Carta abierta para recogida de firmas: "Cuba debe normalizar las relaciones con sus ciudadanos como premisa para normalizarlas con el mundo"

| Documentos | Mundo | 16/02/2021
Banderas de Cuba y Estados Unidos en las calles de La Habana durante la normalización.

Ante la posibilidad de un próximo acercamiento entre las autoridades de Cuba y los Estados Unidos, sin duda facilitado por la elección de Joe Biden, cubanos exiliados y residentes en la isla se han unido para firmar una carta abierta dirigida a ambos gobiernos, señalando las prioridades democráticas que deberían tenerse en cuenta en el supuesto regreso a una política de normalización.

Quienes suscriben el documento son "miembros de los diferentes sectores de la sociedad cubana, personas con distintas ideologías y posiciones políticas, pero movidos por el mismo anhelo de una Cuba democrática, próspera y respetuosa de todos los derechos para todas las personas", muchos de los cuales tienen la experiencia de haber acompañado el anterior acercamiento impulsado por la administración de Barack Obama. Entre los argumentos que validan la necesidad de hacer escuchar sus reclamos, se subraya precisamente que "durante la normalización no se experimentaron en la Isla avances en los derechos humanos", sino que, por el contrario, "organizaciones nacionales e internacionales documentaron entonces altos niveles de represión contra actores de la sociedad civil y la oposición".

Poco antes de este lunes, y en una acción encaminada a boicotear esta iniciativa,  la policía política había filtrado la carta a los medios oficiales, intentando descaracterizar el contenido y frustrar la recogida de firmas, como parte de una actual campaña de descrédito en la televisión nacional contra los principales nombres de la disidencia y la sociedad civil.

Plataformas de recogidas de firmas, como Change.org, se encuentran en la lista negra de sitios bloqueados por las autoridades cubanas, a los cuales la población no puede acceder libremente. Para burlar ese bloqueo interno, se ha creado una página de Facebook, donde se actualizará el listado de nombres que se vayan incorporando. Además, los interesados en sumarse pueden hacerlo enviando su nombre y dos apellidos a la dirección de correo electrónico: cartanormalizacion@gmail.com

Desde un primer momento, cuando se dio a conocer, la carta apareció validada por más de 300 firmas. 

La reproducimos a continuación íntegramente.

“El gobierno de Cuba debe normalizar las relaciones con sus ciudadanos, como premisa para normalizarlas con el mundo”

A: Gobierno de los Estados Unidos de América Gobierno de la República de Cuba Congreso de los Estados Unidos de América

Ante la posibilidad de un nuevo acercamiento entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, nos dirigimos a ustedes para transmitir nuestras impresiones sobre este tema.

Quienes suscribimos esta carta somos miembros de los diferentes sectores de la sociedad cubana, personas con distintas ideologías y posiciones políticas, pero movidos por el mismo anhelo de una Cuba democrática, próspera y respetuosa de todos los derechos para todas las personas. Muchos acompañamos y participamos con esperanza del acercamiento (normalización) propiciado durante la administración Obama y desde las enseñanzas de aquella experiencia hacemos constar que:

  1. La soberanía de Cuba como nación independiente no puede ser monopolizada por un gobierno. No se debe confundir empoderamiento de la sociedad con el apoyo a la agenda del régimen y de grupos autorizados por este para representar a la sociedad civil.
  2. El régimen vigente en Cuba niega derechos fundamentales -políticos, civiles, económicos y culturales- a su sociedad. Criminaliza el disenso y excluye la participación autónoma. Este tipo de regímenes atenta contra estándares internacionales de derechos humanos, por lo cual es legítimo que la comunidad internacional asuma posicionamientos ante la desprotección en que se encuentran los ciudadanos del país.
  3. Durante la normalización no se experimentaron en la Isla avances en los derechos humanos. Organizaciones nacionales e internacionales documentaron entonces altos niveles de represión contra actores de la sociedad civil y la oposición. Muchos de los activistas, periodistas, emprendedores y artistas que acompañaron la normalización, hoy se encuentran en el exilio.
  4. La represión es consustancial a la naturaleza totalitaria del sistema y responde al empoderamiento de los ciudadanos. No depende de la actitud del gobierno de Estados Unidos, como demuestra este primer mes de la presidencia de Biden. Hoy se ha expandido y diversificado la represión incluso contra nuevos actores como los activistas de poblaciones en situación de vulnerabilidad, artistas, ambientalistas, protectores de animales, intelectuales de orientación progresista, entre otros.
  5. Las reformas económicas realizadas por el gobierno de Cuba durante la normalización de Obama fueron mínimas y sufrieron congelamiento o reversión incluso antes de la administración Trump. Algunos de los reclamos básicos de los emprendedores cubanos llegaron, también de manera limitada, en el contexto de la crisis económica generada por la obsolescencia del modelo económico, el impacto del coronavirus y las sanciones de la administración Trump, pero no en el marco de la normalización.
  6. Durante el deshielo anterior, es cierto que creció cierta clase media urbana que mantuvo una actitud de no confrontación o colaboración con el régimen, pero la mayoría empobrecida del país no se benefició de la normalización. Su situación, en términos de ingresos, consumos y derechos no mejoró y se ampliaron los niveles de desigualdad.

