Sexualidad sin tabúes | Apariencias que engañan (My diary)
Las imágenes me permiten hablar de la sexualidad sin tabúes, tenemos que aprender que todo lo referente a ella forma parte de nuestras vidas.
Durante prácticamente toda mi vida he cargado con una marca creada por la sociedad, basada en simples apreciaciones, y que se impone a aquellas personas que no acatan las normas establecidas. Dichas normas, asumidas como las correctas, no dejan de ser (al menos para mí) arcaicas e inútiles, y tan aburridas como cualquier culebrón cubano.
Para muchos y muchas, que solo se fijan en las apariencias, yo nunca he sido partícipe de esas normas, porque soy lo que podría catalogarse como un gay con demasiadas plumas (aunque eso ya también es otro estereotipo). Sin embargo, el haberme podido expresar abiertamente como lo hago, ha constituido un trabajo y una voluntad de una vida. Y esta (de)construcción continúa – pájaro, queer, rebelde, disidente, andrógino – me ha forzado a cargar con innumerables problemáticas que aún hoy me persiguen como si se tratase de mi propia sombra; y sospecho continuarán ahí hasta el fin de mis días. Y no importa ni siquiera el lugar donde esté viviendo, que en esta Europa uno también descubre historias de horror y misterio.
Una de las problemáticas con las que he tenido que cargar está asociada a mi trabajo. El ser y comportarme como una persona abiertamente gay, y el hecho en sí de ser un artista que en trabajos fotográficos y audiovisuales expone comportamientos sensuales y sexuales algo explícitos, me lleva a ser visto como una “loca de carnaval”. No solo por mi simple apariencia, sino por la forma en la que construyo las imágenes publicadas con frecuencia en mis redes sociales o expuestas en otros espacios.
Tales imágenes son las mismas que me sirven para reivindicar los derechos de las personas a expresarse como deseen, en especial las que son parte de la comunidad LGBTIQ+.
También son las mismas imágenes que me permiten hablar de la sexualidad sin tabúes, ya que tenemos que aprender que todo lo referente a ella forma parte de nuestras vidas, y que los orgasmos, las pajas femeninas y los juguetes sexuales son cuestiones que no tienen que ser motivos de sonrojo.
Creo que también deberían superarse los problemas que muchas personas aún tienen al ver desnudos tanto masculinos como femeninos, y aceptar de una vez que un rabo, un chocho y un culo brindan placer.
Desde hace mucho tiempo no solo se folla (o como se diría en buen cubano, se singa) para procrear. Desde siempre a la gente le ha gustado la gozadera. Escandalizarnos ante estas cuestiones es darle la espalda a un mundo más pleno, más libre.
Mi trabajo busca enfrentarse a todos esas dogmas, pero mi trabajo es arte, es representación, no una promo para venderme sexualmente como muchas veces me han comentado por privado.
Que yo haga una fotografía con mi medio metro de lengua afuera, o que muestre mis nalgas o una tetilla, no significa que me esté vendiendo. El juego con lo erótico que se pueda ver en algunas imágenes mías, no me convierte en una cazadora nocturna de almas en desgracia.
Una anécdota:
Hace ya algunos meses atrás una persona que conocí hace muchos años en Cuba y que vive ahora también en España me preguntó por WhatsApp si yo era prepago. Su pregunta me causó risa, pero no me molestó porque por lo general no suelo molestarme por nada. Pero más que nada su pregunta me hizo caer en cuenta de que muchas personas, sean gays, heteros, o del género que sean, suelen edificar de mí una imagen totalmente errónea a como soy realmente. Detrás de cada imagen que hago pública hay solo historia que ha sido previamente construida. Puede haber autobiografía, sarcasmo, memorias del cuerpo, pero también hipérboles, ficciones, deseos, miedos. Todo eso es arte no un carnet de identidad.
Llevo tres años en España, y luego de haber estado en Cuba ocho años en una relación de pareja sin ser infiel ni con el pensamiento, hoy en día aún no he tenido ningún encuentro sexual ni con un hombre ni con una mujer, o sea que soy prácticamente virgen, y esto ha sido por decisión propia.
Aunque he tenido muchas propuestas sexuales he decidido optar por abstenerme a cualquier encuentro sexual que no sea de mi interés, porque soy una persona que sabe lo que quiere.
Ahora mismo prefiero sufrir por un amor no correspondido, y vivir ese drama intenso en el que me he sumergido y que me desvela, que cualquier otra cosa. Prefiero tener esta vivencia no buscada, porque me hace darme cuenta de que soy una persona afortunada, capaz de experimentar un amor intenso.
En tiempos donde las relaciones suelen ser sin mucho compromiso, donde casi nadie quiere apegarse a nada, yo disfruto de esos procesos llámeseles, románticos, aunque puedan hacerme daño.
Cuando todo esto se lo he comentado a varias personas, me han mirado y se han quedado con los ojos muy abiertos, como si se fuese acabar el mundo.
Algunos me han dicho incrédulos, y sin salir del asombro: “¿Qué en tres años tú no has follado con nadie y no tienes pareja?”.
Nonardo Perea
(La Habana, 1973). Narrador, artista visual y youtuber. Cursó el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso del Ministerio de Cultura de Cuba. Entre sus premios literarios se destacan el “Camello Rojo” (2002), “Ada Elba Pérez” (2004), “XXV Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios” (2003- 2004), y “El Heraldo Negro” (2008), todos en el género de cuento. Su novela Donde el diablo puso la mano (Ed. Montecallado, 2013), obtuvo el premio «Félix Pita Rodríguez» ese mismo año. En el 2017 se alzó con el Premio “Franz Kafka” de novelas de gaveta, por Los amores ejemplares (Ed. Fra, Praga, 2018). Tiene publicado, además, el libro de cuentos Vivir sin Dios (Ed. Extramuros, La Habana, 2009).
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