido por WhatsApp que le llevaran comida. Yo vivía cerca, ¿por qué no? Había escuchado de él, que era un hombre intelectual, pensé que conversar con él me iba a hacer bien. Entonces, cuando lo fui a visitar, me dice que había hecho un guion y que, de hecho, se filmó, se hizo un corto, pero que luego todo se cayó y que nunca hicieron el montaje, el material se perdió. Cuando me habla del argumento de este guion, la historia me atrapó.

Me atrajo esta cosa de que una mujer pone un anuncio, en ese caso era en un periódico, para que la fueran a matar, y bueno, el trasfondo de este guion original era más filosófico, de esta corriente del pesimismo y de no tener sentido la vida. Entonces le pregunté si podía hacer una adaptación, algo más moderno, un poco juvenil incluso.  Él me dijo que sí y hablé con el actor (Chezca Zana) y aceptó.

Cartel promocional de Ultraviolencia, diseñado por Alejandro Cañer
Cartel promocional de Ultraviolencia, diseñado por Alejandro Cañer

Luego, cuando estaba haciendo el montaje en la postproducción, me empezaron a caer ideas y como que lo empecé a sentir mucho más profundo de lo que había pensado, de la intención que había tenido en un principio. Fue algo muy loco para mí porque no lo había planeado. Siento que ese material tiene eso, tiene una capa muy superficial, muy de fábula, pero luego abajo tiene algo muy doloroso, que muchas personas no hablan, pero pasan por ahí.

¿Qué otras experiencias has tenido en el audiovisual?

Luego de Un tipo como tú sentía que ya había contado parte de mi experiencia. Y quería contar la de otras mujeres trans. Entonces empecé a trabajar en un documental que se llama La mujer y la noche, que va sobre la vida cotidiana de mujeres trans, un poco en contra de esta percepción que hay de que somos “mujeres de la noche”. Pero es algo en lo que estoy trabajando, que he filmado algunas cosas. Pero es muy ambicioso de mi parte. No quiero hacerlo solo en La Habana, sino en otras partes del país.

Tomaría más tiempo y dinero, ¿no?

Y necesito un equipo. No es como lo que estoy haciendo ahora, con equipos de personas muy pequeñas. En esos dos cortos, máximo éramos cuatro personas. Y para esto sí necesito un equipo más grande. Me quedé un poco frustrada con no poder hacerlo ahora mismo y empecé a hacer videoclips para el músico Chezca Zana. Como una forma de mantenerme activa.

¿Qué planes y ambiciones tienes para tu carrera como cineasta?

Por ahora voy a seguir haciendo eso: dirigir, actuar y hacer guiones. Porque siento que hacen mucha falta mujeres trans en pantalla, sobre todo en la ficción. Hace falta nuestra forma de vivir, nuestro ser.

Incluso, en el documental que quiero hacer, no quiero ir al dolor. Quiero mostrar su vida su lado más positivo, su lado más alegre, y proponer hacer cosas que ellas desean, y sueñan. El documental sí se ha alimentado mucho de nuestras historias. Y siempre van al dolor, a las cosas oscuras, pero creo que, con la ficción, haciendo comedias, o haciendo cosas, así como la que hice con Ultraviolencia, que es como una fábula, entretenimiento, podemos alejarnos de esa narrativa que ya se ha contado sobre nosotras. Creo que hacer estas otras historias es muy favorable.

Anuncio de OLAR sobre la premiación del corto Un tipo como tú, corto de la artista y mujer trans Ava.
Anuncio de OLAR sobre la premiación del corto Un tipo como tú.

Tengo planeado en un momento hacer una miniserie. Y quiero contar con amigas, quiero ponerlas a actuar. Ahora mismo casi no hay realizadoras trans. Casi no hay actrices trans. Y bueno, creo que necesito todavía estar ahí, dando la cara, y siento que otras chicas se pueden inspirar, en querer actuar, en querer escribir, en querer producir. Creo que poco a poco iré sumando a más amigas. Porque me gusta siempre trabajar con gente así, que quiero mucho.

