Tras el paso de Melissa, la historia de Pilar evidencia la peor cara de la precariedad en Cuba
El paso del huracán dejó miles de viviendas y cultivos destruidos, pero también reveló la vulnerabilidad extrema de comunidades rurales y adultos mayores olvidados por el Estado.
El huracán Melissa arrasó gran parte del territorio cubano y dejó una estela de destrucción que supera la capacidad de respuesta del Estado. Según datos del Consejo de Defensa Nacional, 45.282 viviendas sufrieron daños —principalmente en los techos— y 1.552 centros escolares quedaron afectados. Esto último obligará a un retorno a clases desigual, condicionado por las posibilidades de recuperación en cada localidad.
El sector agropecuario también sufrió un golpe severo: 78.700 hectáreas de cultivos fueron dañadas. Más de la mitad corresponde a plantaciones de plátano, junto a pérdidas importantes en café y otros renglones esenciales, especialmente en zonas montañosas.
Pero entre todas las cifras, varias historias de familias han destacado. Entre ellas, el caso de Pilar, una anciana del poblado de Juan Vicente, en el municipio de Mayarí, provincia de Holguín. Las imágenes que circularon recientemente mostraron las condiciones en las que vivía después del paso del huracán, convirtiéndose en un símbolo de la precariedad persistente en zonas rurales del país.
Un caso que expone un problema más amplio
La situación de Pilar revela algo que los fenómenos naturales solo hacen más visible: la pobreza estructural y el abandono institucional que enfrentan miles de personas, sobre todo adultos mayores en comunidades alejadas. Su vivienda, ya deteriorada antes de Melissa, quedó en ruinas tras el impacto de la tormenta, dejándola en una situación de desamparo absoluto.
La escasez crónica de materiales de construcción, alimentos y medicinas, junto con la falta de redes de apoyo efectivas, los bajos salarios, y la crisis institucional, agrava la vulnerabilidad de las personas mayores.
En este contexto, cada emergencia golpea con mayor fuerza a quienes menos recursos tienen para recuperarse.
El huracán Melissa no solo destruyó infraestructuras: también dejó en evidencia fallas profundas en las políticas sociales y de protección social.
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