Teatro | “El Mercader de Venecia”, un nuevo desafío en el trayecto escénico de Perséfone Teatro

“El mercader de Venecia” se estrenará en los meses estivales venideros desde el texto original, pero con una estética y perspectiva contemporáneas.

Texto y fotos: María Lucía Expósito

El arte, pensado desde un modelo de autogestión, es un desafío necesario para la mezcla ambigua de una generación de exponentes cubanos que persiste en desarrollarse en la magma de un país en constante mudanza.

A mediados de 2023, Adonis Milán le confesó a sus espíritus idílicos del teatro el deseo que había nacido meses anteriores, cuando supo que su futuro no diría mucho más en España: devolver la vitalidad de Perséfone Teatro a Cuba, con Shakespeare en la más ambiciosa apuesta de un regreso.

Ya en los comienzos de este año, después de una temporada de casi tres meses de funciones en La Habana con El Montaplatos, de Harold Pinter, la inclinación de Milán por la comedia shakespeariana EL mercader de Venecia no dejó mucho tiempo de por medio. Así, El Mercader... es la puesta en escena que abarcará el estilo de Perséfone Teatro, pensada para estrenarse los meses estivales venideros, que llevará a las tablas el texto original con una estética y perspectiva contemporáneas.

Luego de haber ganado el crowdfunding en el 2022 con el proyecto escénico de Ricardo II, un drama histórico de William Shakespeare, este colectivo busca financiar la producción de otra pieza teatral, ante un contexto difícil y cerrado para el arte independiente cubano. La campaña de recaudación, concebida en procesos de interrelación entre el elenco y el equipo creativo, comenzó el pasado 12 de marzo en la plataforma hispana Verkami y se extenderá hasta el próximo 21 de abril. Para lograrlo, necesitan sumar 3.500 euros en el conocido e imparcial esquema del todo o nada en 40 días sobre la base de micropagos a cambio de recompensas que tienen los crowdfundings comerciales.

Cada una de las aportaciones será retribuida con obsequios que vienen desde las capacidades creativas del propio equipo. Así, el estilo distintivo de la obra está representado en esas regalías: las artes plásticas, el conocimiento compartido en una variedad de clases y la fotografía. Varios premios incluyen master class temáticas a cargo de los artistas implicados en el montaje.

Si bien las aportaciones se distribuirán entre los costes de escenografía, compra de vestuario, alquiler de equipos y logística, es el salario de los actores el objetivo de más relevancia, dado el momento de crisis económica, inflación monetaria y falta de empleos que tiene el presente continuo de la realidad cubana.

Dedicada a la memoria histórica del teatro y a la comunidad de artistas cubanos que en una era de éxodo masivo han decidido permanecer haciendo arte en el país, la obra es convertida en un ritual de homenaje al retrato de las tribus urbanas que emergieron en la isla entre los años 90 y entrados los 2000, como la imagen magnética del mítico parque G habanero (Avenida de los presidentes). El espectáculo transitará hasta las alusiones de la revolución cultural y el punk de los años 80. Los ejes apuntarán a una estética queer, a planos eróticos, al amor gay y una moda transgresora.

El elenco de Perséfone Teatro suma varias generaciones de actores cubanos que persisten en hacer teatro en un sitio marcado por la migración masiva y los frenos de censura en el plano social y cultural. Los rostros de Luis Ángeles León, Christian Jesús, Edel Govea, Anarelys Ruiz, Sheila Roche, Jonathan Álvarez, Juan Miguel Más, Edgar Valle, Elizabeth Nande, Asuán Frómeta, Sindy Rosario González  y Cynthia Manzano llevarán a representación el ritmo moderno de un texto escrito entre 1596 y 1598.

Este proyecto funcionará como una vía de múltiples oportunidades de trabajo: buscará ofrecerles espacio a actores jóvenes entre estudiantes, egresados y aficionados, así como a rostros consagrados y conocidos de la actuación, en diversos escenarios. Asimismo, creará sitio para otros artistas: músicos, tatuadores, cineastas, bailarines, fotógrafos, artesanos, artistas plásticos y Dj´s, una integración de roles que llegará a fusionarse con el proceso de las funciones.

Entre las aristas que este género encuentra en los temas de actualidad, la puesta de El Mercader de Venecia insiste en visualizar la discriminación racial, los estigmas sociales, las juventudes apodadas de perdidas, los contrastes urbanos y otros matices antropológicos, sin olvidar el hecho de que los últimos años que han transcurrido en Cuba están marcados por un ambiente de éxodo masivo, inflación monetaria y desencuentros entre las instituciones culturales y los artistas que se relacionan con estas instituciones.

En su deber ser como grupo artístico renovado este año, como contraste de un vaivén migratorio, Perséfone cree en el teatro independiente como vía de expresión y como forma de libertad y autogestión. Este proyecto unirá en el plano del montaje y en las futuras funciones a otros artistas y emprendedores en un engranaje transdisciplinar.

Las redes sociales del colectivo ofrecen a diario adelantos de lo que ya han puesto en marcha entre los ensayos, las primeras lecturas, las conferencias online con reconocidos historiadores, dramaturgos y especialistas del gremio, entre otros encuentros que han habilitado. Asimismo, son estas plataformas una ventana para apreciar cuánto avanza el proceso de montaje de la obra, la visualidad de las fotografías artísticas del cuerpo actoral, las características de los personajes y otros esfuerzos provenientes de un motor emocional identificado en todo el elenco: una celebración a la vida, al amor, a la pasión y a la sinceridad, a la suerte y a la desdicha, a los rostros y episodios de la vida que fluyen por consecuencia en las venas del teatro.