Romanza de las trajinadas

"Guarda el cuchillo de mesa, / denunciemos lo que pasa. / Los juegos de la violencia / se sabe cómo comienzan / pero no cómo se acaban".

"La niña". Dibujo de Yanier Palao, niña triste. Técnica: Collage y tinta china. (30/40 centímetros). |
"La niña". Técnica: Collage y tinta china. (30/40 centímetros). | Imagen: Yanier H. Palao

Ahora le dicen ‘bullying’

y a la víctima ‘acosada’.

Cuando yo era pequeña

en la escuela de mi infancia

ese término extranjero

ni existía ni se usaba.

Su nombre era pintoresco:

chacaleo se llamaba

y los afectados eran

trajinado y trajinada.

A Estrella, mi compañera,

dulce, miope y delgada,

le decían la camella,

las abusonas del aula.

La trataban con desdén,

se burlaban de sus nalgas,

de sus caderas flacuchas

y los vidrios de sus gafas

diciendo que parecían

dos parabrisas de guagua.

Estrella era un poco tímida,

quizás demasiado blanca,

como una rara excepción,

como ave de otra granja,

metida en jaula de hienas,

víctima entre victimarias.

Estrella era la campeona

del aguante y la callada

obediente por respuesta.

Jamás se quejó de nada.

Las malignas de la escuela

—llamadas las Lelolailas—

la obligaban a dormir

desnuda y pintarrajeada,

la despertaban con gritos,

la insultaban y pegaban.

Por mí misma, por Estrella,

y hasta por Las Lelolailas,

yo temía que pasara

lo que ocurre en los colegios

con los que aguantan y aguantan

y el día que no dan más

revientan como granadas

y del colegio no queda

ni fecha sobre pizarra.

Mil veces noté que Estrella

secretamente afilaba

un cuchillito de mesa

que era de pelar naranjas.

Yo le decía, Estrellita,

compañera en la desgracia:

La vida tiene su escuela,

su justicia y su balanza.

Y verás que un día de estos

se acaban las Lelolailas.

Guarda el cuchillo de mesa,

denunciemos lo que pasa.

Los juegos de la violencia

se sabe cómo comienzan

pero no cómo se acaban.

De allí salimos ilesas

por puro arte de magia.

Lo denuncié al director.

¿Y qué hizo el muy canalla?

¿Botar a las abusonas?

¡Cambiar a Estrella de aula! 😡

¿Y qué medida tomó

con las viles Lelolailas?

Dejarlas ser ellas mismas

y ascenderlas en la escala

vomitiva del gobierno

que las cría y las ampara.

Y así, de víctima en víctima,

vivieron las Lelolailas.

Y así, de escuela en escuela,

por trajinada y por blanda

pasó la vida mi amiga.

Lo he sabido esta mañana.

En un parking de Madrid,

una gringa colorada

me saludó: ¡Genoveva!

Y me gritaba: ¡Mi hermana!

No enfoco bien. A mis años

estoy un poco cegata.

Se me acercó y, de repente

¡la gringa se hizo cubana!

No era Estrella, la camella.

Ni Estrella, la trajinada.

¡Era mi amiguita Estrella

libre y linda, sana y salva!

Reímos como dos niñas

en el parking, abrazadas.

Bromeamos también y hablamos

de la vida y sus metáforas.

¡Al fin triunfaste, carajo! 💪

Le grité muy emocionada.

Con una beca en Columbia

se había hecho abogada.

Llevaba casos de bullying.

Dijo. Quedamos calladas.

Por no cagar el momento

no hablamos de aquella etapa

hasta que, en la despedida,

como un vómito del alma,

Estrella me dijo algo

que aún hiela y me taladra.

¿Recuerdas aquel cuchillo

que afilaba y afilaba? 🥺

Tuvo que ponerse pronto

sus negras gafas de marca.

Y yo después, de regreso,

debí hacer una parada

para llorar un ratico

antes de entrar en mi casa.

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