Marcada por el auge de los movimientos totalitarios en el siglo XX, Ingeborg Bachmann vio en la literatura un camino para la renovación ética de la sociedad.
“Las autoras del neogótico latinoamericano condensan en sus relatos las violencias, despojos y silencios que atraviesan los cuerpos feminizados.”
Con el espíritu rebelde e innovador de sus relatos, Julia Armfield fuerza siempre al lector a cuestionarse sus estereotipos y costumbres más arraigados.
Más conocida como narradora, Silvina Ocampo logró también en su poesía la hondura y la originalidad que distinguen su obra de ficción.
Considerada una maestra de la literatura moderna, Anna Kavan dejó una extensa obra donde ficción y reflexión se funden para ofrecer una singular visión del mundo.
“Más que una simple carrera o una profesión, la literatura es, en primer lugar, una de las maneras fundamentales de nutrir la conciencia.”
En los relatos de Samanta Schweblin lo cotidiano nos revela la profundidad a menudo silenciosa de los conflictos íntimos del ser humano.
Condenada al ostracismo durante dieciocho años, la obra poética y el legado feminista de Doria Shafik fueron prácticamente borrados de la historia.
Concha Espina nos muestra en este cuento un drama que se renueva en cada época: la guerra, la muerte de los jóvenes, y el vacío que dejan en sus familias rotas.
Menospreciada en vida, Rosalía de Castro reivindicó el gallego como lengua literaria, defendió los derechos de la mujer y fue una precursora del modernismo español.