Un río llamado mujer

(Notas de un primer acercamiento a la antología No resignación)

Como el río heraclitano, y de tantos imaginarios simbólicos, río sin fin en su movimiento transformador y constancia, la imagen multifacetada de la mujer es central en No resignación (Poetas del mundo por la no violencia contra la mujer), antología organizada por Alfredo Pérez Alencart y de reciente publicación.

Inicialmente me gustaría subrayar el alcance de su propuesta. En palabras del antólogo “por vez primera se ha logrado, partiendo desde Salamanca, lanzar un clamor internacional que reúna a poetas de los cinco continentes en torno a la violencia contra la mujer”. Movidos por esa aspiración ecuménica, poetas (64 hombres y 72 mujeres) de diferentes nacionalidades, dialogan entre sí y con sus lectores, formando un continuum poético formidable.

Este matizado tejido, de esenciales sincronías en la diversidad, proclama sin purismos ni estereotipos su elección por la vida al celebrar las funciones estéticas y cognoscitivas de la poesía, indisolublemente ligadas al mejoramiento humano, al autoconocimiento, al pensamiento crítico en su sentido más abarcador e inclusivo.

Con la sugestiva cita de Julia de Burgos, que nos habla de la agónica busca identitaria femenina, el libro da paso a los poemas. Voces concertadas, dentro y más allá de la lengua y cultura originarias, rinden tributo a la figura fundacional femenina, testimoniando lúcidamente experiencias de dominación, alienación y violencia de género. A ellas se opone la No resignación (cita del poema de Pérez Alencart), título ideal, que hace patente la dinámica esperanzadora de la Antología, evidenciando sus posiciones y designios.

Cabe destacar la selectividad crítica y sensibilidad del autor, Alfredo Pérez Alencart, poeta y estudioso de la literatura; también la portada y los dibujos de Miguel Elías que iluminan los textos con las sutilezas de la imagen visual, además, las excelentes traducciones. Completan la muestra, un conjunto de diez poemas en su grafía original.

En verdad, todo contribuye a una apasionada lectura referida, en lo fundamental, a la historia de las mujeres que desde el género se abre a vastas repercusiones humanas. En tal sentido, un poema como “Mujer”, de BahiraAdulatif, resulta muy expresivo por su síntesis impactante.
Con eficacia estética, la acción comunicativa de la antología aborda la violencia de género, problemática tan antigua como actual. Con la referencia mayor de la historia de la poesía, la antología acoge sentidos y referencias contemporáneas que en modo alguno limitan la universalidad atemporal del predicado poético. Cada poema denuncia, ejerce la crítica, participa en la lucha sociocultural, tematizando no solo la resistencia, sino sobre todo la resilencia, tan patente en numerosos poemas y las recurrentes imágenes de naturaleza viva de las ilustraciones.

Y vale aquí una breve reflexión sobre el concepto de resilencia, que en la formulación clásica de Boris Cyrulnik alude a la capacidad de superar traumas, experiencia de desenvolvimiento humano que encuentra claves en la solidaridad, el contacto humano, los afectos. Como sabemos, aunque indecibles en la totalidad de sus significados, las vivencias alcanzan otro grado de comprensión al ser figuradas, de modo que la propia escritura es, por excelencia, balsámica y regeneradora.

Y son estas, precisamente, motivaciones principales de No resignación, obra de intensa afectividad, restauradora por la palabra poética; acaso, este poema de Lilliam Moro, “La más fermosa” —entre tantos otros posibles en tan rica antología—, marca un punto alto en relación a la liberación autocreativa.

Dada su representatividad, al ahondar en las causas y efectos de la violencia (histórica, social, doméstica, cotidiana, originada por pobreza, migraciones, exilios, guerras, entre muy diversos factores, tanto mascarada como explícita en las prácticas de odio), la Antología acoge también los inefables gestos del amor, dando fe del caudal creativo de la mujer, sea desde su visión o la del hombre solidario.

Sin eludir complejidades ni contradicciones, No resignación rompe barreras, abre horizontes al configurar la condición femenina poderosa y empoderada; herida y mutilada. Por la autenticidad y tesitura humana de su imaginario poético, que responde a las más extremas y deshumanas experiencias de vida, podemos creer: la mujer de palabras que habita este espacio de terror y compasión “como Antígona, no se resigna”.

(En: Alas Tensas, revista feminista cubana, no. 2, noviembre 2016: www.alastensas.wordpress.com) 

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