El huracán dejó cuantiosos daños a su paso por Cuba, con techos arrancados, inundaciones graves, derrumbes en viviendas y comunidades aisladas.
La protesta se produce en un contexto de profundo deterioro social y económico en el oriente del país, donde numerosas comunidades continúan sin electricidad ni alimentos.
Activistas y organizaciones civiles cuestionan entregar la ayuda directamente al régimen por su falta de transparencia y corrupción.
Tras el paso del huracán se percibe un panorama muy sombrío, sobre todo para quienes perdieron sus casas y las pocas pertenencias con que contaban.
La población enfrenta una triple vulnerabilidad: el impacto del huracán, la falta de suministro eléctrico estable, y las limitaciones para acceder a información oportuna sobre protección civil.
Vecinos de Marianao, en La Habana, salieron este 7 de octubre de 2025 a las calles golpeando cacerolas y bloqueando vías, en busca de soluciones urgentes a la crisis.
Las críticas y sanciones del régimen recaen sobre estas iniciativas privadas, que representan alternativas para paliar carencias que el régimen no ha resuelto.
Los cubanos demandan soluciones reales ante la crisis energética y de agua, no televisores comunitarios para enfrentar la falta de electricidad.
"Acabo de llegar de mi trabajo y no tengo agua ni luz, y los niños están sin bañarse desde antier”, exclamó la madre cubana en un video en redes sociales.
Mireya Jiménez: "No tengan miedo, suelten las armas, dimitan, y si no les aceptan la dimisión háganlo público".