La pintura de Kay Sage es expresión de un drama interno y un confinamiento psicológico totalmente únicos en la historia del surrealismo.
Con su poesía y su arte, Meret Oppenheim desafió las normas sociales, los estereotipos de feminidad y el utilitarismo que impregna las relaciones de poder.
Precursora del feminismo artístico, Leonor Fini se enfrentó a las estructuras de poder en el arte y colocó a la mujer como sujeto central de su obra.
Considerada “desafecta" al régimen cubano, la antropóloga y cineasta Aida Bueno Sarduy rehizo su vida en el exilio, desde donde ha realizado importantes aportes sobre diáspora africana y cultura negra.
Una de las características que distinguen la obra de Remedios Varo es su capacidad para tejer narrativas visuales en un universo simbólico coherente.
Tarsila do Amaral es una de las figuras emblemáticas del modernismo americano y la artista que mejor supo captar la esencia de la identidad brasileña.
María Magdalena Campos-Pons es hoy un referente esencial para comprender el arte contemporáneo desde una perspectiva cubana y transnacional.
Con sus obras textiles, Faith Ringgold llevó una forma de expresión tradicional de las mujeres afroamericanas al nivel de la alta cultura.
Durante décadas Emily Carr fue incomprendida. Hoy se la reconoce como un símbolo de perseverancia y una voz fundamental del arte canadiense.
La obra de Penny Siopis muestra sin eufemismo la deshumanización del sujeto, la intensidad de su dolor y lo impredecible de los procesos sociales.