Liliana Heker es una de las narradoras argentinas más irreverentes de la segunda mitad del siglo XX y, también, una de las más reconocidas.
En un tiempo en que la ciencia-ficción estaba dominada por escritores hombres, Ursula K. Le Guin se impuso con una obra que desafiaba las normas.
La creación de personajes femeninos, el examen de sus subjetividades, distinguen a Almudena Grandes como una de las autoras españolas más importantes.
La poesía de Yamila Tomasa Ferrá se instala en ese espacio de fértiles interacciones entre la historia, la experiencia y el discurso artístico.
La poesía de Mildre Hernández destaca por la limpieza del lenguaje y su capacidad para mostrar en imágenes la fragilidad y la reciedumbre de la vida.
“Ser mujer, en este país, como en muchísimos otros, es un desafío. Pero me encantan los desafíos, como me encanta ser mujer.”
Hay en la poesía de Gabriela Mistral una musicalidad y una actualización de los temas universales que solo en apariencias es apego a la tradición.
La obra de Marguerite Duras parte de su propia vida para explorar temas como el amor, el deseo, la búsqueda de sentido y la trasgresión de las normas.
Con sus relatos Carson McCullers invita a mirar, más allá de los estereotipos, esas duras realidades humanas que la costumbre y las normas ocultan.
En la obra de Amparo Dávila se advierte siempre esa sensación de peligro y opresión, de asfixia y locura, en que se hallan muchas mujeres.