Emergencia en Chernóbil: el escudo protector dañado no bloquea las emisiones radiactivas

El Organismo Internacional de Energía Atómica advierte la necesidad de una reparación integral urgente para garantizar la seguridad nuclear en Chernóbil.

La seguridad nuclear en Ucrania ha alcanzado un nuevo punto crítico. La cubierta protectora sobre el reactor destruido de Chernóbil, conocida como el Nuevo Confinamiento Seguro (NSC), ha perdido su capacidad principal de bloqueo de radiación tras el impacto directo de un dron explosivo el pasado mes de febrero, según una evaluación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

La estructura, erigida con un coste de 1.500 millones de euros para sellar los restos del desastre de 1986, sufrió una perforación de 15 metros cuadrados en su techo exterior a causa del ataque ruso a Ucrania. El Director General de la OIEA, Rafael Mariano Grossi, confirmó el 5 de diciembre pasado que la inspección de la estructura de acero determinó que el NSC “ha perdido sus funciones de seguridad primarias, incluida la capacidad de confinamiento”.

Aunque los niveles de radiación se mantienen bajos en la zona y no se ha encontrado daño permanente en las estructuras de carga ni en los sistemas de monitoreo, la OIEA advirtió que una restauración integral urgente es “esencial para prevenir una mayor degradación y garantizar la seguridad nuclear”.

El NSC, diseñado para sustituir el “sarcófago” de hormigón soviético y para permitir la limpieza final del combustible nuclear fundido, terminó de construirse en julio de 2019. Tras el impacto del dron sobre la estructura, se realizaron reparaciones temporales en el techo, pero los planes ahora se centran en emprender trabajos más profundos para restablecer la función de confinamiento.

La agresión rusa y el riesgo radiactivo en la infraestructura energética ucraniana

El daño a la cúpula de Chernóbil se inscribe en un patrón más amplio de ataques militares que comprometen la seguridad nuclear y apuntan deliberadamente a la infraestructura eléctrica básica de Ucrania. La OIEA ha enviado equipos para evaluar el estado de las subestaciones eléctricas críticas en todo el país, ya que estos nodos son indispensables para proporcionar la electricidad que las centrales nucleares necesitan para la refrigeración del reactor y otros sistemas de seguridad esenciales.

El Director General Grossi ha sido claro al señalar que los ataques a las subestaciones son una amenaza directa a la seguridad nuclear. Al degradar intencionalmente la red eléctrica, Rusia aumenta el desafío para el suministro de energía fuera de las plantas nucleares. Una interrupción total o extendida de la energía externa podría comprometer los sistemas de refrigeración de los reactores, llevando a un sobrecalentamiento y, en el peor de los casos, a una fuga radiactiva con consecuencias catastróficas para Europa y el mundo. Rusia maneja el riesgo de una crisis radiactiva como estrategia de presión geopolítica.

La doctrina rusa y las medidas de contención de la OIEA

La preocupación por el riesgo nuclear en Ucrania ha aumentado debido a la nueva doctrina nuclear firmada por el presidente Putin a finales de 2024. Ese documento rebaja formalmente el umbral para el uso de armamento atómico, permitiendo una respuesta nuclear a un ataque convencional si este supone “una amenaza crítica para la soberanía y/o la integridad territorial” de Rusia y Bielorrusia.

La nueva doctrina justifica una respuesta atómica por parte de Rusia incluso si se enfrenta a un país sin armas nucleares que cuente con el respaldo de una potencia nuclear (una clara advertencia a la OTAN). Los analistas interpretan este movimiento como un intento de presionar a Occidente y aislar a Ucrania.

Frente a esta escalada y los daños constantes a la infraestructura eléctrica ucraniana durante la guerra, la OIEA ha tomado medidas específicas para prevenir un accidente. Su estrategia se basa en la presencia permanente de expertos en seguridad y protección en todas las centrales nucleares activas de Ucrania, incluido Chernóbil, para monitorear las condiciones.

La medida más crucial impulsada por el Grossi ha sido el llamado a establecer una zona de protección y seguridad nuclear alrededor de la central de Zaporiyia (ZNPP), exigiendo que tanto las fuerzas rusas como las ucranianas se comprometan a cesar toda actividad militar hacia o desde el emplazamiento de la planta. Estas acciones son, según la OIEA, la única forma de mitigar el riesgo de un desastre nuclear provocado por medios militares mientras persista el conflicto.