Lecciones de mi primera Marcha por el “Día de la Conciencia Negra” en Brasil
"África no es una raíz, África es lo que somos, en Brasil, en Cuba y en tantos otros territorios en donde el racismo fue impuesto y sus ecos llegan hasta hoy".
De nuevo, escribo desde São Paulo, Brasil, ciudad en la que vivo hace 3 años, de los 7 que llevo viviendo en Brasil y construyendo (más bien continuando) mi trayectoria profesional como una investigadora de género y relaciones raciales.
La 21 Marcha de la Conciencia Negra fue realizada el pasado 20 de Noviembre en la populosa y emblemática Avenida Paulista. Por primera vez, y gracias a la pujanza del movimiento negro, este día se estableció como un feriado nacional. Nada más justo, yo diría que es lo mínimo dentro de un Estado que, aún asumiéndose laico, establece feriados en fechas religiosas, principalmente de religiones hegemónicas de raíz cristiana tal como la Navidad.
Fue lindo de ver y estar junto a centenas de personas, movimientos, colectivos negros ocupando la Avenida paulista reclamando una vida más digna y justa, el fin de la escala laboral 6x1 que a tantas trabajadoras/es masacra, el fin del genocidio contra la juventud negra. Fieles al legado de Zumbi dos Palmares, un líder de los quilombos brasileños que fue asesinado en 1695, el pueblo negro clamó por un Brasil sin racismo. Para mí fue inédito participar de este tipo de movilización y junto a la emoción de sentirme parte del pueblo negro en diáspora, también me hice varias preguntas que creo que valen la reflexión.
Resistencia del movimiento negro
Como profesora que enseña sobre relaciones raciales, caí en la cuenta de que, si no fuese por la pujanza y resistencia del movimiento negro, tal vez, el campo de estudios que denominamos hoy de “Estudios étnico raciales”o “Estudios afrolatinoamericanos”, ni existiría. Si no fuera por el movimiento negro, y muchos de sus activistas que como Zumbi pagaron con la vida, no podría estar hoy en una sala de clases discutiendo cosas como: el mito de la democracia racial presente no solo en Brasil sino en varios países latinoamericanos que preconizan una ideología de igualdad e inclusión racial como forma de enmascarar el racismo y su necesario combate.
Me remonté a mi Santiago de Cuba, lugar donde nací y me formé y, al mismo tiempo estuve tan distante del “Centro Cultural Africano Fernando Otriz”, curiosamente situado en un barrio tan blanco y aristócrata como Vista Alegre. Me pregunté si sería el propio mito de una democracia o igualdad racial el que explicaría la ausencia de este lugar en la formación de profesionales de las ciencias sociales.
Me pregunté por qué fue, apenas cuando vine a vivir a Brasil, que encontré en un artículo con referencias del trabajo de la profesora María Cristina Hierrezuelo, mi colega por algún tiempo en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Oriente, quien tiene un sólido trabajo que yo llamaría de decolonial, acerca de la resistencia de las esclavas cimarronas en Santiago de Cuba. En tesis, existen amplias posibilidades de diálogo entre Zumbi dos Palmares y las cimarronas de Santiago de Cuba. No obstante, lo que tenemos es un silencio ensordecedor que impide ver en perspectiva los nexos entre esos dos países latinoamericanos en los que África no es una raíz; África es lo que somos, en Brasil, en Cuba y en tantos otros territorios en donde el racismo fue impuesto y sus ecos llegan hasta hoy.
Yarlenis M. Malfrán
Psicóloga por la Universidad de Oriente, Cuba. Máster en Intervención Comunitaria (CENESEX). Doctora en Ciencias Humanas (Universidad Federal de Santa Catarina). Investigadora de Post Doctorado vinculada a la Universidad de São Paulo, Brasil. Feminista, con experiencia en varias organizaciones y movimientos sociales.
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