El “camino brillante” para las cubanas. Entrevista a Mirna Figueredo, la Maestra del Ser Rasadevi Ishaya
Desde hace diez años aproximadamente, la orden del Camino Brillante y las enseñanzas de la Ascensión de los Ishayas, acompañan a los cubanos en su diario afán. Esta búsqueda de iluminación interior constituye otra de las nuevas experiencias que enriquecen la sociedad cubana tras décadas de homogéneo materialismo. Aquí las “técnicas de Ascensión” han encontrado acogida entre personas ávidas de mejoría en su vida íntima y social, por lo que cada vez son más frecuentes los encuentros de formación que organizan personas interesadas.
Conversamos con una Maestra de esta peculiar Ascensión. Es una amiga, a quien conocíamos desde muy jóvenes como la escritora Mirna Figueredo (Santiago de Cuba, 1963), estimada siempre por su capacidad de irradiar ternura, dueña de una sonrisa y una sensibilidad capaces de endulzar el día más amargo. Pero, a la vuelta de los años, ahora nos hemos encontrado con una mujer que guía a cubanos y cubanas en la “Ascensión de los Ishayas”. Tras graduarse en 2015 y tomar los votos como Maestra del Ser, recibió un nuevo nombre: Rasadevi Ishaya. Cuando nos explica lo que significa en sánscrito antiguo, no puede parecernos más sugerente: la diosa del néctar, la diosa del deleite, la diosa de la esencia.
Maharishi Sadashiva Isham, en su libro Ascensión, describe así el origen de las enseñanzas de los Maestros Ishayas: “Los Ishayas son una antigua orden de monjes que afirma provenir directamente del Apóstol Juan, siguiendo órdenes directas de Cristo, de preservar sus enseñanzas hasta la llegada del tercer milenio”, pues ellos sostienen que “las enseñanzas originales de Jesús no fueron un sistema de creencias en absoluto, sino una serie de técnicas mecánicas para transformar la vida humana en un conocimiento y percepción constante de la perfección de la divinidad dentro de cada corazón humano”.
Mirna, o RasadeviIshaya, es una de las cuatro Maestras cubanas que iluminan hoy a los “ascendedores” en toda la isla a través de técnicas de meditación.
¿Cómo llegan estas enseñanzas a Cuba?
Todo empezó cuando el trovador William Vivanco, en una gira por México, conoció a una Maestra Ishaya, y la invitó a venir a La Habana, donde ofreció el primer curso. Esta experiencia trascendental quedó recogida en el video La semilla fue sembrada que puede encontrarse en Internet. Por entonces, en un festival internacional de poesía en La Habana, yo conocí a un importante escritor mexicano, ViasaIshaya, me quedé deslumbrada, y lo invité a Santiago de Cuba, donde organizamos el 2do curso que tuvimos en nuestro país. A partir de entonces fue como encender una fogata.
Empezamos con una matrícula de 79 personas, pero en los siguientes cursos ya cualquier espacio nos quedaba pequeño. Tuvimos que acudir al teatro Heredia, con unos 400 asientos, y hubo varios cursos con esa cantidad de personas, porque era el máximo que cabía en aquella sala. Todavía no teníamos ningún Maestro cubano, nos visitaban guías principalmente de México y España, también de Noruega. Era como una explosión espiritual. No es hasta el 2007 que se gradúa el primer Maestro cubano.
No es una religión. Buscan incluso no entrar en conflicto con creencias o prácticas específicas. ¿En qué radica su “misterio”?
Lo que pasa con la Ascensióndelos Ishayas es que es muy fácil, pues son técnicas mecánicas y tú no tienes ni siquiera que concentrarte en ellas para que funcionen, las puedes practicar lo mismo con ojos cerrados que con ojos abiertos, en cualquier circunstancia. Tú piensas esta técnica, la sueltas, y ella sigue haciendo su trabajo solita… Son frases, pero esas frases son pensamientos perfectos, porque logran armonizar con nueve hemisferios cerebrales.
