Se estima que tras el paso de Imelda hay 24 mil personas incomunicadas en el oriente cubano por el desbordamiento de los ríos y los deslizamientos de tierra.
Mientras tanto, una segunda zona de perturbaciones ubicada al este de Cuba podría fusionarse con Rafael, aumentando la actividad ciclónica en la región y elevando los riesgos para el país.