Hambre en Cuba: cubanos corren detrás de camión de arroz en La Habana en medio de la escasez

No es una oferta, ni una promoción, es pura necesidad, porque en Cuba conseguir arroz se ha convertido en una carrera de fondo.

Un camión de arroz entra en un barrio cubano y, en cuestión de segundos, decenas de personas comienzan a correr detrás de él. No es una oferta, no es una promoción: es pura necesidad.

Hambre en Cuba: cubanos corren detrás de camión de arroz

El video fue compartido en redes por Saúl Manuel. En los comentarios, usuarios señalan que las imágenes fueron grabadas en la Avenida de los Cocos, en Alamar.

Hoy en Cuba, conseguir arroz —un alimento básico en la mesa diaria — se ha convertido en una carrera de fondo. Mientras en las bodegas la cuota normada (insuficiente desde su nacimiento) llega tarde, se fracciona o se reduce, muchos terminan dependiendo del mercado informal para poder completar la comida del mes.

Una realidad angustiante para la mayoría de las familias

El hambre en Cuba ha dejado de ser una amenaza lejana para convertirse en una realidad cotidiana y angustiante para la mayoría de las familias. La “libreta de abastecimiento”, que históricamente garantizaba una cuota mínima de alimentos, hoy se encuentra prácticamente vacía o con retrasos de meses. Dejando así a la población sin acceso a productos básicos como arroz, granos o proteínas.

Y ahí es donde las cifras se vuelven escandalosas. En sitios de compraventa como Revolico, los paquetes de arroz de 1 kilogramo se ofrecen entre 650 y 700 CUP. Casi siempre son importados por mipymes desde otros países.

Niños y ancianos vulnerables ante el déficit nutricional

El salario básico en Cuba ronda los 2.500 CUP, eso significa que solo un kilo de arroz puede costar hasta 700 CUP, es decir, alrededor de un 28 % del salario básico mensual. Un solo kilo. Casi un tercio del salario. Y estamos hablando de un producto que no dura ni una semana en un hogar promedio.

Entre los alimentos racionalizados en la libreta que son mínimos, los precios “topados” que nunca se respetan del todo y el arroz que solo aparece en manos de revendedores, la pregunta que queda en el aire es inevitable: ¿cómo sobrevive una familia, cuando un kilo de arroz se traga casi un tercio de su salario?