De un total de seis guías o Maestros que existen en Cuba, cuatro son mujeres. ¿Es que estas “técnicas de Ascensión” sirven especialmente a las mujeres?
A través de la Ascensión, muchas mujeres toman distancia, descubren quiénes son realmente, y se liberan. Incluso han habido algunos matrimonios rotos. Sucede que sencillamente muchas mujeres se mantienen a veces en el matrimonio por miedo, porque creen que dependen del marido, creen que sin esa persona no pueden vivir o van a ser muy infelices, se sienten inseguras. Y con estas enseñanzas, las mujeres se empoderan. Puedes descubrir que tu derecho de nacimiento es el ser completo que eres, pleno, con ilimitadas capacidades y potencialidades. Esto empieza a destaparse con la práctica, y comienzas a sentir toda la riqueza que hay en ti, toda la belleza y toda la plenitud que tú eres. Ocurre entonces que las mujeres sueltan el yugo, dejan de depender de cosas externas a ellas porque saben que la fuente de todo bienestar, de toda plenitud, no está afuera, sino adentro.
La misma orden ha evolucionado desde ser exclusivamente masculina, mientras las enseñanzas eran conservadas en secreto, hasta la apertura que ocurre en el siglo XX, cuando se generalizan los beneficios de las técnicas ancestrales y ya la mujer adquiere protagonismo como transmisora del saber. ¿Pero, de qué manera las “técnicas de Ascensión” pueden resultar liberadoras para el común de las mujeres en el mundo contemporáneo?
Tiene que ver con el descubrimiento que realiza cada mujer que se acerca a estas enseñanzas, porque descubre que lo esencial de nosotras no radica afuera, dejamos de ser esclavas de las apariencias, y empezamos a valorar más la esencia, lo que existe adentro de nosotras, algo que trasciende la vida física, que es eterno, intocable, no tiene manchas, no tiene grietas. En las sociedades contemporáneas se nos ve a las mujeres con determinados estereotipos, entonces resulta muy liberadora esta enseñanza para la mujer porque se libera de la esclavitud, de hacerle el juego a los estereotipos, y empieza a descubrir cuánta belleza, cuánta perfección hay hacia adentro, valorando lo que realmente trasciende en la vida, que no es este forro material que resulta tal vez un porciento muy pequeño con relación a lo que realmente somos. Somos seres multidimensionales, infinitos, inmortales, y solo muere nuestro cuerpo, la materia física, nada más.
Entonces, cuando descubrimos que nos hemos pasado la vida tratando de encajar, de ser aprobadas y aceptadas, cuando descubrimos que hemos colocado mucha de nuestra felicidad siempre en cosas externas... nos deja de importar cómo nos ven, cómo nos juzgan, ya no nos importa que nos juzguen, y también dejamos de juzgar, porque descubrimos la verdadera belleza que hay en cada ser. Consiste en un proceso de aceptación que no es impositivo, ocurre con la práctica, poco a poco vamos descubriendo esas verdades, y la aceptación se convierte en un modo de vida, viviendo en paz con todo lo que hay, tal y como es.
¿Entonces, en la vida normal y cotidiana de cualquier mujer, dónde crees que se esconde esa esclavitud que hay que romper?
El origen de todo está en la separación. Desde niña, desde niño, nos hacen creer que estamos separados de todo, que necesitamos hacer siempre algo más para ser aceptados, para encajar en la sociedad, en los medios, y entonces empezamos a utilizar máscaras, hasta que llega el momento en que somos pura máscara, perdemos nuestra esencia, olvidamos lo que somos. Habitualmente vivimos a base de máscaras para ser tenidos en cuenta, dependiendo siempre de la aprobación externa. Pero, las mujeres cuando llegan a este camino, descubren que todo eso es una gran falsa y una forma de mantener a las conciencias enfocadas hacia fuera, en las cosas, en las modas y en estereotipos. Tal descubrimiento es trascendental para todas las mujeres, dejamos como que de reproducir falsedades, porque ya estamos empoderadas y sabemos quiénes somos. En ese punto, no te tomas las cosas de modo tan personal, pues te tomas menos en serio la vida alrededor, los “no hay qué”, “no tienes qué”, y empiezas a divertirte, a ser autentica, y tu esencia y tu belleza es la que aflora.
