Migración | Nicaragua: “otra llave para escapar de la prisión Cuba”

“La migración, según los órganos periodísticos oficiales, está marcada por perseguir una luz de neón, cuando en realidad responde a la situación de desesperación, carencia, represión y nulo futuro que se vive en Cuba.”

| Mundo | Opinión | 24/10/2023
Fotografía de cubanos rumbo a Managua en migración.
Cubanos rumbo a Managua. Foto tomada por Anna Karla López Gutiérrez, en su travesía.

“Es una especie de Mariel silencioso. Los números y los testimonios que llegan de la cantidad de gente
que se está lanzando a través de Nicaragua son preocupantes”.

Jorge Duany,
experto en temas migratorios de la Universidad Internacional de Florida
en declaración a BBC Mundo.

“Un puente de tránsito libre para la migración”

Según el Centro para la Democracia en las Américas (CDA), en el año fiscal 2022, casi 178.000 cubanos han llegado a Estados Unidos. La cifra sobrepasa los registros combinados de Camarioca (1965), del éxodo del Mariel (1980) y la crisis de los balseros” (1994), las oleadas migratorias anteriores de la isla.

De acuerdo a los datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), casi 40.000 cubanos llegaron a la frontera sur de ese país entre noviembre de 2021 y febrero de 2022. Además de que sólo en agosto de este año arribaron a Estados Unidos al menos 12.762 cubanos, y de estos, unos 6.760 por vía terrestre.

“Es una especie de Mariel silencioso. Los números y los testimonios que llegan de la cantidad de gente que se está lanzando a través de Nicaragua son preocupantes y lógicamente genera una situación de crisis migratoria, no sólo en Estados Unidos, sino también en países de Centroamérica y México”, declara a BBC Mundo Jorge Duany, experto en temas migratorios de la Universidad Internacional de Florida.

Esta alarmante situación está precedida por la decisión, en noviembre de 2021, de eliminar las visas para los cubanos por parte de las autoridades nicaragüenses, alegando que se buscaba el “intercambio comercial, el turismo y la relación familiar humanitaria”. Estos argumentos han sido puestos en duda por especialistas y activistas migratorios.

“El gobierno sandinista ha mostrado un comportamiento completamente diferente al que tuvo antes de la crisis de 2018”, explica la activista Haydeé Castillo, presidenta de la Organización Nicaragüenses en el Mundo (NEEM). Castillo menciona que, por ejemplo, antes de 2018, “Ortega les lanzó las fuerzas militares a los migrantes cubanos que querían transitar por el territorio para llegar a Estados Unidos”.

La activista analiza este cambio también como “un mecanismo de presión hacia la política migratoria de Estados Unidos”, que convierte al país centroamericano hoy en “un puente de tránsito libre para la migración”.

“Los números y los testimonios que llegan de la cantidad de gente que se está lanzando a través de Nicaragua son preocupantes y lógicamente genera una situación de crisis migratoria.”

A juicio de Castillo, Daniel Ortega está usando “la necesidad del pueblo cubano que quiere salir del país, la crisis económica en Haití, y la represión que se vive en Cuba, y en Venezuela”.

En el caso de Honduras, unos 15.044 migrantes cubanos llegaron a ese país de forma irregular entre el 1º de enero y el 23 de julio de 2023, según las estadísticas publicadas por el Instituto Nacional de Migración de Honduras (INMH). Entre estos, había 1.164 niñas y 1.036 niños. Los adultos fueron 5.257 mujeres y 5.587 hombres. Por edades, predominaron los comprendidos entre 21 y 30 años (4.959) y los de entre 31 y 40 años (4.543). Sin embargo, los adultos mayores también utilizan este país en su ruta migratoria por Centroamérica: unos 217 cubanos de entre 61 y 90 años entraron a Honduras provenientes de Nicaragua de forma irregular en ese período.

“Prefiero morir en esta travesía”

Es el caso de Margarita Alfonso, de 64 años, que padece hipertensión y diabetes: “Prefiero morir en esta travesía que comenzó en Nicaragua antes que seguir sin comida ni medicinas en el país donde nací. Ya no aguantaba más”. Esa no es sólo la situación de Alfonso: es también la de miles de cubanos que se ven obligados a vender sus casas y pertenencias, o a empeñarse con grandes sumas de dinero que se comprometen a pagar una vez arriban a los Estados Unidos y comienzan su vida laboral.

“Tuve que buscar el dinero debajo de la tierra para lograr salir con mi familia de ese infierno”, apuntó el escritor, fotógrafo y diseñador gráfico de 40 años, Junior Fernández Guerra, que abandonó Cuba a través de Nicaragua junto a su suegra, su esposa y su hijo de seis años, después de vender todo lo que poseía para lograrlo.

