La obra de Piedad Bonnett está arraigada a su experiencia vital. En ella expresa su visión como mujer frente a violencias y desigualdades.
Para Gwendolyn: "...En el umbral estaba el Ladrón / que invocaba al destino / y entre sus manos mi cabeza / de ilusa medusa / decapitada / sangrando en un plato...".
"...No saber qué se hizo Robertico: / baste este signo del adverso / milagro que se llama desarraigo, / sacro dominio ..."