Partiendo de lo antes expuesto, ratificamos nuestro compromiso con el avance democrático en nuestro país y el apoyo a nuevos procesos de normalización y negociaciones, siempre que estos tengan en cuenta un grupo de condiciones mínimas e indispensables:

  1. Que haya una amplia participación y representación de la sociedad cubana, en toda su diversidad social y política, en el proceso de normalización.
  2. Que, a diferencia del proceso anterior, la negociación se realice en condiciones de transparencia, con acceso equitativo a medios oficiales e independientes cubanos, así como a la prensa internacional. Ningún acuerdo podrá tomarse a espaldas de la ciudadanía cubana y estadounidense. El proceso deberá ser acompañado por mediadores de credibilidad y experiencia como el Vaticano, Noruega y el Parlamento Europeo e involucrar multilateralmente a gobiernos y sociedad civil de Europa y Latinoamérica.
  3. Que toda negociación debe tener como principal premisa y finalidad el reconocimiento de los derechos civiles, económicos y políticos del pueblo cubano contenidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales aprobados por las Naciones Unidas.
  4. Que el proceso de negociación y los acuerdos resultantes tengan un carácter escalonado, con metas concretas y empíricamente evaluables para cada fase del proceso. Con mecanismos periódicos de revisión en los que, junto a los gobiernos, se incluya el acompañamiento, monitoreo e incidencia de la sociedad civil, siguiendo buenas prácticas de otros procesos internacionales. De los resultados de estas evaluaciones dependerá el avance de las negociaciones a fases superiores o su interrupción en caso de incumplimientos.
  5. Que sea preliminar al inicio de las negociaciones la liberación inmediata -sin exilio condicionado- de los más de cien presos y presas políticos condenados de manera injusta por ejercer y reclamar derechos ciudadanos, así como la legalización de todas las organizaciones de la sociedad civil y del sector privado que van a estar representadas en las conversaciones. El cese de la represión política y las restricciones económicas a la ciudadanía tienen que constituir un imperativo para el mantenimiento de las negociaciones.
  6. Que una negociación que tenga como centro los derechos del pueblo cubano, no puede avanzar mientras subsistan elementos que entorpezcan las relaciones entre los cubanos de la Isla y el exterior. Resulta necesario la reapertura de trámites consulares en ambos países; que el gobierno de los Estados Unidos derogue las restricciones a los viajes de cubanos a la Isla y el envío de remesas por vías civiles; y que el gobierno cubano elimine las prohibiciones de salida y entrada del país a médicos, deportistas, profesionales, disidentes, activistas y todas las personas a las que injustamente se les priva de estos derechos. Estas son decisiones que deben ser tomadas al unísono por ambos gobiernos.

Como ciudadanos cubanos queremos que el gobierno avance hacia la normalización de las relaciones con el resto de las naciones, pero, en primer lugar, con los propios cubanos donde quiera que se encuentren. Que Cuba se inserte en el mundo como un país verdaderamente soberano, respetuoso de los derechos humanos y democrático, algo que hoy está lejos de ser una realidad. Toda negociación debe ir enfocada a este objetivo.

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