Los miles de testimonios de cubanos emigrados evidencian la desesperación que se respira en la isla, cuando muchos no sólo son capaces de escapar a través de la selva del Darién, o de las aguas del estrecho de la Florida en botes improvisados, sino que venden todo lo que poseen o se empeñan para aventurarse a la travesía desde Managua hasta la frontera de Estados Unidos con México.

“Es una decisión tremenda… Lo dejas todo atrás, y encima debes pagar un boleto de avión a sobreprecio en el mercado negro rezando para que no te estafen”, dice Fernández Guerra. “Aun así, lo volvería a hacer: no hay futuro en esa isla, ni vida ni seguridad. Estás aplastado bajo una enorme bota militar de mierda”.

Dinero en mano para el boleto a la libertad

La alta demanda en los trayectos entre La Habana y Managua ha conllevado a que los precios sean muy elevados y los pasajes aéreos no se encuentren disponibles en las agencias del Estado, sino en poder de redes clandestinas sin rostros que los revenden duplicando o triplicando su verdadero valor.

“Cuando llegué a Nicaragua, me estaban esperando y me llevaron directo a Honduras”, declara Margarita Alfonso, quien pagó 1.800 dólares por su pasaje más otros 2.000 dólares hasta Tapachula, pueblo fronterizo mexicano donde se acumulan los migrantes antes de seguir su periplo a lo largo del gigante azteca, sitio en el que se encuentra aún. “Tuve que darle el dinero en la mano a los coyotes por cada país que fui pasando. Y también a los policías para que no me deportaran», relata.

Lucy Valenti, expresidenta de la Cámara de Turismo de Nicaragua, afirma en una entrevista con Voz de América, que esa es “la otra cara de la moneda de este jugoso negocio, que algunos con vinculaciones al gobierno de Nicaragua, están realizando con grandes ganancias para sus bolsillos a expensas de la desgracia del pobre pueblo cubano, que en su desesperación por salir de un país que no les ofrece ninguna calidad de vida, ni libertades cívicas, ni derechos humanos, hacen hasta lo imposible por reunir sumas excesivas de dinero para comprar su pasaje a la libertad”.

Los boletos aéreos de la ruta Habana-Managua sólo se pueden adquirir a través de “particulares” en el mercado negro, y esta compra se basa en la confianza. “No hay garantías de que ese boleto es real, pero para mí era cuestión de vida o muerte, así que decidí arriesgarme”, dice Fernández Guerra.

“¿Amantes de los volcanes?”

Por su parte, Managua niega que esté siendo usada como tránsito, y las autoridades de Turismo llegaron a decir que los cubanos viajaban al país centroamericano porque eran “amantes de los volcanes”. La afirmación tuvo un gran impacto en las redes sociales, y provocó numerosas burlas y denuncias al respecto.

La noticia del libre visado, aunque pretende parecer “humanitaria”, trae expectativas en los cubanos, pero también decisiones drásticas e innumerables peligros, además de que pareciera responder a intereses más turbios de ambos gobiernos —el cubano y el nicaragüense—.

“Managua niega que esté siendo usada como tránsito, y las autoridades de Turismo llegaron a decir que los cubanos viajaban al país centroamericano porque eran amantes de los volcanes”.

“Debería preocuparse la Organización de las Naciones Unidas […], la OEA o la Unión Europea, de encontrar una salida para que se protejan los derechos humanos y no sean usados como cartas de un juego político”, sugirió Haydée Castillo, haciendo un puntual llamado a la acción internacional.

El senador republicano Marco Rubio también calificó la medida migratoria como un “acto hostil”, refiriéndose al hecho de que “el régimen Ortega-Murillo esté ayudando a la dictadura cubana al eliminar los requisitos de visa para instigar la migración masiva hacia nuestra frontera sur”.

Manuel Orozco, experto en Migración y Remesas de Diálogo Interamericano, con sede en Washington D.C., anota que la normativa de migración para Cuba es una “espada de doble filo”.

Una herida profunda en el corazón del país

Las olas migratorias que a manera de espiral vienen ocurriendo en la isla desde 1959 hasta la fecha, no sólo contribuyen a la despoblación del país, sino que representan una amenaza en materia de capital humano, y es una herida profunda en el mismo corazón de la sociedad cubana: la familia.

“Yo no me hubiera ido de Cuba si la realidad política, económica y social fuera otra. Pero, en vista de que la realidad cubana es insostenible, tuvimos que salir corriendo… ¿Qué futuro tendría mi hijo si nos quedábamos?”, confiesa Junior Fernández Guerra.

