Gina Picart: El alivio de ser “rara” en las letras cubanas
La crítica ubica a Gina Picart (La Habana, 1956) entre “los escritores que se desmarcan del canon literario tradicional”.
Tuve la oportunidad de participar en una lectura de poesía en el año 2010 en el marco de la Feria Internacional del libro de La Habana, Cuba, estábamos invitados varios poetas y entre ellos se destacaba una mujer de edad media que sobresalía entre todos los presentes, me la presentó un amigo en común y me dijeron que era Gina Picart, el nombre no me era conocido, pero ella me causaba gran curiosidad.
Todos leímos nuestros poemas y el silencio de la sala se hizo más intenso cuando ella leyó el suyo, una mezcla de erotismo, ritmo sinuoso y una exquisita descripción conjugada con un inesperado final aterrador, hicieron que Gina se convirtiera en ese momento en una de las escritoras que más admiraría en lo venidero.
Entre los libros publicado de Gina Picart (La Habana, 1956) se encuentran La poza del ángel, El druida, La ciudad de los muertos, La poética del signo como voluntad y evocación, Historias celtas, El príncipe de los lirios, El reino de la noche, Oil on canvas, Malevoglia y su último libro publicado El viaje del pez oscuro.
Dentro de sus intereses de estudio, figuran también la antropología, la historia, el mito, así como la investigación histórico socio-cultural. Entre sus lauros figuran el Premio Alejo Carpentier por su obra Oil on canvas, el premio de ensayo Luis Rogelio Nogueras por su obra La poética del signo como voluntad y representación y mención en el Concurso Iberoamericano de cuento Julio Cortázar por El príncipe de los lirios, así como el Premio de Literatura Nacional David de Ciencia Ficción por su primera obra El pozo del ángel.
Actualmente reside en su ciudad natal y colabora con la Escuela de Cine Latinoamericano EICTV en el asesoramiento de guion, así como sigue colaborando con la radio y la televisión.
Gina Picart: rara avis
Gina Picart Baluja nació en La Habana en 1956, antes del inicio de la revolución cubana, heredera de una familia aristocrática, la revolución no lograría arrebatar su mirada y perfil noble, tuvo su formación en La Escuela Nacional de Arte y posteriormente en la facultad de Filología y periodismo en La Universidad de La Habana.
Ensayista, periodista, investigadora, crítica literaria, guionista de cine, radio y televisión ha colaborado con Radio Metropolitana y Radio Habana Cuba, su obra es poseedora de grandes matices esotéricos, el misticismo, el erotismo y una profundidad narrativa y poética que nos recuerdan a grandes escritores de la literatura clásica universal.
Sus ensayos abarcan las temáticas de género y el estudio de culturas milenarias como la celta, entre otras, la descripción detallada de sus personajes, acompañados de paisajes paradisíacos y místicos, hacen de esta escritora toda una joya entre los literatos vivos de la isla, la crítica la ubica entre “los escritores que se desmarcan del canon literario tradicional”. Ante lo cual, en entrevista realizada por María Luisa García Moreno, plantea:
Las influencias literarias de Gina Picart
En el blog personal de Gina Picart se puede leer:
No obstante, también están publicadas varias entrevistas que permiten acercarse a la Gina detrás de la escritura. En una de estas entrevista, realizada por Farah Gómez, ante la pregunta sobre posibles influencias literarias, la Picart responde:
Y después de una larga lista en la que enumera a Homero, los versículos bíblicos, El libro de los muertos, el Popol vuh, el Mahabarata, las canciones de los trovadores provenzales, Shakespeare, a quien reconoce decisivo, los clásicos griegos, romanos y grecohelénicos, Marguerite Yourcenar, Marguerite Duras, Virginia Wolf, Lawrence Durrell, Robert Graves, Borges, Sábato; así como el nouveau roman y toda la literatura francesa y el decadentismo, al que denomina “una aventura espiritual interesantísima”, señala que:
Entre los escritores cubanos que han sido importantes para ella menciona a Martí, Carpentier, Eliseo Diego, Collazo, Vieta, Garrandés, y declara que “hubo un tiempo en que leí mucho a Dostoievsky y Tolstoi”, y que “hay un libro bellísimo, muy raro, exquisito, Los jardines del sueño, de la princesa Enmanuelle Kretzulesco-Quaranta”, que fue uno de sus textos de cabecera. También menciona Libro de los venenos, del español Antonio Gamoneda, pone puntos suspensivos y agrega:
Gina Picart escribe con óleo sobre un lienzo
En Oil on canvas (Premio Alejo Carpentier de cuento, 2008), Gina Picart retrata a una Europa medieval donde personajes clásicos como monjes e inocentes jóvenes, transitan por dilemas existenciales y morales, los cuales preocupan y afectan a la autora. La descripción de las grandes capuchas de los monjes, el ascetismo de los mismos, el Medioevo bruñido de miedo y espanto, son los linderos de esta obra.
En cada historia la escritura parece sostenerse sobre la pintura, percepción acentuada por la sobriedad sugerente de la portada, ilustrada por Alfredo Montoto sobre el autorretrato de Eileen Danielson. Desde el primer relato “Ventana frente al mar” así como “Apocalipsis paloma sobre nieve” son poseedores de un gran detalle y descripción riguroso, la construcción minuciosa, los diálogos y la atmósfera son recursos que atrapan y sorprenden al lector.
En “La literatura cubana es la meta“, entrevista realizada por Salvador Salazar Navarro, menciona la escritora:
En otras entrevistas Gina ha dicho que le hubiera gustado ser una monja de clausura, una especie de Sor Juana Inés de la Cruz, atormentada por sus fantasmas, sus deseos recónditos y sus dilemas existenciales. Sin embargo, su vida en la metrópoli de La Habana imposibilita ese deseo, el cual contrarresta pasando días y semanas enteras en suma introspección en su casa, escribiendo y transitado en sus sueños por aquellos parajes que plasmará luego en sus libros, como en este fragmento del último cuento de Oil on canvas:
Además de mi encuentro en la lectura de poesía, tuve la oportunidad de forjar una amistad con esta bella mujer. Gina me invitó a su casa una tarde calurosa de agosto. Su hogar discreto, que daba la impresión de que desearía mantenerse en un paraje recóndito semejando a las hojas de su dueña, albergaba toda clase de libros y pinturas exquisitas. Ser pintora fue el sueño de la devenida literata, pero no pudo desarrollar esta aptitud por una enfermedad diagnosticada en la juventud.
Así transcurre la tarde, entre historias. Mi pasión por esta señora crece con avidez. Entre tantos temas que entrecruzamos surgió el proyecto de realizar el guion de una versión de Bodas de sangre adaptado a la realidad cubana, una mezcla de rapsodia criolla que se desarrollaría en la Habana vieja y el Vedado. La mirada de Gina se encendió y explotó en carcajadas. Un nuevo embrión se gestaría entre las dos. Sin embargo, no pudimos culminar el guion.
Una de mis grandes deudas espirituales al momento de irme de la Isla en 2018 fue la de no poder despedirme de Gina Picart. Espero que la vida pueda facilitarme la dicha de volverla a ver y sentarme a su lado a leer sus magníficos relatos y observar su estertórea sonrisa.
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Por favor, agradezcan a Gabriela en mi nombre, porque no tengo su dirección Una de mis grandes satisfacciones ha sido conocerla, y siempre he lamentado aquel proyecto de Bodas de sangre... Fue una gran amiga Gabriela. Díganle que no la olvido jamás, ni a su generosa mamá.