“Para muchas familias cubanas, cubrir los gastos de la menstruación significa perder hasta la mitad de sus ingresos mensuales, si encuentran los productos sanitarios.”
La falta de productos higiénicos, sumada al alto costo de las pocas opciones disponibles, obliga a muchas mujeres a adaptar ropas en desuso para pasar su ciclo menstrual.
Esta práctica, generalizada por la crisis, implica riesgos graves para la salud y una sobrecarga física diaria que recae, en gran medida, sobre las mujeres cubanas.
Un acto solidario en Cárdenas retrata la cara más cotidiana de la precariedad: cocinar en la calle ya no es excepción, sino norma.
Ante la escasez de gas licuado, los cortes de electricidad constantes y la falta de insumos básicos como hornillas eléctricas, ollas arroceras o incluso fósforos, miles de familias tienen que improvisar a diario.
"Cuidarme el cutis con crema facial, tomar café, tirarme el Tarot, prenderle una vela a mis muertos, editar, pensar, estar melancólico, estar solo".
En esta crónica Lien Real, quien se presenta como madre de dos e imperfecta, muestra la real cara de lo que es criar en duelo.
Las madres cubanas se ven en la necesidad de buscar alternativas para subsistir y garantizar el bienestar de sus hijos.
El cronista Jesús Arencibia se apropia de escenas de la vida de su madre y otras madres cubanas para construir una historia poliédrica sobre el devenir de la Revolución “macha”.