Taller de escritura: Olga García Yero

En la Biblioteca Provincial “Roberto Rivas Fraga”, en la ciudad de Ciego de Ávila, y con la asistencia de personas aficionadas a las letras, se realizó el encuentro mensual de los miembros del “Taller de escritura Virginia Wolf” que dirige la poeta y ensayista Ileana Álvarez, directora de Alas Tensas. Revista feminista cubana.

En esta oportunidad se trajo como sugerencia de lectura a debatir el libro de ensayos Género y escritura (Ediciones Ácana, 2015) de la ensayista camagüeyana Olga García Yero (1954). Según Ileana Álvarez, la autora de este libro viene escribiendo desde hace años valiosos ensayos con enfoque de género y un estilo muy personal, como en este otro título: Espacio literario y escritura femenina (Premio José Antonio Portuondo 2009, publicado por la Editorial Oriente).

Olga se opone a posturas esencialistas del feminismo que trasladan tanto el género como las clases sociales y otras marcas, de manera mecánica, hacia los análisis de la escritura femenina, lo que —según ella— a la larga sirve a la penetración del patriarcado y la desvalorización de la obra de las mujeres.

Según Ileana Álvarez, Olga “quizás sin proponérselo defiende un feminismo de la diferencia”, pues la autora camagüeyana coincide con estos postulados cuando afirma que “la igualdad social, política, económica, profesional y artística entre el hombre y la mujer no debe consistir en que esta última disimule su condición de tal (o que lo haga por cierto el hombre)”.

Ileana, aunque comparte las ideas de Olga respecto a que hay que evitar en los análisis literarios el traslado mecánico del género y la clase social, disiente de la autora de Género y escritura cuando esta sostiene que no existen marcas de género en la escritura femenina. Afirmó que es inevitable que en el proceso creativo se traspasen a la obra rasgos de la identidad genérica de quien está escribiendo.

Ponderó el significativo aporte de este libro de ensayos a los estudios académicos feministas, principalmente porque estudia las obras de autoras no suficientemente iluminadas por la crítica, como son Mercedes Matamoros y Aurelia del Castillo, dos cubanas que desde una obra iconoclasta y rebelde alertaron sobre la necesidad de la igualdad de géneros.

También en Escritura y género se incluyen páginas de gran sapiencia y valor documental acerca de otras artistas situadas en los márgenes de la crítica, como la pintora Flora Fong, la cuentista María Elena Llana y la cineasta Sara Gómez, ejemplos, según Ileana Álvarez, de cuánto aún hay que trabajar por visualizar el aporte de muchas artistas y escritoras a la cultura cubana.