Teresa Cárdenas: la escritura como un acto político 

El libro ‘Cartas a mi mamá’ de Teresa Cárdenas, es un acto de resistencia y disputa los enunciados principales que sustentan la violencia racista.

28/11/2022
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Teresa Cárdenas, escritora cubana. Foto: Guia21

Sobre atravesar puentes

Esta columna es sobre Teresa Cárdenas y sobre algunos insights que reaparecieron leyendo fragmentos de su libro Cartas a mi mamá. No sé si llamarles insights o deja vú pues ciertamente yo me vi muchas veces como protagonista de los mismos episodios de racismo que relata la adolescente que le escribe cartas a su mamá.

Por tanto, con la lectura me vi teniendo la oportunidad de revisitar experiencias de racismo, ahora reelaboradas a través de un lente antirracista.

Pero mi lectura de Cartas a mi mamá también creó puentes y diálogos entre Teresa Cárdenas y otras autoras negras que ya anduve leyendo y que, a mi modo de ver, comparten las mismas apuestas éticas, políticas antirracistas. Por eso permítanme una pequeña digresión, si así podemos llamarle, antes de compartir algunas notas sobre Cartas a mi mamá

Me gusta la metáfora del puente porque ella me permite juntar cosas, recrearlas y expandir las posibilidades de observar para determinados lugares. Atravesar un puente puede ser muchas cosas al mismo tiempo: pasar de un lado a otro y como resultado de ese recorrido, tal vez, alcanzar otra perspectiva de un asunto, cruzar, aproximar mundos, traspasar, ir más allá. Todos esos sentidos me sirven para expresar uno de los impactos que tuvo en mí las Cartas a mi mamá. 

Me agarro a esa metáfora de atravesar un puente para decir entonces que para mí, es como si Teresa Cárdenas, cuando escribió este libro, hubiese leído Los diarios del cáncer de Audre Lorde y hubiese llevado hasta las últimas consecuencias las siguientes palabras de Lorde cuando habla de su reacción ante la noticia de que estaba con cáncer: 

Al tomar consciencia, forzosa y esencialmente, de mi mortalidad, y de lo que yo deseaba y quería para mi vida, por más corta que fuera, […] de lo que más me arrepentí fue de mis silencios (…) ¿De qué había tenido miedo? Cuestionar, o decir lo que pensaba, podría haber significado dolor, o muerte. Y empecé a reconocer una fuente de poder dentro de mí misma, que viene de saber que, si bien lo más deseable es no tener miedo, apren­der a poner ese miedo en perspectiva me dio una gran fuerza”.

Para mí, Teresa Cárdenas y Audre Lorde conversan en este punto: encarar el miedo que provoca la posibilidad de la muerte o su concreción y crear cosas a partir de eso.

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Portada del libro Cartas a mi mamá de Teresa Cárdenas.

Cartas a mi mamá: un acto de resistencia

El personaje de Cartas a mi mamá es una adolescente que encara el desafío de la muerte prematura de su madre y, junto con ello, episodios de racismo y otras violencias que suceden tanto en su núcleo familiar como en la escuela donde pasa buena parte de su tiempo.

La salida que encuentra esta adolescente es escribir cartas a su fallecida madre. Creo que las cartas reflejan esa potencia creativa porque ellas son tanto una instancia en la que esa adolescente elabora el luto por la muerte de su madre, como un espacio de resistencia al propio racismo.

¿En qué sentido digo esto? El racismo tiene entre sus efectos principales, el de objetificar, tornar cosa u objeto a la persona a la que dirige toda su violencia racista. En tal sentido, Teresa Cárdenas, a través del personaje de su libro se desplaza de ese lugar, al denunciar y cuestionar el estatus quo del racismo que habita en las escuelas, las familias, las relaciones interpersonales.

El libro es un registro de un acto de resistencia: una adolescente que sale del lugar de objeto al que el racismo pretende reducirnos, y habla por sí, cuestiona, problematiza, disputa los enunciados principales que sustentan la violencia racista.

¿Cuántas adolescentes negras pueden verse retratadas en el personaje de Cartas a mi mamá? Me arriesgaría a decir que muchas.

