"La huella que deja la creación literaria de Dulce María Loynaz entre las nuevas generaciones sobrepasa los límites de la tradición cubana, crece, y se imprime de manera notable en el panorama hispanoamericano, como uno de los misterios más auténticos que han aportado las letras de la isla."
"Sab", la novela de Gertrudis Gómez de Avellaneda, es uno de sus textos más cubanos.
"Cleotilde o el gesto de la literatura", pertenece a "El constante aleteo", primera novela de Yudarkis Veloz. Este relato marca el ritmo atmosférico, erótico que caracteriza su escritura.
"Desde los blancos manicomios", una novela de Margarita Mateo que se atreve a diseñar una advertencia, un signo de complicidad y reafirmación: el dolor es necesario e inevitable, pero sólo llega a purificar cuando se lo acepta con entereza.
"Tengo cáncer. Antes resultaba difícil decirlo sin que la asfixia me abrazara el cuerpo y el miedo congelara mis músculos".
“...esa materia poética que gime y ondula, que se deja recorrer por un 'pathos' coloquial, está la más permanente fascinación de esta poesía”.
"Edelmira entró a una sala oscura donde le era imposible comprobar el tamaño del espacio. Estando allí creyó perder la conciencia".
"Lo que fue ciudad" es un libro sobrio y distante porque ya se sabe, lo elegante tiene una buena carga de lo inalcanzable.
Entre muebles y ropas que han saqueado, Anarda y su madre miran desde la ventana cómo una comunidad entera se marcha, poco a poco.