El huracán dejó cuantiosos daños a su paso por Cuba, con techos arrancados, inundaciones graves, derrumbes en viviendas y comunidades aisladas.
La protesta se produce en un contexto de profundo deterioro social y económico en el oriente del país, donde numerosas comunidades continúan sin electricidad ni alimentos.
Activistas y organizaciones civiles cuestionan entregar la ayuda directamente al régimen por su falta de transparencia y corrupción.
Pueblos inundados, caminos obstruidos, derrumbes y daños severos en viviendas, son algunas de las afectaciones provocadas por Melissa a su paso por Cuba.
En un contexto de crisis sistémica, con una población agotada e insatisfecha, el gobierno de Cuba lanza un Programa para subir el precio de productos básicos.
Tras el paso del huracán se percibe un panorama muy sombrío, sobre todo para quienes perdieron sus casas y las pocas pertenencias con que contaban.
La población enfrenta una triple vulnerabilidad: el impacto del huracán, la falta de suministro eléctrico estable, y las limitaciones para acceder a información oportuna sobre protección civil.
En medio de una profunda crisis, los cubanos se preparan para la llegada de Melissa, uno de los huracanes más potentes desde que se tiene registro.
El OCDH advierte sobre el avance de las arbovirosis en la isla y reclama al régimen dedicar los recursos necesarios para proteger la salud de los ciudadanos.
Vecinos de Marianao, en La Habana, salieron este 7 de octubre de 2025 a las calles golpeando cacerolas y bloqueando vías, en busca de soluciones urgentes a la crisis.