Ileana Álvarez, directora de OGAT: "La crisis sanitaria en Cuba ha tenido un impacto devastador en la población más vulnerable"

"Según datos oficiales del Ministerio de Salud Pública, la mortalidad materna en Cuba aumentó alrededor de un 50 % en comparación con el año anterior".

La directora de la revista y el observatorio de Alas Tensas, Ileana Álvarez, alertó sobre el deterioro acelerado del sistema sanitario cubano y su impacto directo en los grupos más vulnerables. «La crisis del sistema sanitario en Cuba, incrementada en los últimos tiempos por la epidemia de arbovirosis, ha tenido un impacto devastador en la población más vulnerable, especialmente en las mujeres embarazadas y los niños», señaló.

La mortalidad materna en Cuba ha aumentado en un 50 %

Según datos oficiales del Ministerio de Salud Pública, divulgados por su titular José Ángel Portal Miranda, la mortalidad materna aumentó alrededor de un 50 % en comparación con el año anterior, hasta alcanzar 56,3 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.

La mortalidad infantil llegó en el primer semestre de 2025 a 8,2 defunciones por cada 1.000 nacidos vivos, el nivel más alto en un cuarto de siglo, lo que representa un incremento significativo respecto al año previo.

Para Álvarez, estas cifras evidencian que «la crisis del sistema sanitario cubano está teniendo un impacto directo en la salud y la vida de las personas más vulnerables», y que muchas de estas muertes «podrían evitarse si no existiera un sistema sanitario colapsado».

“La salud y la vida de las personas no pueden esperar”

Ante este panorama, la directora de OGAT reclama medidas urgentes: “Es fundamental que se tomen acciones inmediatas para mejorar el acceso a servicios de salud de calidad, y atender con especial rigor a las mujeres embarazadas y a los niños”. La combinación de escasez de medicamentos, falta de insumos y hospitales sobrecargados “está llevando a una situación insostenible”, recalcó.

En los hospitales y policlínicos de la isla, la falta de analgésicos, antibióticos, gasas, e incluso hilo de sutura, ha paralizado servicios esenciales y obligado a los ciudadanos a recurrir a un mercado informal de precios prohibitivos.

Esta precariedad estructural, agravada por los constantes cortes eléctricos, la falta de combustible para las ambulancias y las campañas de fumigación, ha dejado al sistema público de salud incapaz de garantizar la atención básica, convirtiendo diagnósticos antes tratables en sentencias de peligro extremo para la vida de los pacientes.

Y advierte: “La salud y la vida de las personas no pueden esperar”.