Poesía portuguesa | Tres poemas de Sophia de Mello

En la poesía de Sophia de Mello la brevedad se vuelve hondura y las circunstancias vitales de las que nace el poema adquieren una dimensión universal.

Exilio

Cuando tener la patria es no tenerla
perdida por silencio y por renuncia
hasta la voz del mar se vuelve exilio
y la luz que nos cerca es como rejas.

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Fecha

A la memoria de Eustache Deschamps.

Tiempo de soledad e incertidumbre
tiempo de miedo y tiempo de traición
tiempo de injusticia y de vileza
tiempo de negación.

Tiempo de cobardía y tiempo de ira
tiempo de mascarada y de mentira
tiempo de esclavitud.

Tiempo de desleales sin registro
tiempo de silencio y de mordaza
tiempo donde la sangre no deja rastro
tiempo de la amenaza.

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Biografía

Tuve amigos que morían, amigos que partían,
otros que quebraron su rostro contra el tiempo.
Odié lo que era fácil
buscándome en la luz, en el mar y en el viento.

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La poesía de Sophia de Mello arraiga en el sentido clásico de la armonía, de la belleza ajena al desbordamiento y lo superfluo. Es una poesía de palabras precisas y silencios elocuentes, donde la intensidad del sentimiento aflora filtrado en la mesura, equilibrándose en el rigor de una expresión pulida, depurada, que busca siempre lo esencial, la síntesis. Así, la brevedad se vuelve hondura y las circunstancias vitales específicas de las que nace el poema adquieren una dimensión universal, incluso cuando este aborda los singulares conflictos políticos de su patria y su tiempo.

De Mello recogió en su extensa obra poética tanto la meditación íntima, contemplativa, sobre el mundo y las relaciones personales, como el compromiso con la libertad, los derechos humanos y la resistencia a las imposiciones de una obcecada dictadura. En 1999 fue la primera mujer en recibir el Premio Camoens, la más alta distinción para autores en lengua portuguesa.

Acompaña estos poemas de Sophia de Mello la obra de la artista plástica lusitana Paula Rego. Nacida en Lisboa, en 1935, Rego estudió en la Slade School of Fine Arts de Gran Bretaña, país donde residió gran parte de su vida y a cuya historia cultural está muy ligada su pintura. La sátira, la representación simbólica, a ratos grotesca, de actitudes tiránicas, desnudando ante el espectador la crueldad y el absurdo del despotismo, son elementos típicos de su estilo.

Un aspecto notable en la pintura de Paula Rego es la mirada a los problemas de la mujer contemporánea desde una radical perspectiva feminista, influida ‒según ella misma reconoció‒ por las ideas de Simone de Beauvoir en El segundo sexo. Una de las motivaciones fundamentales de su trabajo artístico fue, precisamente, la lucha por los derechos de la mujer, manifestándose contra la explotación sexual, los feminicidios, la mutilación genital femenina y muchos otros flagelos que sufren las mujeres en el mundo. Su serie de pinturas a favor de la legalización del aborto tuvo un gran peso en el cambio de esa ley en Portugal.

Por la calidad y trascendencia de su obra, Paula Rego recibió en 2010 la Orden del Imperio británico y en 2016 la Medalla de Honor de la Ciudad de Lisboa, entre otros reconocimientos.