“Yo no me hubiera ido de Cuba si la realidad política, económica y social fuera otra. Pero, en vista de que la realidad cubana es insostenible, tuvimos que salir corriendo.”

Frente a la presión social agudizada por la crisis sistémica en el país —lo que incluye el deterioro continuo de la economía, de los servicios de salud, de la educación, de los programas sociales, etc., además de la incidencia de la pandemia de Covid-19 que, en 2021, propició las condiciones para un estallido social de magnitudes inéditas en el contexto cubano como los sucesos del 11 de julio y siguientes—, el gobierno estimula la emigración al convenir en el libre visado con el gobierno de Daniel Ortega.

En palabras de Manuel Orozco, la exoneración de visa “contribuye a facilitar la válvula de escape migratorio”, además de que permite aminorar parcialmente “la condición deteriorada del país y la protesta social”.

Para el académico Jorge Duany, se ha formado “una tormenta perfecta” en Cuba que ha provocado un inédito número de migrantes, “porque se trata de elementos económicos, sociales, sanitarios y políticos que coinciden para producir una situación que a todas luces es de desesperación”, lo que lleva a tantos cubanos a “tratar de salir del país”, explicó.

Migrantes cubanos cruzan el río Suchiate, entre Guatemala y México, en una balsa improvisada.
Migrantes cubanos cruzan el río Suchiate, entre Guatemala y México, en una balsa improvisada. Foto: Anna Karla López Gutiérrez.

Otra vez las remesas como salvavidas

También habría que considerar, por parte de los intereses del régimen de La Habana, “las remesas”, pues los cubanos, apenas poco tiempo después de su arribo a los Estados Unidos, “empiezan a enviar dinero a sus familiares y esa es una de las formas mediante las cuales sobrevive tanto la población como el régimen”, señaló Duany.

En opinión de Reynaldo Escobar, director de 14 y Medio, la crisis migratoria no obedece exclusivamente a la decisión nicaragüense sobre el libre visado, y que este sea usado como “puente para viajar a Estados Unidos, algo que ha facilitado la emigración, pero no es algo que la haya ocasionado”. Así mismo afirma que lo que ha ocasionado este flujo migratorio “es la situación interna del país, que en lo económico está totalmente fracturada”.

“Las estadísticas de las personas que viajan a Nicaragua, no están publicadas, hay cálculos, pero realmente ni el gobierno de Cuba ni el gobierno de Nicaragua, han tenido, digamos, la gentileza de dar datos fidedignos”.

De ahí que la medida de eliminación del requisito de visa para los cubanos, “lleva a considerar que se trata de una alianza estratégica entre los gobiernos de Nicaragua y Cuba”, puntualiza Jorge Duany.

Según ha declarado la propia BBC Mundo, este medio “contactó con el Centro de Prensa Internacional de Cuba, con el Instituto de Turismo (INTUR), y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua para conocer las posiciones oficiales de ambos gobiernos sobre este tema”, pero no tuvo respuesta inmediata.

Reynaldo Escobar comenta que “las estadísticas de las personas que viajan a Nicaragua, no están publicadas, hay cálculos, pero realmente ni el gobierno de Cuba ni el gobierno de Nicaragua, han tenido, digamos, la gentileza de dar datos fidedignos”.

Las peticiones de refugio en México

Las estadísticas de México, por ejemplo, son elocuentes sobre la presencia récord de cubanos en ese territorio. Un total de 23.526 han sido interceptados entre enero y junio de 2022, que es, además, la cifra más elevada desde que hay registros.

Según cifras de la Comisión Mexicana de ayuda a Refugiados (COMAR), han ingresado por la ciudad de Tapachula unos 53.698 migrantes irregulares. También habían recibido, hasta el pasado 4 de septiembre del presente año, solicitudes de 10.192 cubanos que son, por demás, la segunda nacionalidad con más solicitudes de asilo en México, superando a los haitianos y sólo por detrás de los hondureños según el reporte de junio de la COMAR.

El activista Luis García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana A.C., declaró a 14 y Medio que en el estado hay más de 40.000 migrantes esperando respuestas de COMAR. Entre enero y diciembre de este año cerca de 100.000 personas buscaron que se les reconociera la condición de refugiados. Además de advertir, recientemente, que se espera la llegada de al menos 200 mil migrantes más, de tránsito en distintas regiones de Centroamérica.

Las autoridades migratorias mexicanas valoran la posibilidad de que, para el cierre del año en curso, la cantidad de migrantes en el territorio supere las cifras precedentes, por lo que se estima que este fin de año superen los 150 mil.

