La cruzada de Theresa Kachindamoto contra el matrimonio infantil en Malawi
Desde su posición como jefa del distrito de Dedza, en Malawi, Kachindamoto ha conseguido anular 2.445 matrimonios infantiles, y elevar la edad legal a 18 años.
En medio de las sombras de la tradición arraigada y la vulnerabilidad, Theresa Kachindamoto se ha erigido como incansable defensora de los derechos de las niñas en Malawi. Este país africano ha enfrentado históricamente el flagelo del matrimonio infantil. Con firme determinación y compromiso inquebrantable, Kachindamoto desafió las normas sociales para liderar una lucha que busca erradicar esta práctica perjudicial y abrir un camino hacia la igualdad de género.
En un país donde las mujeres ocupan el escalón más bajo de la jerarquía social, y ser mujer sólo significa ser ama de casa, Kachindamoto ha demostrado que el liderazgo femenino puede ser una fuerza transformadora. Desde su posición como jefa del distrito de Dedza, ha dirigido una cruzada para anular matrimonios infantiles y prohibirlos, marcando un hito significativo en la batalla contra esta problemática arraigada.
Según un estudio de ONU Mujeres (2012), en Malawi, más de la mitad de las niñas se veían forzadas a contraer matrimonio antes de cumplir los 18 años. Tan sólo el 45% continuaba su educación más allá del octavo grado. En estas estadísticas influye no sólo el tema cultural. Al ser Malawi uno de los países más pobres del mundo, el matrimonio precoz es un modo de supervivencia: “Las mujeres no tienen cómo alimentar a la familia, por eso dan a su hija a cambio de una cabra o de dinero”, apunta Kachindamoto.
El impulso de Kachindamoto
Ante esta circunstancia, y bajo el efecto de haber conocido a una niña de 14 años que sostenía a un bebé cuyo llanto no lograba consolar y descubrir no sólo que era su madre sino que su padre no tenía muchos años más, Kachindamoto decidió tomarse muy en serio la situación.
A partir de 2015, con más de 27 años de experiencia trabajando con niños y niñas, Kachindamoto utilizó su posición de liderazgo para persuadir a 50 subjefes del distrito a abolir el matrimonio precoz y anular las uniones existentes. Su determinación no se detuvo ahí: convenció a líderes comunitarios para que cambiaran el código civil y prohibieran el matrimonio infantil. Ya ha logrado anular más de 2.445 contratos de este tipo, lo cual, sin dudas, ha marcado un hito crucial en la lucha contra esta práctica nociva.
“No quiero matrimonios juveniles, deben ir a la escuela. Ahora hemos establecido nuestras propias leyes para gobernar a todos dentro de mi área en lo que respecta a los matrimonios (…) No se debe encontrar a ningún niño holgazaneando en casa, haciendo jardinería o haciendo tareas domésticas durante el horario escolar”, declaró Kachindamoto en 2015 al medio local Nyasa Times.
Una de las estrategias seguidas por la activista, es la de haber puesto a más de 300 personas a mantenerse atentas respecto a estas prácticas. Una vez que son identificadas, ella interviene, habla con las familias, y les muestra los riesgos que acarrea esta decisión. En estas charlas, promueve la necesidad de que las niñas asistan a la escuela y propone variantes que así lo permitan. “Si las niñas tienen acceso [a la educación], podrán ser y tener lo que quieran, serán mujeres libres que puedan continuar liberando a otras y la comunidad tendrá futuro”, apuntó Kachindamoto en 2017, en el VII Encuentro “Mujeres que transforman el mundo”.
Los nuevos retos de Theresa Kachindamoto
Malawi, a más de ocho años de la abolición del matrimonio infantil, avanza hacia una sociedad más justa e igualitaria para niñas y mujeres. Sin embargo, la tarea está lejos de completarse. Existe allí la costumbre de enviar a niños y niñas de entre 9 a 12 años a campamentos de iniciación sexual. En los “fumbi kuasa” (limpieza), reciben principios para “respetar a los padres y a otras personas”, pero las niñas también aprenden bailes para complacer a los hombres e incluso son forzadas a tener sexo con los “hyena” (profesores) cuando se gradúan.
Estas prácticas también derivan en el aumento de la tasa de VIH de Malawi. Malawi tiene una tasa de infección por VIH del 10% y la mortalidad en las niñas de 15 a 19 años supone el fallecimiento de 70.000 mujeres cada año. Kachindamoto ha prohibido estos campamentos en su distrito, sin embargo, el proceso es lento y se siguen realizando estas prácticas. “Los padres pagan por estos campamentos, pero no saben que los ‘hyena’ pueden dormir en una noche con cuatro chicas”, resalta la líder. Y aconseja que lleven a las niñas al hospital para verificar que no hayan contraído una infección.
Kachindamoto sigue luchando, además, por retrasar la edad de casamiento hasta los 21 años “y que las chicas puedan completar su formación”. Para ello, cuenta con la ayuda del Gobierno, que “está dando dinero a los padres para que no dependan tanto de estas prácticas”.
El trabajo de Theresa Kachindamoto destaca la necesidad continua de concienciación y acción para asegurar que todas las niñas sean reconocidas como sujetos de derecho en su camino hacia un futuro libre de cualquier tipo de violencia y prometedor en cuando a empoderamiento femenino.
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