María Matienzo, una de las Mujeres Héroes del Periodismo
María Matienzo, junto a Camila Acosta e Iliana Hernández han sido nominadas a la campaña Mujeres Héroes del Periodismo.
Su impulsor, la organización International Women’s Media Foundation (IWMF), ha convocado desde el mes de octubre a la comunidad de periodistas a rendir un homenaje colectivo:
“En medio de una pandemia global y un ajuste de cuentas por la justicia racial, las mujeres periodistas permanecen al frente de las crisis en todo el mundo. Sin embargo, sus voces están bajo ataque: las mujeres periodistas de todo el mundo son atacadas en línea y fuera de línea simplemente por hacer su trabajo. Juntas, usemos este mes para mostrarles a las mujeres que las vemos, las apreciamos y las celebramos …”.
Alas Tensas, sumándose a este importante reconocimiento para las mujeres cubanas, ha conversado brevemente al respecto con María Matienzo, escritora y periodista independiente del diario Cubanet.
¿Qué significa para ti esta nominación?
Ay, no sé. Es una alegría que me pone nerviosa porque los focos pueden estar sobre mí, pero a la misma vez me digo que es bueno porque eso me inserta en un círculo de mujeres a las que no conozco, pero que hacen un tremendo trabajo y del que me he ido enterando después de la nominación (no es un premio). Un círculo de mujeres todas talentosas y valientes.
¿Crees que esta visibilidad te proporcionará mayor seguridad frente al acoso del gobierno cubano, a la hora de realizar tu trabajo?
Yo no soy de las más acosadas, por suerte. Y eso nunca se sabe. Puede que me haga más visible, pero también puede que me coloque en la mira de la seguridad (del Estado). Mi única garantía de sobrevivir al trabajo que hago, que es cada uno de los textos que publico porque cada uno implica un riesgo diferente, es hacerlo cada día mejor porque aquí no se salva nadie, ni los que miran para otro lado ante las injusticias.
¿Concibes tu trabajo como una forma de hacer activismo político?
No creo, yo hago periodismo. Lo que pasa es que en Cuba el periodismo independiente es un arma contra la ineficacia y la indolencia de la dictadura.
A veces esos límites se confunden porque los amigos son activistas y uno colabora con ellos en lo que necesiten, pero también cuando los he tenido que criticar o les he tenido que hacer preguntas cuestionándolos, lo he hecho.
¿Más allá de la persecución que se sufre por ser periodista independiente en Cuba, cuáles otros retos impone tu condición de mujer negra dentro del sector del periodismo?
Se suponía que yo debía casarme y parir en la adolescencia para asegurar un marido con casa porque no tengo a quien heredarle, ni dinero familiar que recibir, ni una tradición de intelectuales en la familia. Cuando entré en el pre-universitario un militarote que tenía de vecino me dijo: “tú regresas preñada” y eso lo dijo con todo el desprecio del mundo y no como una bendición.
Cuando terminé la carrera me tocaba dar clases y los jefes que tenía, todos blancos por cierto, no querían que yo empleara mi tiempo libre trabajando en la Feria del Libro ni haciendo periodismo free lance. Como era maestra tenía que concentrarme en dar clases nada más. Y aquello terminó muy mal. Me hicieron un análisis, me querían aplicar tres sansiones y no se los permití.
Después, cuando ingresé a un diplomado de antropología, tuve que demostrar punto a punto mi currículo mientras mis compañeras blancas, a las que yo le di el dato del diplomado, entraron sin dificultad.
Ahora percibo una suerte de invisibilidad. He llegado a pensar que soy transparente, cosa que es bien difícil porque sabes que me impongo dondequiera que llegue o esté. Hay círculos a los que nunca perteneceré porque son demasiados blancos y yo no estoy dispuesta a renunciar a ser la negra que soy: la que se ríe alto, la que dice las cosas fuerte y directas, la que cree en los orichas y los exhibe o la que no se peina nunca.
Por esos círculos he pasado cuando a ellos les ha sido imposible seguirme ignorando; y cuando yo me doy el lujo de rechazarlos o acogerlos con entusiasmo según mis intereses.
En el futuro de una mujer negra y pobre no está soñar con hacer periodismo y menos con ser escritora. El camino a las mujeres negras se nos hace más largo porque aún en las mentes más progresistas hay un remanente que dice que la cultura es blanca y lo demás, folclor.
Estamos en un contexto de tensión por las elecciones en los Estados Unidos. ¿Cuáles son tus impresiones ante el seguimiento que le dan los cubanos al asunto?
Si algo me ha enseñado el periodismo es a no hablar sobre lo que no sé a profundidad. Ni siquiera en lo personal. No me hago juicios de lo que sé solo de modo parcial y de las elecciones de los Estados Unidos, aunque he seguido las noticias y estoy al tanto de lo que pasa, se me va de mi espectro de conocimiento. Hay mucho de la historia de ese país que no sé y por tanto, cualquier cosa que diga puede ser superficial y no es mi estilo.
Lo que sí te puedo decir es que el futuro de los cubanos y las cubanas depende de nosotros. Ahí está la historia de las relaciones Cuba - Estados Unidos para demostrarlo. Ellos influyen pero no determinan porque vivimos en una dictadura. Eso no lo puedo perder de vista.
Y desde lo personal siento un poco de envidia porque esa pasión de estar pendiente a unos resultados electorales sólo se pueden vivir en Democracia. Para ellos gane quien gane seguirán viviendo en democracia, el que salga tendrá que irse en los 4 años próximos y nosotros seguimos aquí viviendo la dicha ajena sin que la mayoría exija libertades que nos debieran asistir a todos y todas.
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Felicidades Ochun María, y no hay quien te pare