Los riesgos de un camino peligroso

El trayecto desde Nicaragua permite evitar el Tapón del Darién: la peligrosa jungla que conecta Colombia con Panamá. Aun así, atravesar Honduras, Guatemala y México hasta llegar a la frontera con Estados Unidos, sigue siendo un camino peligroso. Las investigaciones de Human Rights Watch en el Tapón del Darién, así como en la frontera sur de México, demuestran que los cubanos que emprenden el peligroso recorrido hacia el norte a través de Centroamérica enfrentan abusos por parte de bandas criminales, así como grandes dificultades para obtener estatus legal en la región.

Al menos 98 cubanos han muerto y 340 han desaparecido en las travesías migratorias a través de Nicaragua hacia Estados Unidos desde enero de 2021 hasta marzo de este año, de acuerdo a una investigación del equipo De Facto del medio independiente El Toque. Aunque esta cifra debe aumentar tras múltiples accidentes de autobuses y algunos cubanos desaparecidos en las últimas semanas.

Andrés Barea narra que, durante su travesía de Tapachula a la frontera sur norteamericana, presenció cómo una banda criminal detuvo la caravana de nueve guaguas donde viajaba en compañía de otros emigrantes. “Comenzaron a pedir dinero, y un nicaragüense que viajaba en la primera guagua se negó a pagar. Lo siguiente que pasó fue que jugaron fútbol con su cabeza después de cortársela delante de todos”, dijo. Fueron rescatados por la policía después de un tiroteo, y escoltados hasta la frontera. Barea confiesa que ese momento fue, sin lugar a dudas, lo peor que había pasado en toda su vida.

“Al menos 98 cubanos han muerto y 340 han desaparecido en las travesías migratorias a través de Nicaragua hacia Estados Unidos desde enero de 2021 hasta marzo de este año.”

En un artículo del medio oficialista Cuba Debate el pasado 14 de octubre, Elson Concepción Pérez aborda el tema de la emigración en la selva del Darién —en el que jamás se menciona a los migrantes cubanos—. Concepción dice: “Aunque muchos no pueden alcanzar su destino final, arriesgan su vida y la de los suyos, en busca del llamado sueño americano, muchas veces convertido en pesadilla”. Entiendo que la migración, según los órganos periodísticos oficiales, está marcada por perseguir una luz de neón, cuando en realidad responde a la situación de desesperación, carencia, represión y nulo futuro que se vive no sólo en Cuba, sino en algunos países que protagonizan esta gigantesca ola migratoria.

Contratar a un coyote es lo más usual cuando se llega a Nicaragua. Estos ofrecen recibimiento en el aeropuerto, hospedaje, alimentación, “seguridad”, y la transportación hasta Tapachula o alguna otra parte del territorio mexicano. Este tráfico de personas a manos de estos coyotes, es de total incertidumbre y representa contar con altas sumas de dinero para pagar sus “servicios”.

Anna Karla López, una joven de 20 años que emigró sola, después de una estancia en Tapachula de tres meses decidió subir hasta la capital mexicana para poder aplicar legalmente al programa CBP One. Contrató a un coyote por el precio de 1.300 dólares. “Nos metieron en una casa con muchos cubanos que se fueron llevando poco a poco. Cuando vi que me iba quedando sola, pregunté por qué no me sacaban, y resultó que yo no estaba en la lista: sencillamente el coyote al que le pagué y que me mandó en taxi hasta allí, nunca existió. Pensé que me iba a morir en ese momento”.

Los programas migratorios ¿son parte de la solución?

La sangría migratoria de los últimos años en Cuba representa una pérdida de población del 3,5 % del número total de habitantes. Ocho de cada diez cubanos que emigra tienen entre 15 y 59 años; esto significa un importante drenaje de población en edad laboral. Los recursos laborales en Cuba son desperdiciados, lo que provoca un factor de rechazo que —junto a otros factores ya nominados—incita a la población a emigrar. La magnitud de esta emigración sólo ha sido observada en contextos de conflicto armado.

El Gobierno norteamericano, bajo el mandato de Joe Biden, ha implementado algunas medidas de carácter diverso para fomentar la migración legal, de este modo pretende evitar el paso de miles de emigrantes por la frontera con México en busca de asilo o de oportunidades económicas inexistentes en Cuba.

