Con su poesía y su arte, Meret Oppenheim desafió las normas sociales, los estereotipos de feminidad y el utilitarismo que impregna las relaciones de poder.
Sin ceder a estereotipos, la poesía de Alaíde Foppa desnudó con notable eficacia los problemas de la mujer en la segunda mitad del siglo XX.
La poesía de María Calcaño, valorada hoy entre las más logradas del feminismo literario venezolano, dio voz a un erotismo y un deseo de libertad indomables.
La poesía de Joana Raspall se distingue tanto por su mirada humanista, como por la brevedad, la aparente simpleza y el poder de síntesis de sus imágenes.
Con una voz poética desbordante de intensidad pero pulida y diáfana, María Eugenia Caseiro es una singularidad en la literatura cubana actual.
La poesía de María Mercedes Carranza iluminó las zonas más oscuras de la realidad colombiana y dio voz a los problemas de la mujer de su tiempo.
Hay en la poesía de Gabriela Mistral una musicalidad y una actualización de los temas universales que solo en apariencias es apego a la tradición.
Condenada al ostracismo y vigilada hasta el final de su vida, Anna Ajmátova se aferró a la poesía como último recurso contra la barbarie.
La poesía de Amelia Biagioni es un camino irrepetible, privado e íntimo pero compartido, donde la mujer escapa de las normas que intentan apresarla.
“Me considero una poeta multicultural, universal. Formo parte de América, nuestra América, en especial del Centro y Sur.”