Es indudable que la llegada a Cuba de estas enseñanzas ha tenido que ver con el arte y los artistas. Incluso la idea de alcanzar una belleza y armonía esencial, nos parece relacionada con la vocación artística. Para el resto de las mujeres, como para ti, ¿pueden coincidir la búsquedas culturales con este camino de ascensión espiritual?
Hay una gran pregunta entre los Ishayas, que la tenemos muy presente: “¿Y qué?” Quiere decir algo así como “¿importa tanto?” No, no importa tanto. Soy un ave fénix continua, siempre estoy renaciendo. Así dejo de hacerle el juego a todos los centros de poder que me quieren crear una realidad no verdadera. Es así de sencillo. Por eso las mujeres llegan a esta enseñanza y recuperan su rostro, reúnen todos sus fragmentos, vuelven a ser ellas, y se sienten felices, despertando sus potencialidades. Luego, quitándose de encima ese gran peso, hay personas que encuentran su veta artística justo cuando han llegado a la Ascensión de los Ishayas. Yo, en la maestría, conocí precisamente a muchas artistas, actrices, cantantes, bailarinas, hasta directoras de orquestas, porque en la Ascensión encontraron una vía amplia para expresar la belleza y la admiración por todo lo que existe, la perfección... La creatividad se expande igual que se expande la conciencia, entonces el arte fluye, sin hacerle concepciones a ninguna moda, a ningún jurado, pues sencillamente fluye de la zona más hermosa y autentica de cada cual, como una creación verdadera, esa que surge del alma.
Las mujeres, en una sociedad patriarcal como la cubana, suelen cargar sentimientos de culpa gratuitos, impuestos desde patrones machistas, por no “encajar” en definitiva, pensando que pudieron hacerlo mejor o de manera diferente. Es parte de las relaciones de dominación. El Camino Brillante, en este sentido, ¿ofrece alternativas?
Ninguna experiencia de la vida es un error, según nuestras enseñanzas, ni una mancha o una ocasión para ser culpadas por algo, sino que toda vivencia es una oportunidad de crecimiento. No hay error, pues en cada momento actuamos como mejor sabemos hacerlo en esa circunstancia, con las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Lo mejor que podemos hacer es perfecto, para otros puede parecer erróneo, pero sencillamente vamos viviendo una experiencia de crecimiento, cumpliendo un aprendizaje. Entonces, cuando una mujer mira hacia atrás y descubre que ninguna faceta de su vida ha sido un fracaso o cosas por el estilo, a continuación se eliminan fácilmente los sentimientos negativos, y la mujer se libera de muchos estigmas que en la historia han sido cadenas dolorosas. Esa vibración liberadora viene de lo profundo, es muy sana, y para mí lo fue así. Mi experiencia en la práctica de la Ascensión de los Ishayas resultó muy purificadora, y esa fue una de las primeras cosas que me apasionó. También me apasiono descubrir que todo es perfecto, porque nada en tu vida es un hecho fortuito, sino que todo ocurre de una manera divinamente orquestada. Dejamos de luchar con el ego, al descubrir que una ha sido siempre como su marioneta, porque el ego nos manipula. Y cuando una es capaz de ser un testigo, y observar al ego, desde la paz, desde el silencio interior, para quitarle su máscara y ponerla a un lado, entonces una se libera automáticamente.
En: Alas Tensas, revista feminista cubana, No. 3, marzo 2017.
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