Para solicitar asilo en los Estados Unidos es de rigor el demostrar que el individuo en cuestión enfrenta persecución debido a su raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un grupo social o étnico específico. La principal vía para solicitar dicho asilo es a través de una aplicación móvil llamada CBP One, que permite, a quienes están en México, concertar citas con las autoridades estadounidenses para presentar sus casos. Esta aplicación sólo ofrece 1.450 citas diarias, y estas capacidades se llenan rápidamente.

Otro programa creado por la administración Biden es el parole humanitario o permiso migratorio, que puede ser solicitado por los nacionales de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, aunque sólo clasifican los que tienen “patrocinador”, una figura que es responsable económicamente de los aspirantes al programa y que tendrá que comprometerse a ayudarles en su adaptación al país. La entrega de estos permisos migratorios está limitada sólo a 30.000 personas al mes, aunque debido a la alta demanda, el número de solicitudes procesadas ha sido la mitad en algunos meses, según explicó en su web, el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS, por sus siglas en inglés).

De los 181.000 paroles otorgados por Estados Unidos, 41.000 fueron otorgados a cubanos hasta julio de este año. Pero la realidad es que estos programas aún son insuficientes, y dejan fuera a una multitud de cubanos sin dinero para hacer la travesía a través de Nicaragua, y a otros que no cuentan con el patrocinador.

“Ocho de cada diez cubanos que emigra tienen entre 15 y 59 años; esto significa un importante drenaje de población en edad laboral.”

“Los privilegios que disfrutan los migrantes cubanos, tanto en términos de admisión preferencial como de asistencia a su llegada, han creado incentivos para que salgan desde Cuba hacia Estados Unidos”, ha dicho a BBC Mundo William Leogrande, profesor de la Universidad Americana en Washington D. C. y experto en relaciones Cuba-EE.UU.

Por su parte, el Gobierno mexicano, previo acuerdo con Estados Unidos, instalará un “espacio internacional multipropósito”, según ha declarado en el pasado agosto. Este proyecto local tiene como objetivo atender a migrantes varados en Tapachula.

La secretaria de Relaciones Exteriores en México, Alicia Bárcena, visitó Tapachula y recorrió las instalaciones en las que se construirá el centro multiservicios para migrantes. El objetivo principal del recorrido de Bárcena fue conocer las necesidades de la frontera sur, y evaluar la infraestructura con miras a abrir otros espacios similares en el futuro.

Renee Cuijpers, representante adjunta de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en México, aseguró que la idea de crear un centro multiservicio es brindar una atención integral a las personas con necesidad de protección internacional, donde habrá representantes de organizaciones internacionales.

Pero según Cubanoticias 360, “la estrategia no ha sido sostenible en el tiempo”, pues a inicios del mes de agosto las autoridades mexicanas y el Instituto Nacional de Migración “han enviado grupos de 50 a 100 migrantes a otros municipios fronterizos con Guatemala, distribuyendo casos entre las oficinas de Unión Juárez, Tuxtla Chico y Suchiate, para disminuir el tiempo de espera de los migrantes”.

Una emigración instrumentalizada y profundamente política

Mientras se espera la llegada de estas mejoras para los emigrantes y en medio del caos desatado en Tapachula tras la prohibición de tomar vuelos a otras ciudades de México donde se pueda aplicar al CBP One de manera legal, la realidad que se respira en la isla caribeña es de profunda fragmentación social y familiar. Una gran parte de la ciudadanía sólo tiene un objetivo: escapar; mientras que, afirma la socióloga Elaine Acosta, “el gobierno cubano continúa usando políticamente de manera instrumental la migración, convirtiéndola en una herramienta de distensión de la presión y la inconformidad internas, a la vez que en un mecanismo de negociación frente a gobiernos de la región”.

“La realidad que se respira en la isla caribeña es de profunda fragmentación social y familiar, pues una gran parte de la ciudadanía sólo tiene un objetivo: escapar.”

No hay dudas de que esta migración es profundamente política, y la raíz es una situación opresiva que incluye el desabastecimiento, largas colas, apagones, el mercado negro como opción preferencial para la adquisición de alimentos y otros, la dolarización y la represión de los derechos humanos y civiles fundamentales, un panorama que hace difícil la vida en Cuba.

Frente a esta preocupante situación migratoria de los cubanos parece quedar en evidencia que la solución a los problemas de la isla pasa por un cambio político y económico con raíces profundamente democráticas, que garanticen un entorno ciudadano seguro y separado de la ideología. En opinión del historiador y ensayista cubano Rafael Rojas, para la cadena internacional alemana DW, “sólo una reforma muy profunda en el país, unida a una apertura del comercio y las inversiones con EE.UU. y la comunidad internacional, podría tener un verdadero efecto de contención. Ninguna de esas dos cosas está a la vista”.

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