¿Qué opinan las cubanas de las protestas del 11J y el 15N?
"El parque de San Antonio se llenó a los pocos minutos, la policía observaba y nadie decía nada, era como si nos hubieran dado una tregua en sesenta años".
Desde hace varias semanas la plataforma cívica Archipiélago, con más de veinte nueve mil miembros en su cuenta de Facebook, promueve una convocatoria de protesta pacífica para el próximo 15 de noviembre. Amparados en el derecho a manifestación que se recoge en la Carta Magna cubana, varios de sus moderadores han entregado la solicitud de manifestación a distintas instituciones oficiales, sin embargo, el gobierno la ha declarado ilícita y ha arremetido con fuerza contra ellos vulnerando sus derechos y amenazando familiares y amigos.
Pese a no estar autorizada, numerosas personas ya han confirmado su participación en distintos puntos del país, principalmente porque consideran legítimas las exigencias de Archipiélago, entre las que destacan la liberación de los presos políticos, cambios democráticos en el país y el respeto a la libertad de expresión y todos los derechos humanos.
Según datos actualizados de Cubalex del 28 de septiembre, 1078 personas fueron detenidas en Cuba tras el 11 de julio. Datos más antiguos de la propia organización arrojaban que entre los manifestantes detenidas 173 eran mujeres. Hay que destacar que estas cifras son solo un subregistro ya que el gobierno no ha dado estadísticas públicas y continuamente ejerce una fuerte presión hacia los familiares de los detenidos para que no hagan denuncias en sus redes sociales y en medios independientes. No obstante, tanto por las cifras como por los testimonios que han salido a la luz de algunas de las manifestantes o sus familiares, así como las duras penas impuestas por la Fiscalía, se puede inferir con cuánta violencia fue abordada por el gobierno y sus agentes la presencia de mujeres en dichas protestas, muchas de ellas jóvenes estudiantes, madres, emprendedoras, y amas de casa que solo reclamaron su derecho a participar en la política.
El protagonismo de la mujer cubana dentro de la sociedad civil cubana no es nada nuevo. Mujeres de todas las edades se han organizado a través de grupos y plataformas diversas para reclamar la libertad de seres queridos y amigos apresados arbitrariamente desde los mismos inicios de la represión desatada al triunfo de la Revolución. En las últimas décadas el ejemplo más sintomático es quizás el de las Damas de Blanco, las cuales se organizaron en 2003 para exigir la excarcelación de los detenidos durante la Primavera Negra. Este colectivo conformado principalmente por mujeres fue reconocido con el Premio Sajarov en el año 2005 a la libertad de conciencia, y aunque ha sido uno de los grupos más asediados por las fuerzas policiales, las Damas de Blanco han colocado sus cuerpos y sus intelectos en función de los derechos humanos en la isla.
Ante la inminente llegada del 15N, hemos realizado el siguiente rastreo entre mujeres de La Habana y Mayabeque de distintas profesiones y edades. La mayoría ha ocultado sus identidades por seguridad, la diversidad y a veces encontradas opiniones sobre lo sucedido durante el estallido social y sobre la nueva manifestación que anuncia la sociedad civil y que coordina Archipiélago, constituyen sin dudas un reflejo de la complejidad que alberga nuestra sociedad:
Enfermera, 29 años, provincia Mayabeque: Opino que las manifestaciones que ocurrieron el día 11, fueron una expresión espontánea de la ira contenida que ha guardado el pueblo por décadas. Todo comenzó por San Antonio de los Baños, la gente protestaba por los apagones, la falta de medicamentos para enfrentar el Covid-19 y las demoras en la aplicación de las vacunas al pueblo. Estas cuestiones fueron el detonante para una manifestación tan grande. Esta protesta no tuvo daños mayores, a pesar de tantos presos, porque precisamente no fue anunciada, los cogimos de sorpresa, créeme que pudo ser peor, yo estaba ahí. El parque de San Antonio se llenó a los pocos minutos, la policía observaba y nadie decía nada, era como si nos hubieran dado una tregua en sesenta años, para poder expresarnos, así lo sentimos muchos en ese momento. Éramos libres en medio de gritos y júbilo. Prefiero reservarme mi opinión sobre el día 15 próximo, pero realmente no tengo muchas esperanzas.
Cuentapropista, 32 años, provincia La Habana: La convocatoria de salir el día 15 a la calle, la veo muy buena, muy atinada, con las dictaduras no se dialoga. Ellos nunca van a permitir una marcha por las buenas, solo permiten las de carácter comunista, porque los fortalece, los afianza en el poder y, bueno, ahora vemos como se les ha ocurrido la brillante idea para ese día de un festival de niños en las calles, una idea totalmente absurda en estos tiempos. Mi opinión es directa y clara: los derechos no se mendigan, es a la calle porque sí.
