"Tengo cáncer. Antes resultaba difícil decirlo sin que la asfixia me abrazara el cuerpo y el miedo congelara mis músculos".
“...esa materia poética que gime y ondula, que se deja recorrer por un 'pathos' coloquial, está la más permanente fascinación de esta poesía”.
"Edelmira entró a una sala oscura donde le era imposible comprobar el tamaño del espacio. Estando allí creyó perder la conciencia".
"Lo que fue ciudad" es un libro sobrio y distante porque ya se sabe, lo elegante tiene una buena carga de lo inalcanzable.
Entre muebles y ropas que han saqueado, Anarda y su madre miran desde la ventana cómo una comunidad entera se marcha, poco a poco.
El cuento «El padre», del escritor cubano Nonardo Perea nos habla sobre el duelo, desde el misterio y la memoria.
"La miseria estuvo siempre,/ agazapada debajo de los ojos,/ debajo de las pieles de mis coterráneos,/ en la muesca de mis compañeras del 89..."
"El inmigrante puede ser reo de la displicencia,/ la apatía,/ puede sobrevivir en una casa closet,/ un garaje oficina...".
El poeta Francis Sánchez en su propia voz nos narra el poema “Responso por un niño suicida”, texto escrito en décimas alejandrinas, perteneciente a su libro "Luces de la ausencia mía", y dedicado al suicidio de un niño.