«Vengo a llorar», nuevo poemario de Lira de los Ángeles

Todos la recuerdan en Holguín como una mujer extremadamente alegre, sin embargo, desde las páginas de su poemario, Lira de los Ángeles dice que viene hasta nosotros a llorar.

| Escrituras | 01/06/2023
Retrato de Lira de los Ángeles y portada de su poemario "Vengo a llorar".
Retrato de Lira de los Ángeles y portada de su poemario "Vengo a llorar".

Después de una década husmeando en sus archivos, es llegada la hora en que debo editar el tercer libro de Lira de los Ángeles. Noventa años vivió la poeta holguinera. En esas nueve décadas, ¿cuánto se abrieron sus ojos a la lágrima? ¿Quién sabe de las eternas noches en que esos ojos no se cerraron y en la vigilia permanente, verso a verso, amanecieron? ¡Solo Dios sabe! Lira de los Ángeles es la mujer que escribe para dejar testimonio por su dolor de patria, porque ve a Cuba como una patria que agoniza y ella clama a su Cristo por esa suerte de patria añorada: “Yo ansío ver de nuevo tus palmeras / desgranando mis dedos en el viento / erguirse libre, dignamente, / para mirar el cielo. / Volver a tus campiñas, / abrir la flor silvestre / despreocupada, alegre, perfumada”.

En Tea oscura, su segundo libro, nos había dicho: “Déjame llorar mi lágrima, déjame llorarla toda”. Pero, ¿cuál fue y dónde está la carta más sentida que alguien le escribiera al gran Libertador de América?

Carta poética al Libertador de América

Me atrevería a afirmar que el original de esa carta se encuentra en las gavetas de un escritorio a la altura de una buhardilla de la calle Cervantes, en la casa marcada con el número 337, San Isidoro de Holguín, Cuba: “…Así empiezo mi carta como empiezan/ a escribir las misivas familiares / los cubanos humildes, / y yo quisiera alzarme hasta tu oído / para hablarte bajito. / Soy tímida y humilde (…) Asómate, Bolívar, un momento / desde la altura inmensa de los Andes / con esa tu mirada penetrante / y observa lo que pasa en este lado: / en un trozo de América rodeado por el mar…”. Aquí, en Vengo a llorar, está esa carta íntegra. Mi aspiración es que los vientos de Internet la lleven todo lejos posible. Y que América toda la conozca.

La Cuba por la que Lira de los Ángeles lloraba hace seis décadas es la misma de este tiempo

La Cuba por la que Lira de los Ángeles lloraba hace seis décadas es la misma de este tiempo en que se publica el tercer poemario de la poeta holguinera. Sus reclamos de entonces mantienen la vigencia de los mismos que hoy haría otra dama. Solo ha cambiado un tanto lo formal, pero el verso de los poetas contemporáneos le presenta al mundo un mismo cúmulo de lamentos… 

Vengo a llorar no habla de un instante, no refiere un estado de ánimo, es rogativa a Dios, al tiempo, porque en el reloj de Lira de los Ángeles el llanto no cesa. La mujer que grita sus penas en estas páginas, lo hace desde su inconmensurable filiación de hija cubana y de hija martiana. Vemos a la mujer que llora su dolor maternal en el poema dedicado a sus dos hijos mayores, apartados de la tierra nativa tras la aventura lacerante que compartieran más de catorce mil niños cubanos («Operación Peter Pan«), los de la sombría suerte de crecer y permanecer, tal vez de por vida, en la distancia.

No tuvo término el llanto de Lira de los Ángeles, porque no cambió nunca la Cuba de la que ella dijera en un soneto firmado el 8 de marzo de 1961: “Ha caído en olvido la franqueza, / miramos con recelo, con tristeza, / pisamos con temor de ser notados: / Mientras el alma dentro se rebela / sabiendo que se mata y se encarcela / al que ante el falso Dios, no se ha postrado”. Vengo a llorar es confesión y desahogo. Es libro y testamento donde la voz de una aldeana aclama por su Dios, y teje palabras de salvación por la Isla que ve cautiva. Es libro y es testimonio donde la mujer mística invoca y sentencia.

La poeta  y «su cámara de medir la temperatura política del tiempo que le tocó vivir»

Pienso en la fotografía que hace la poeta con su cámara de medir la temperatura política del tiempo que le tocó vivir. Pienso en el que tal vez sea el poema más desgarrador de su cosecha literaria, el que cierra esta selección —»Es Cuba”—, el texto lapidario donde nos dice que los hijos de la patria “van quedando como estacas sobre el terreno, señalando el lugar: Es Cuba”.

«…la mujer se presenta como protagonista de los hechos, como la Rut moderna leal a su Dios…»

Se trata de un texto escrito hace seis décadas, y perfectamente puede estar describiendo el rostro cubano de los días del Tercer Milenio. Pienso en el imperativo modo con que la mujer se presenta como protagonista de los hechos. Como la Rut moderna leal a su Dios: “…ahora, Señor, arrepentida me postro ante tus plantas para llorar por todo este pecado”.

Pienso en los muchos años de silencio en que nada se habló de Lira de los Ángeles en Holguín. Voy a los días de aquel concurso literario, al siglo pasado. El certamen convocaba al tema del mar en la poesía. No sabemos cómo ni quién motivó a Lira para que presentara un texto suyo. Ella escogió las cuartetas dedicadas a la ciudad de Gibara en los años 50.

En la premiación de ese concurso, donde Lira de los Ángeles resultó premiada, la conocieron los promotores culturales y poetas de Holguín. Joaquín Osorio la recuerda como una persona sensible, que inspiraba una paz cristiana y una bondad únicas.

Lira de los Ángeles dice que viene hasta nosotros a llorar…

Según palabras del promotor cultural, al verla leer su poema en Gibara, le dio la sensación de estar ante el ser más alegre del mundo. El musicólogo Zenovio Hernández Pavón la recuerda como una mujer muy dulce, siempre con una sonrisa a flor de labios. Él considera, agradecido, que en sus apuntes e investigaciones sobre la cultura cubana de los años 40, ella le aportara informaciones muy valiosas. Todos la recuerdan en Holguín como una mujer extremadamente alegre. Sin embargo, desde estas páginas, Lira de los Ángeles dice que viene hasta nosotros a llorar…

Publicado originalmente en Árbol Inverido.

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