Artista plástica, 32 años, Mayabeque: Yo estoy muy de acuerdo con la marcha del día 15, 20, 21, 22, o cuantas sean necesarias hasta que se caiga el régimen, pero no creo que vayan a permitir que ocurra otro 11 de julio y es triste, porque se están exponiendo valiosos muchachos, personas muy valientes, que solo piden ser escuchadas. Soy artista por lo que tengo una sensibilidad especial, y no puedo olvidar ese 11 de julio, porque yo estaba allí, los rostros de los que fueron reprimidos, golpeados, y que han sido encausados por simplemente pedir libertad.
Por otro lado tengo sentimientos encontrados ahora mismo entre la necesidad de salir el 15 de noviembre y las consecuencias que dejará esta protesta. Estoy de acuerdo con que se haga, pero se ha convocado muy abiertamente, minimizando al enemigo.
Ama de casa, 43 años, La Habana: Los años 90 son dramáticamente distintos a los actuales, en esa época estábamos apenas despertando del letargo, mucha gente creía en la propaganda oficial, la maquinaria del miedo funcionaba (en aquellos días hasta una mancha en el expediente nos hacía temblar). Quien no estaba de acuerdo con el sistema no se atrevía a hablarlo ni con la familia, te lo digo por experiencia. Mi padre dejó de hablarme por manifestarle mi descontento con el régimen. Yo que estuve en las marchas para el regreso de Elián, en los desfiles del primero de mayo y en cuanta bulla había que ir, hubo un día en que desperté, y eso lo compartí con mi familia. Pese a las desavenencias mi padre falleció pidiéndome perdón.
Sobre el 11 de julio te puedo comentar que entre los que no salieron el 11 de julio debemos contar a esa generación que cree que nada de lo que haga servirá, que la única solución es irse del país. Esa generación fue educada, entrenada para ser cobarde y no buscarse problemas, para mantenerse en silencio y aunque están padeciendo lo mismo que los demás evitan asumir responsabilidades. También debemos incluir a los que no salieron por la familia. Ese día vi algunas madres agarrar a sus hijos del brazo y suplicarles que no salieran, y estos quedándose dando gritos de inconformidad.
Ese día hubo personas que esperaban que la marcha cogiera temperatura para sumarse y otros que como yo vivíamos en municipios limítrofes con la capital y que al intentar salir nos encontramos que se había paralizado el transporte a la Habana, y las paradas estaban repletas de policía y militares.
Auxiliar pedagógica, 23 años, Mayabeque: Yo estoy feliz por la marcha y apoyo totalmente a la del día 15 de noviembre. Yo no pude salir el 11 de julio porque el miedo me paralizó. Mi mamá con la presión alta me gritaba que no saliera y mi niña de dos años lloraba ante toda la tensión que se respiraba en mi casa. Yo sabía que iban a dar palo, pero mi temor era ir presa, le tengo fobia a las prisiones, no creo poder sobrevivir una noche en un lugar así. Hay muchos que no tienen nada que perder y se lanzan sin susto. A esa gente yo las admiro. En la mayoría de los casos son jóvenes como yo por lo que a veces me siento avergonzada de no haber salido ese día.
Ama de casa, 53 años, La Habana: hay que entender algo, las nuevas generaciones no les temen al sistema, no creen en el comunismo, no quieren huir, prefieren enfrentarse. En estos últimos tiempos ha habido un cambio de pensamiento, antes nos conformábamos con irnos del país y dejar todo atrás, ahora muchos optan por quedarse, sacan la mezcla de español con lo de negro cimarrón y cogen monte o mejor, calle.
Económica, 63 años, Mayabeque: La verdad yo pienso que el día 11 salieron muchos delincuentes a las calles. ¿Usted no vio cómo tiraron piedras y rompieron cristales? y a la policía también le tiraron piedras. Ese desorden no sirvió, esa gente merece castigo, por lo menos 1 año preso. Eso no se hace. Yo nunca voy a estar metida en un rollo de esos, yo no tengo nada que ver con la política, me conformo con lo que tengo y respeto a quien esté sentado en el poder. Tú nunca me vas a ver en una revuelta de esas.
Recepcionista, 38 años, La Habana: Yo nada más digo una cosa, el 11 no pude salir, pero el 15 me voy con mis hijos para la calle, el que no salga, no podrá saber nunca si valió la pena.
Estudiante de estudios socioculturales, 28 años, Mayabeque: En mi opinión esta salida a la calle del día 11 de julio fue pasional, nuestra sociedad carece de una cultura de protestas, hay desconocimiento de estos temas, pero al menos se mostraron al mundo imágenes de una Cuba cambiante. Las estadísticas mostraron que son los jóvenes los que luchan por un cambio. En mi caso no pude participar porque mi familia tenía Covid y son mi prioridad. Sentí indignación al ver cómo se llamaba al enfrentamiento entre cubanos. En cuanto a la convocatoria del día 15N es otra iniciativa que el gobierno intentará frustrar y ya van mostrando su intención de hacerla fallida. Yo estoy dispuesta a salir y mis motivos son los mismos de todo joven, que exista un respeto hacia los derechos de libre pensamiento de cada individuo. Quiero una vida digna para cada cubano.
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