Mariann Budde, obispa de Washington, insta a Trump a mostrar misericordia hacia migrantes y la comunidad LGBTQ+

El mensaje de Budde llama a la compasión y al respeto en un contexto de división y decisiones políticas que afectan a los más vulnerables.

En el servicio interreligioso que marcó la investidura de Donald Trump como 47º presidente de Estados Unidos, la reverenda Mariann Budde, obispa episcopal de de la Catedral Nacional de Washington, lanzó un mensaje pidiendo misericordia hacia los migrantes y la comunidad LGBTQ+.

“Señor presidente, millones han depositado su confianza en usted. Ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro Señor, le pido que tenga misericordia con la gente de nuestro país que tiene miedo”, declaró Budde, dirigiéndose directamente a Trump.

La obispa apeló a la empatía recordando que “hay niños gays, lesbianas y transgénero en familias de todas las ideologías, algunos temen por sus vidas”.

Budde estacó además el valor de los trabajadores migrantes, en especial los más vulnerables: “las personas que recogen nuestros productos y limpian nuestras oficinas, que trabajan en granjas avícolas y lavan los platos en sus restaurantes y trabajan en los turnos de noche en los hospitales”.

Sobre ellos dijo: “Pueden no tener documentación, pero son buenos vecinos, pagan impuestos y son miembros fieles de nuestras iglesias, mezquitas y sinagogas”.

Un llamado a la compasión y al respeto

Este llamado ocurre tras una serie de decretos firmados por Trump que afectan a estos grupos, incluyendo la autorización de redadas en espacios sensibles, como iglesias y hospitales, la eliminación de la ciudadanía por derecho de nacimiento y la negación del reconocimiento de identidades fuera del binarismo de género.

Budde, defensora de la equidad racial, los derechos LGBTQ+ y la reforma migratoria, explicó después a la cadena CNN que su sermón buscaba humanizar a las personas afectadas. “No son personas abstractas para mí”, dijo, “son personas reales que conozco”.

Sobre las razones por las que hizo ese reclamo a Trump, explicó: “Quería presentar una visión de unidad que trascienda diferencias y reconozca nuestra humanidad común”, y añadió: “Hablé al presidente porque sentí que se encuentra en un momento en el que se siente capacitado para hacer lo que se siente llamado a hacer. Y quería decirle que hay un lugar para la misericordia. Hay espacio para la compasión más amplia”.

El mensaje de la obispa resuena como un llamado urgente a la compasión y al respeto en un contexto de división y decisiones políticas que afectan a los más vulnerables.