Con su literatura y su infatigable activismo, Emma Lazarus contribuyó a definir la identidad y los valores de la sociedad estadounidense en el siglo XX.
A lo largo de su obra, Han Kang explora desde disímiles perspectivas el tema del silencio y el lenguaje, y cómo nuestra relación con el mundo afecta la comunicación.
La poesía de Akiko Yosano, profundamente sensual y libre de prejuicios, cambió para siempre la forma en que los japoneses entendían la sexualidad femenina.
“Poesía es siempre retorno. Retorno que nos dice que la realidad para el poeta es inagotable, como para todo amante.”
Ajena a poses y estruendos, casi con discreción, Aimée González Bolaños logró esa difícil síntesis entre sensibilidad e inteligencia que define a los grandes poetas.
“En los últimos tiempos el tema del amor parece cada vez más esquivo, como si los poetas le temieran o lo considerasen un acto de debilidad estética.”
Rosario Ferré integra con maestría los logros de la tradición literaria con una mirada crítica a los retos que enfrenta la mujer en la actualidad.
La poesía Toshiko Hirata se distingue por su estilo renovador, que integra la herencia literaria japonesa con el dinamismo del mundo moderno.
La poesía de Kaneko Misuzu nos muestra la sutil conexión afectiva que a une cada pequeña vida individual con el resto del mundo.
Emily Dickinson dejó una profunda huella tanto en otros poetas como en los lectores, y es un referente obligado en la literatura escrita por mujeres.