Censura y homofobia: "Matar a un hombre" eliminado del Festival de Cine de La Habana
Con un relato que explora la violencia y el control sobre los cuerpos desde una perspectiva queer, la película "Matar a un hombre" se suma a la lista de obras artísticas silenciadas en Cuba.
El cortometraje Matar a un hombre, dirigido por Orlando Mora Cabrera, ha sido excluido de las proyecciones del 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en un nuevo episodio de censura institucional con trasfondo homofóbico que refleja el estado de las relaciones entre creadores e instituciones cubanas.
Anunciada inicialmente como parte del concurso de cortos y mediometrajes, la película enfrentó constantes reprogramaciones que culminaron en su retirada del programa oficial. Este hecho, según el director, responde a razones homofóbicas y a la incapacidad del régimen para aceptar discursos críticos que abordan la violencia, el control y las tensiones sobre los cuerpos y las identidades.
Un proceso lleno de irregularidades
La censura a Matar a un hombre comenzó con la falta de claridad en las notificaciones del festival y continuó con excusas logísticas, como los apagones que frustraron las dos primeras proyecciones programadas. A pesar del respaldo de los programadores del evento, quienes intentaron reubicar la cinta en varias ocasiones, finalmente la obra quedó fuera del festival sin explicaciones.
En palabras del director, Orlando Mora Cabrera: "Intuyo que Matar a un hombre ha sido censurada por razones esencialmente homofóbicas, por poner en relieve un discurso crítico sobre diferentes manifestaciones de violencia, dominación o control que se pueden ejercer sobre nuestros cuerpos."
"Quienes forman parte de este entramado perverso, no solo ejercen violencia institucional sobre las obras y sus creadores, sino también sobre el público y el propio Festival, que se vuelve indigno e inmoral, como lo son quienes mienten a los cineastas y se vuelven cómplices de la infamia", afirmó en un descriptivo comunicado en su perfil de Facebook.
La película es protagonizada por la actriz y activista trans Kiriam Gutiérrez (recientemente merecedora de un Emmy), Ángel Ruiz y Eduardo Martínez. Y presenta a Javi, "un bailarín de danza erótica que trabaja en un club queer, quien deberá lidiar con un cliente que se resiste a no volver a verlo".
Censura: una práctica recurrente
La exclusión de Matar a un hombre no es un caso aislado. En años anteriores, otras películas como Santa y Andrés, de Carlos Lechuga, y Llamadas desde Moscú, de Luis Alejandro Yero, también fueron censuradas en este mismo festival. Hechos que confirman un patrón de represión a las obras que no se alinean con las narrativas oficiales.
El director de Matar a un hombre lamentó que el festival, una vez significativo para las cinematografías latinoamericanas, se haya transformado en un evento incoherente y deshonesto, donde el arte crítico es desplazado mientras se da cabida a superproducciones comerciales extranjeras.
"Demasiado miedo a las imágenes"
En un país además donde hay una veintena de artistas presos solo por participar de las manifestaciones del 11 de julio de 2021, como la escritora María Cristina Garrido, o el performer Luis Manuel Otero Alcántara, este nuevo episodio de atropello gubernamental se suma a un historial de prácticas discriminatorias y homofóbicas ejercidas desde las instituciones.
Recordemos un ejemplo claro que ocurrió en 2020, cuando Yusimy González Herrera, entonces directora de Comunicación y Contenido del Instituto Cubano de la Radio y la Televisión (ICRT) y diputada a la Asamblea Nacional, expresó su rechazo a las voces "amaneradas" en la radio cubana. González Herrera afirmó en una reunión de trabajo que el exceso de voces que describió como "platinadas" o "suaves" distorsionaba el mensaje de los programas y que "si no se atendía ahora, sí va a ser un problema". Sus declaraciones generaron una ola de indignación entre activistas y miembros de la comunidad LGBTQ+, quienes señalaron la carga discriminatoria de sus palabras y exigieron su renuncia.
El cine y la cultura, en su esencia transformadora, deberían ser espacios para la diversidad y la representación de todas las voces. Sin embargo, en Cuba, las instituciones están más interesadas en preservar su control ideológico que en abrazar el potencial inclusivo del arte.
Como concluye Mora: "La palabra cine deriva de la voz griega ‘kiné’: movimiento… solo así sería posible la existencia, y no en medio de la inmovilidad y el estancamiento. Hay demasiado miedo a las imágenes y sonidos, a la capacidad transformadora del arte."
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