
Con su serie “Sueños”, Grete Stern elevó el montaje fotográfico a la condición de arte y cuestionó el rol subordinado impuesto a la mujer en la sociedad.

En su discurso de aceptación del Premio Princesa de Asturias 2024, Marjane Satrapi subraya la necesidad de poner la empatía como centro de la educación.

La obra de la artista Marta María Pérez, marcada por la espiritualidad afrocubana y la maternidad, contribuye a renovar el lenguaje visual en América Latina.

Admirada por unos e ignorada por otros, Nahui Olin fue una de las creadoras más rebeldes y libres de la primera mitad del siglo XX mexicano.

Louise Catherine Breslau hizo visibles en los espacios del arte la sensibilidad, la creciente autonomía y el mundo intelectual de las mujeres de su tiempo.

La pintura de Kay Sage es expresión de un drama interno y un confinamiento psicológico totalmente únicos en la historia del surrealismo.

Con su poesía y su arte, Meret Oppenheim desafió las normas sociales, los estereotipos de feminidad y el utilitarismo que impregna las relaciones de poder.

Precursora del feminismo artístico, Leonor Fini se enfrentó a las estructuras de poder en el arte y colocó a la mujer como sujeto central de su obra.

Considerada “desafecta" al régimen cubano, la antropóloga y cineasta Aida Bueno Sarduy rehizo su vida en el exilio, desde donde ha realizado importantes aportes sobre diáspora africana y cultura negra.

Una de las características que distinguen la obra de Remedios Varo es su capacidad para tejer narrativas visuales en un universo simbólico coherente.