Autoridades de salud cubanas elogian la “madurez” de una adolescente de 14 años embarazada

Preocupa que las autoridades de salud cubanas elogien a una adolescente embarazada en vez de hablar sobre educación sexual, riesgos y prevención.

El 28 de noviembre pasado, la Dirección Provincial de Salud de Granma, en Cuba, presentó en sus redes sociales, como una historia “inspiradora”, el caso de Leidys, una adolescente de 14 años embarazada, lo que desató una fuerte ola de críticas.

En la publicación se describe a la menor como una joven que ha asumido su embarazo “con extraordinaria madurez”, se destacan sus deseos de continuar la secundaria básica y convertirse en maestra, y se les desea “salud y felicidad” a ella y a su futura hija. Sin embargo, el mensaje no incluye una sola referencia a la prevención del embarazo adolescente, a la responsabilidad familiar ni a los mecanismos de protección del Estado.

Para muchas personas, esta narrativa supone una legitimación simbólica de la maternidad infantil y un intento de normalizar una situación que debería activar todas las alarmas en materia de salud pública, educación y derechos de la niñez. Los comentarios críticos señalan que el sistema sanitario, en lugar de celebrar el desenlace, debería ofrecer información clara sobre educación sexual, anticoncepción, riesgos físicos y psicológicos de un embarazo a los 14 años, así como vías de denuncia y acompañamiento ante posibles abusos.

La normalización del embarazo adolescente en Cuba

El Código Penal cubano de 2022 (que no tipificó el feminicidio como se exigió) rebajó de facto el umbral de protección penal absoluta en materia sexual: solo por debajo de los 12 años la ley presume automáticamente la inexistencia de consentimiento válido. Entre los 12 y los 17 años, la licitud de las relaciones depende de que se prueben violencia, intimidación, engaño o abuso de autoridad.

La abogada y directora de Cubalex, Laritza Diversent, ha expresado su preocupación sobre este marco legal:

“El Código Penal manda un mensaje bastante claro a la sociedad cubana: si tienes 11 años, eres una niña que necesita protección. Si tienes 12, el Estado ya te considera lo bastante ‘madura’ para que tu consentimiento pueda ser debatido en tribunales. Ese diseño normativo normaliza que niñas de 12, 13 o 14 años puedan tener relaciones con adultos, siempre que no se pruebe engaño o abuso. Es decir, la carga de la protección recae en demostrar la manipulación, no en impedir que un adulto se acueste con una menor”.

El contraste entre este marco legal, cuestionado por especialistas en derechos humanos, y la imagen edulcorada de una niña de 14 años convertida en madre revela cómo el discurso institucional invisibiliza la dimensión estructural del problema del embarazo adolescente: falta de educación sexual integral, brechas de género y ausencia de políticas efectivas de prevención.

Más que aplaudir la supuesta “madurez” de una menor, las autoridades deberían garantizar entornos seguros, información veraz y una protección real de los derechos sexuales y reproductivos de niñas y adolescentes en Cuba.