¿Qué temas te gustaría tratar más en un futuro?

Un poco de todo. Yo quisiera ser, por ejemplo, una embarazada. Quisiera ser una vampira. O sea, quiero extenderme mucho en la ficción.

O sea, que quieres salir de los papeles preestablecidos para una mujer trans.

Exacto. Es muy complicado, y fue lo que traté de hacer en Ultraviolencia. Porque con ese corto muchas personas me hablaban de su interpretación, del personaje de la mujer trans, aunque nunca menciono nada de identidad, ni de género, ni de sexualidad. Yo voy a seguir jugando con eso. Con la ficción. Por eso quiero hacer el día de mañana un personaje donde esté embarazada. A la gente le va a chocar: “Ay, pero ella no era trans. ¿Cómo va a estar embarazada ahora?”. Es eso, ocupar un espacio del que siento que, en los medios, nos han excluido.

¿Has sufrido alguna dificultad en el mundo del audiovisual producto de tu identidad trans?

Siempre hay dificultades, porque vivimos en un país súper transfóbico y a la gente le cuesta. Yo trato de sobrellevar eso y de irme siempre por lo positivo. Para mí lo más importante es seguir haciendo, seguir insistiendo, seguir creando. Mi carrera como cineasta ha sido muy corta. Y siento que la dificultad es que no existen espacios. De hecho, todo comenzó por una necesidad mía. O sea, yo soy actriz también. Y no había papeles para mí. Entonces yo tuve que creármelos. Pero siendo sincera, creo que esto de ser “una mujer trans que está haciendo cine” me ha beneficiado porque ahora estamos entrando en un momento donde la gente quiere apoyar.

¿Dirías que hay mayor interés por estos temas de identidades no normativas?

Exacto. Creo que yo he sabido beneficiarme de eso. Mucha gente quiere ser inclusiva, y lo hacen sin saber nada, pero yo he sabido desarrollarme. Por ejemplo, en el mundo de la moda sucede mucho ahora. Muchos diseñadores quieren tener a una chica trans en sus desfiles o en sus fotos, por el hecho de ser trans. Yo creo que muchas aprovechamos eso. Aunque yo no estoy a favor de que me contraten por ser chica trans, sino por la profesión. Porque soy buena modelo, porque soy buena actriz. Pero bueno, yo igual aprovecho y demuestro ahí que no solo soy una mujer trans, sino que soy buena en lo que hago.

¿Cuál es tu opinión sobre la representación que ha tenido la comunidad trans, principalmente la comunidad trans femenina, en el audiovisual cubano?

Yo siento que, en el audiovisual, en el cine en Cuba, la representación ha sido horrible. Creo que la que más ha destacado es Kiriam, en los trabajos que ha hecho, pero igual los trabajos que le han tocado han sido muy chiquitos. No chiquitos, encasillados.

A mí me sucedió que vi Vestido de Novia siendo adolescente. Fue un golpe muy duro porque decía “esta es la vida que me va a tocar, este es el camino que tengo que pasar yo”, y siento que esa película es el festival de los horrores para una mujer trans. Es muy morboso todo lo que muestran, y una, que es adolescente, que necesita buenas imágenes, buenas representaciones, ve eso y claro, te da miedo, te da pavor ser quien tú eres. Piensas que te va a suceder todo eso. Y el hecho de que en el casting las protagonistas sean mujeres cis…, siento que no había por qué. Podían haber trabajado mejor en el casting. De hecho, Kiriam también sale en la película, y el personaje es muy pequeño, y podría haber sido uno de estos protagónicos.

¿Y en el mundo del modelaje?

