Poesía cubana ⎸Dos poemas sobre la violencia de género
“Oscuras rebanadas de brumas se disipan a lo lejos, / son manchas deformes que tiñen el atardecer para quedar / fundidas /en una línea única justo al horizonte.”
Síndrome de Estocolmo
Ileana Álvarez González
(Ciego de Ávila, Cuba, 1966)
Todas las mañanas la rueca hila
el mismo chal que jamás acariciará la nieve.
El estambre es fino y suave
como la virgen de las estampas
enmohecida en los cofres
ya neblinosos de su memoria.
La mujer posa las manos agrietadas e inapetentes
sobre un paisaje idéntico al que anoche soñó:
Contra un fondo de aurora un cisne despliega las alas.
En cruz. Sin una queja.
Pareciera el cuello de tan fino un estambre hilado
en la doblez y la complacencia del rocío.
Tan sutil, y turbio
como la caricia del hombre
que ha de torcerlo.
Inevitablemente.
Un grito en la noche
Vivian Dulce Vila Morera
(Florida, Camagüey, Cuba, 1956)
Oscuras rebanadas de brumas se disipan a lo lejos,
son manchas deformes que tiñen el atardecer para quedar fundidas
en una línea única justo al horizonte.
Un grito hace suyos los espacios, pero no puede acallar
las voces que brotan de las callejuelas,
al Sur de Bronk en New York, nadie escucha el alarido,
ni los reproches de la pareja que camina dando tumbos
de uno a otro lado de los quicios con pasos vacilantes.
Sus rodillas se doblan cual acordeón partido,
es un color distinto, un nuevo tatuaje les define el semblante.
Una garganta circuncida la noche con su grito, pero allí
no se conoce el silencio, y el hedor que emanan
las alcantarillas dan un toque de desaliento
a las imágenes que buscan con desespero a qué asirse y giran
ante los ojos que se balancean en sus órbitas,
hasta quedar rendidos por el peso de los párpados.
Sin piel, el rostro es una máscara agria, no hay cuencas ni dientes,
sólo un mentón debajo de dos cejas, un corte sobre la mejilla,
un pómulo abierto sobre el pavimento.
El frío de la madrugada petrifica el cuerpo sobre el desagüe,
un agente de turno lo voltea, un rictus dislocado y cubierto de lágrimas,
en grumos de sangre, le dan la bienvenida a otro amanecer.
Es al Sur de Bronx en New York, donde no existe el silencio,
pero el dolor se espesa en la madrugada, sexo, éxtasis y licor,
un grito de mujer se queda varado en la noche para ser en la mañana
sólo un nuevo eco impasible en las páginas del New York Times.
Estos poemas, de las autoras Ileana Álvarez y Vivian Dulce Vila Morera, pertenecen a la antología Más allá del miedo es mi casa “Mujeres poetas contra la violencia” (Ediciones Deslinde, Madrid, 2021), con selección de Ivonne Sánchez-Barea e Ileana Álvarez, y prólogo de Milena Rodríguez Gutiérrez. En él, trece mujeres poetas, residentes en distintas geografías, se expresan contra los abusos de poder, contra la violencia de género, y abren puertas a la igualdad.
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