La protesta se produce en un contexto de profundo deterioro social y económico en el oriente del país, donde numerosas comunidades continúan sin electricidad ni alimentos.
Los cubanos demandan soluciones reales ante la crisis energética y de agua, no televisores comunitarios para enfrentar la falta de electricidad.
"Acabo de llegar de mi trabajo y no tengo agua ni luz, y los niños están sin bañarse desde antier”, exclamó la madre cubana en un video en redes sociales.
Los fallos eléctricos no solo interrumpen el servicio en Cuba, también provocan pérdidas materiales, en un contexto sin mecanismos claros de compensación.
La falta de electricidad se ha convertido en parte inseparable de la vida diaria en la isla.
Gibara se lanzó a la calle para exigir no solo el restablecimiento del fluido eléctrico, sino el más elemental derecho a una vida digna.
Vecinos de distintas generaciones marcharon en la oscuridad, con calderos, exigiendo “¡Corriente ya!” y “Libertad”.
La crisis energética es una realidad que golpea con fuerza a comunidades enteras en toda Cuba.
En su mensaje, Yoleydis Rodríguez criticó la falta de atención de las autoridades y las humillantes diferencias entre estas y el pueblo.
Esta práctica, generalizada por la crisis, implica riesgos graves para la salud y una sobrecarga física diaria que recae, en gran medida, sobre las mujeres cubanas.