Como modelo fui abriéndome camino. Yo empecé en el 2018, antes de mi transición hormonal y social. Por ahí busqué una vía de expresar poco a poco lo que yo estaba sintiendo, como me veía. Entonces hice esta carrera de modelo andrógino que luego cogió mucha fuerza. Recuerdo que en el 2018 ya era una cosa que en el mundo entero estaba muy establecida, pero aquí en Cuba casi no había nadie. Y me fue difícil, pero poco a poco fui ganando terreno y fui creciendo, en fotos, en pasarelas, en cosas que me contrataban.

De hecho, me ha costado, porque han querido jugar con esto de mi identidad. En una sesión de fotos querían que estuviera desnuda mostrando mis partes y yo dije obviamente que no. Otra vez me dijeron “bueno, entonces te vamos a dar un cuchillo y te lo tienes que poner ahí”, y yo dije que tampoco iba a hacer eso. O sea, la gente… Pero una tiene que luchar, poner sus límites y decir no, eso no lo voy a hacer. Y si pierdo el trabajo, mira, lo pierdo. Pero no me voy a rebajar, no voy a jugar con algo así.

En mi opinión, hoy en día es más común que antes ver a modelos trans, ¿Es así?

Si, me está gustando mucho que cada día veo a más mujeres trans en la moda. Las mujeres trans tenemos conflictos que en la moda se trabajan ¿sabes?, para sentirte más segura, es más fácil en fotos que en cámaras, o sea, que en videos. Y en pasarela igual, hay una distancia. No tienen que hablar, no tienen que actuar, pero puede ser un trampolín para si quieres hacer carrera de actriz o en otros medios, ¿no? Y estoy viendo muchas amigas por el mundo. Es bueno que esta cultura de inclusividad se esté dando en ese tipo de plataformas.

¿Cómo te sientes ahora mismo en tu carrera de modelo? ¿Ves un futuro ahí?

Actualmente solo lo hago cuando necesito el dinero, o cuando es algo que me atrae. Pero no lo hago como antes. Antes sí estaba muy enfocada. Porque no aparecían estos trabajos de actriz en el audiovisual. Entonces era lo único que tenía y por ahí yo podía canalizar cosas y podía también trabajar y ganar un dinero. Pero ahora sí estoy muy enfocada en el cine. También conocí ese mundo y pasé muchos tragos amargos. Me atrae más ir a las fiestas de Clandestina y que me paguen que realmente el trabajo como modelo en sí. O sea, creo que lo hago bien, me desempeño bien en fotos y en pasarelas. Pero no me siento como con la actuación o con el cine.

Ava, artista y mujer trans. Fotografía de Myreguera
Ava. Fotografía de Myreguera

Para terminar, te quería preguntar ¿Qué consejos tú le darías a otras personas trans que deseen involucrarse en el mundo del modelaje, la actuación y detrás de cámara?

Que sean, primeramente, atrevidas. Atrevidas por el hecho de que no hay muchos espacios para nosotras, pero tenemos que reclamar esos espacios y apoderarnos de ellos. No pedir permiso y ser así, rebeldes.

También nos hace falta, sobre todo a las mujeres trans, aquí en Cuba, unirnos, conocernos más. Yo estoy en un grupo de WhatsApp de chicas trans que la idea principal es autogestionarnos, buscar medicamentos, vías para la atención médica. Y sí, me interesa mucho siempre estar presente en todo, en lo que pueda aportar, estaré. Me gustaría hacer más. Siento que el grupo de chicos trans está más comprometido, mejor articulados. Y creo que nosotras estamos un poco… sí, un poco locas.

Pero también siento que estamos en una sociedad para la que somos una amenaza. Para esta sociedad machista. Y estamos en la primera línea de recibir ataques transfóbicos. Parte de eso nos hace recluirnos en nuestro mundo, en nuestras casas, no socializar tanto. Y hay que dejar eso, hay que ser atrevidas, ser creativas.


[1]Estilo que abraza los descuidos y la menor perfección técnica típica de audiovisuales de bajo presupuesto como parte de su propuesta visual.

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