Otra vida

Cartas del tarot (My Diary)

"Todo pasó como lo leyó en las cartas, no cometió ni siquiera un error".

Desde hace un tiempo me llama la atención el tema del Tarot. El descubrir que cada una de las cartas que conforman un mazo —con 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores—, desbordantes de coloridas imágenes, esconden significados, me hace querer indagar en ese espacio mágico y de misterio. Sobre todo me he lanzado a aprender a hacer lecturas, en especial a mí mismo.

Siempre he sido una persona espiritual, supongo que es algo que me inculcó mi padre que también lo era. Aunque pensándolo bien, creo que la espiritualidad es algo que ya viene contigo desde que naces, y luego se esculpe esa espiritualidad para entender ciertas cosas que vas apreciando en el transcurso de la vida.

La espiritista

Recuerdo que cuando era un niño de apenas 10 años, visitaba con mi padre la casa de una espiritista. Estas sesiones son algo que no olvido. Ni siquiera tengo que cerrar los ojos para recordarlo:

La espiritista era una señora muy mayor y de estatura mediana. Su pelo era muy blanco, y vivía en una casa que parecía un castillo, pero en versión pequeña.

Recuerdo que cada vez que íbamos a hacerle la visita, la señora nos recibía por la puerta trasera de la casa y nos adentrábamos por un pequeño patio. La casa estaba ubicada en el municipio de Marianao donde prácticamente viví gran parte de mi vida.

Aquel lugar era medio oscuro, pero siempre había un olor a flor de jazmín. La consulta siempre se hacía con la presencia de mi padre en un cuarto pequeño y con una escasa iluminación que era opacada por la luz de una velita blanca. Cuando me sentaba frente a la señora, esta me hacía poner una mano sobre un vaso con agua, luego ella hablaba. Sólo recuerdo que le dijo a mi padre que el espíritu de una monja me acompañaba.

De aquellas visitas no recuerdo nada más, sólo la cara de la anciana que tenía un rostro limpio y apacible, como el de una abuela. En esas consultas no habían cartas, solo el vaso de agua y la vela. Todo muy mínimal. El ambiente lo percibía bastante denso y un poco lúgubre, pero no me daba miedo, sólo curiosidad.

Nunca le pregunté a mi padre porque me llevaba allí, no hablábamos del tema. Recuerdo que alguna vez me dijo que en varias ocasiones me había escuchado entablar una conversación de madrugada con alguien que se sentaba a un lado de mi cama, pero yo nunca recordé haber hablado con nadie.

La casa donde vivíamos sí me daba algo de miedo, porque era muy grande, y yo dormía sólo en una habitación inmensa, y a veces escuchaba ruidos raros. A lo mejor esos ruidos eran mis propias inconscientes conversaciones, quién sabe.

Tarot: magia, pensamiento intuitivo y clarividencia

Ya con el tiempo, cuando me hice mayor visité varias cartománticas. Algunas consideré que eran asertivas en algunas de sus predicciones pero otras no tanto. Dudaba mucho de la veracidad de sus adivinaciones, pero una de ellas predijo con exactitud mi salida del país y entre muchas otras cosas me habló al dedillo de todo lo que pasaría en mi vida futura.

Todo pasó como lo leyó en las cartas, no cometió ni siquiera un error.

Esto es algo que me deja sorprendido y con deseos de poder apropiarme de esa sapiencia.

Quiero ser capaz en algún momento de mi vida de poder predecir, con una lectura del Tarot, lo que podría acontecer en mi futuro, no sólo mío, sino también de otras personas.

Hace algunas semanas, luego de haberlo pensado varias veces conseguí cómprame mi primer mazo de cartas del Tarot. Ahora me adentro en adquirir conocimiento y me doy cuenta de que no es cosa fácil, pese a que según algunos artículos, «el Tarot utiliza un lenguaje simbólico de fácil comprensión para todos».

Lo que pasa es que cada carta tiene su propia historia, y cuando salen combinadas, los significados pueden cambiar drásticamente.

Pensé que era algo más sencillo, pero esto lleva un estudio profundo y sobre todo dedicación, porque el Tarot está relacionado con la magia, el pensamiento intuitivo y la clarividencia, según describen algunas de las lecturas que ya he realizado.

Por lo pronto y sin grandes expectativas tiro las cartas a mí mismo, y eso es algo que disfruto.

Pero lo mejor de todo es que ya tengo mi propio mazo, ya que según afirman, es importante que las cartas sean nuevas, compradas o regaladas, pero nunca deben ser prestadas.