Especial 11J | Las nuevas Damas de Blanco viven en La Güinera (galería)

Elizabeth León y María Luisa Fleita, dos vecinas de La Güinera, tienen 4 hijos presos tras el 11J. Desde entonces, sus vidas son más difíciles de lo que ya eran. Ellas han encontrado en el apoyo mutuo y el activismo una forma de sobrevivencia.

Tener a un familiar en prisión por motivos políticos ha sido desde hace décadas un motivo de movilización para las mujeres cubanas. 

En 2003, decenas de mujeres se vieron en esta situación cuando el gobierno decidió encarcelar a un grupo de 75 opositores: sus maridos, hijos, padres. Así surgió el movimiento de las Damas de Blanco que se convirtió en uno de los grupos más destacados de la sociedad civil en este siglo.

En el último año, cientos de mujeres cubanas se han vuelto a encontrar en esta misma situación. Muchas de ellas son mujeres de barrios humildes como La Güinera, en el municipio habanero de Arroyo Naranjo, donde se ha procesado a más de cien personas por su participación en las manifestaciones del 11 y 12 de julio de 2021. 

A diferencia de las Damas de Blanco, la mayoría de estas mujeres no tenían relación con opositores o activistas. Quizá muchas de ellas nunca imaginaron que un día la policía entraría en sus casas para llevarse a sus familiares y que solo los volverían a ver en juicios o prisiones. Quizá no estaban preparadas para que algo así sucediera. Pero sí lo estaban para sobrevivir en un entorno difícil, para luchar por la libertad de sus familiares de la misma manera que siempre lucharon para sacar adelante a sus familias. 

Elizabeth León y María Luisa Fleita son dos de estas mujeres. Viven en un barrio, La Güinera, en el que ya antes, muchos vecinos vivían al margen del Estado, sobreviviendo en la economía informal. Ahora, debido al activismo de mujeres como Elizabeth o María Luisa, el barrio se ha convertido también en un foco de oposición contra las largas condenas ejemplarizantes que han sufrido sus vecinos y los juicios sin garantías que recibieron. 

Elizabeth tiene 55 años, ha sobrevivido a un cáncer y hasta el 12 de julio pasado se dedicaba a arreglar uñas. Precisamente eso estaba haciendo cuando la policía irrumpió en su casa para detener a dos de sus hijos. Ahora no quiere volver a dedicarse a la manicura, para no revivir el trauma, a pesar de que este trabajo le proporcionaba unos ingresos que necesita.

La policía llegó a la casa de Elizabeth con la intención de detener a dos de sus hijos menores, Frandy González y Santiago Vázquez, por participar en las protestas que habían sucedido en La Güinera. Pero su hijo mayor, José Antonio Gómez, trató de protegerlos, se enfrentó a la policía y terminó capturado y herido. Según información del grupo Justicia 11J, José Antonio fue lanzado de un segundo piso y se fracturó una pierna.

Elizabeth dice que son raros los momentos de calma en su vida. Vive en una casa de dos niveles con dos de sus hijos y un total de nueve nietos, varios de ellos hijos de sus hijos presos.  Además, en estos días, no deja de recibir visitas de familiares y vecinas que también tienen parientes en prisión.

Los tres hijos de Elizabeth están presos en la misma cárcel, dos de ellos cumpliendo condenas de siete años. Su vida gira ahora en torno a las visitas a la cárcel. Ella trata de llevarles todos los alimentos y otros artículos de primera necesidad que puedan necesitar.

Elizabeth ha presenciado la violencia de las detenciones, la arbitrariedad de los procesos legales y la dureza de las prisiones. Para ella es importante denunciarlo y que eso ayude a sus hijos a volver a casa.  Desde el inicio Elizabeth ha formado parte de las iniciativas de familiares de presos surgidas en el barrio, como los cacerolazos promovidos por Wilber Aguilar. También ha tenido presencia constante en redes sociales, a pesar de las advertencias que ha recibido de la Seguridad del Estado.

María Luisa es vecina de Elizabeth. Ella tiene 58 años, es ama de casa y madre de cuatro hijos, uno de los cuales, Rolando Vázquez, cumple una condena de 12 años. La única prueba presentada contra Rolando es un video en el que se le ve marchando junto con otras decenas de vecinos el 12 de julio.

Desde que su hijo Rolando está preso, María Luisa alterna sus nuevas actividades de denuncia con preocupaciones que no han dejado de existir en su vida, como que su vivienda no se venga abajo. Cuando llueve, el agua se filtra por un tejado de madera que se está descomponiendo.

María Luisa suele referirse a su hijo y al resto de los presos del barrio como los héroes del 11J. En el día en que fue tomada esta fotografía ella se estaba preparando para hacer una directa en redes sociales con otras vecinas del barrio para denunciar la situación de tres presos del barrio.

María Luisa asegura haber recibido visitas de agentes de la Seguridad del Estado para pedirle que abandone su activismo, le dicen que solo puede perjudicar el caso de su hijo. Sin embargo, ella persiste. Lo hace por la libertad de Rolando, pero también para que una hija de Rolando, que ha quedado a su cargo, pueda encontrarse de nuevo con su padre.