Mujeres de Alas

Perdónenme si no escribo sobre las Olimpiadas

“Entre el 2006 y 2009 entrevisté a un asesino: al 'poeta de la revolución' chavista, Tarek William Saab".

Entre el 2006 y 2009 entrevisté a un asesino. En Internet no queda nada de mi entrevista. La han borrado para que nadie se entere que pasé por allí. No recuerdo si fue en la Feria Internacional del Libro de La Habana del 2006 o del 2009. Uno de los efectos del estrés post trauma es la desmemoria. Pero entrevisté a Tarek William Saab, entonces gobernador de Anzoátegui y hoy principal ejecutor de la criminalización y judicialización de los manifestantes venezolanos. Un asesino. 

Yo era joven y aunque había vivido mucha violencia en casa, aún no entendía que un rostro amable puede guardar a un psicópata detrás; que la poesía no exime de firmar documentos que envíen a la cárcel ni de promover campañas de odio. 

‘El poeta de la revolución’ como le llamara Hugo Chávez, se pasea por los espacios literarios y supongo que los demás le teman; se pasea cargando sus trece libros de poesía que debe escribir mientras satisface su morbo de ver opositores en el centro de tortura de El Helicoide; y viaja a La Habana, es recibido con honores y las ferias del libro en La Habana lo acogen en salas abarrotadas de aspirantes a poetas del horror que lo miran con admiración. 

Su poesía era particularmente mala, pero cuando se trabaja de periodista y te encargan un trabajo desde la redacción, a veces solo queda hacer preguntas incómodas. Recuerdo que hablamos sobre la poesía y la política. No recuerdo qué me respondió pero la vida lo hizo por él.

Chavista, budista, poeta, promotor de conciertos de rock, fitnes, abogado, gobernador, defensor del pueblo, y fiscal general de Venezuela. Desde entonces, inoperante, bufón, cruel y fiel a las órdenes de la dictadura. También supongo que en eso le vaya la vida. 

Ese hombre es la maldad hecha leyes. La poesía al servicio de los esbirros. Sus fotos con otros dictadores son exhibidas en sitios oficiales venezolanos. Su escalada en el chavismo fue vertiginosa. Cuando yo lo entrevisté para La Jiribilla aún tenía piel de cordero. 

Hoy lo googleas y solo sale: “Tarek William Saab: descontextualizaron frase de 'baño de sangre' de Maduro”(CNN) ; “Tarek William Saab, el poeta y budista amigable que acabó como el temido fiscal general de Venezuela” (El País); “Venezuela: Fiscalía investiga por 'conspiración' web de la oposición que publicó 'actas electorales' (El Comercio). Pueden ser muchos más los titulares y todos vinculados al horror que vive hoy Venezuela. 

Tras las elecciones del 28 de julio y con movimientos fraudulentos que ya Nicolás Maduro había anunciado que sucederían, vino el ‘baño de sangre’ que en alguno de sus discursos hilarantes había advertido. 

Maduro se declaró vencedor y el ‘poeta de la revolución’ con él. Maduro acusa a María Corina Machado y ‘el fiscal de la república’ le apoya. Encarcelan a 1263 venezolanos, de ellos 114 adolescentes, 16 personas con discapacidades, 5 indígenas y 160 mujeres y el esbirro los llama ‘fascistas’ en su cuenta de X, pero los que andan con garrotes, cadenas, encapuchados, allanando las casas en medio de la noche, deteniendo a una sola persona entre 10 y 15 hombres armados, golpeando, asesinando, son los militares que dirige Maduro. 

Han asesinado a 24 manifestantes y el ‘fiscal general’, maquillado al estilo Díaz Canel, con demasiado colorete y sombra en los párpados, en conferencia de prensa criminaliza a todos los manifestantes y justifica sus muertes. 

Mi desmemoria post traumática no me lleva a olvidar que en Cuba hay una dictadura, ni de la orden de combate del dictador de La Habana y el papel de Rubén Remigio, fiscal general de la República de Cuba, en el intento de ridiculización de los defensores de derechos humanos.

Tampoco olvido a la prensa desmintiendo la existencia de 55 adolescentes cubanos entre los más de mil detenidos del 11 de julio de 2021.

No olvido que este contexto represivo en la isla me ha costado un exilio a mí y ha privado de libertad a más de 1200 presas y presos políticos cubanos.

Así que perdonen si no escribo de las Olimpiadas de París y la transfobia que sufren las mujeres que no se ajustan a los cánones machistas; si mi centro de atención no es Mijaín López y sus múltiples medallas; o si era Vaco o Jesucristo; o si el reparto es cubano o peruano. Una vez entrevisté a un asesino y tengo la obligación de enmendarlo.