¿Cuántas de ellas han podido hablar sobre ello? Rehusarse al silencio delante del racismo, es tal vez, una de las lecciones más potentes que nos haya legado Audre Lorde. La transformación del silencio en lenguaje y acción -título del ensayo de Audre Lorde – es, a mi modo de ver, la principal apuesta del libro de Teresa Cárdenas. Comparto algunas notas sobre esa lectura en la sección siguiente.

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Teresa Cárdenas durante la mesa Rutas y guiones – producción audiovisual y literatura, dentro del Festival Latinidades. Imagen: Agencia Brasil

«Tu silencio no te protegerá«

Mi lectura de Cartas a mi mamá, está lejos de poder agotar todos los análisis antirracistas que podemos extraer de esos relatos íntimos que podrían tener la autoría de cualquier adolescente negra cubana. Por eso, y para animar a lectura de este libro, opto por compartir aquí una de las cartas y el modo en que creo que ella pone de relieve algunos de los engranajes del racismo nuestro de cada día. 

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Fragmento del libro Cartas a mi mamá

Quiero subrayar de modo fehaciente que no cabe aquí ningún enjuiciamiento moral a Sara. Esa es, de hecho, una primera clave para una lectura antirracista: entender que en una sociedad racista las personas negras son permanentemente convocadas al auto-odio, al autodesprecio.

El racismo es una pedagogía sofisticada que ejerce su violencia también a través de esta vía: despreciar las existencias que han sido inferiorizadas, animalizadas, asociadas a una estética supuestamente fea. Es por eso que no valen aquí enjuiciamientos morales que sitúen a Sara como la villana de la historia.

Como se afirma en el prefacio del libro de Neusa Santos Tornarse Negro, la violencia es la espina dorsal del racismo. Una de las formas en que esa violencia opera es por medio de la destrucción de la identidad de las personas negras. ¿Cómo se aniquila la posibilidad de construir una identidad negra positiva? Pues incitando, de forma compulsoria, a la internalización de un ideal del yo blanco o enblanquecido.

No son pocos los dispositivos de adiestramiento racista que promueven ese proyecto identitario de emblanquecer como sinónimo de ascensión social: desde el alisamiento del cabello a edades tempranas, la estigmatización de rasgos fenotípicos de personas negras, la invitación a “adelantar la raza”, entre otros. A partir de ahí es más que comprensible (no quiere decir confortable) la actitud de Sara que es relatada en este pasaje del libro. 

El modelo normativo de identidad (entendido como aquello a lo que debíamos aspirar y desear ser ) que se nos ofrece, es blanco. No es casual que, en la palabras de la joven que escribe la carta, “Sara es la más desgraciada” pues el racismo implica una batalla campal entre el deseo de reconocimiento a partir de ese ideal emblanquecido y la negación de sí y de todos nuestros afectos racializados, tal como el padre de Sara en esta historia.

Es por eso que este epistolario escrito por Teresa Cárdenas tiene un potencial increíble porque expone los ardides de los que se vale la violencia racista. El racismo no se da apenas en la forma de injuria racial hacia personas negras. Él penetra en las zonas más intrincadas de nuestra subjetividad (forjada en una sociedad racista) para producir deseos de emblanquecimiento y repudio a todo aquello que se asocia con la identidad de personas negras.

Y vuelvo a retomar aquí el prefacio del libro de Neusa Santos, donde se expone que el racismo esconde su verdadero rostro por medio de la persuasión: todas las veces en que nos persuade que solo seremos bonitas si tenemos un pelo alisado, una nariz perfilada, labios finos (como si esas no fueran también construcciones culturales). El racismo revela su verdadero rostro todas las veces que nos invita a dejar de ser quien somos.

Un dato curioso es que yo haya venido a saber de la existencia de este libro a esta altura de mi vida y viviendo fuera de Cuba. Ese hecho no es casual, sino resultante del silenciamiento de mujeres negras y escritoras.

Es por eso que, como advierte Audre Lorde, nuestros silencios no nos protegerán; de ahí yo le pregunto a cada persona que, eventualmente pueda leer esta columna: ¿Cuántas escritoras negras cubanas Ud leyó? ¿Cuántas lecturas antirracistas hacen parte de su repertorio para combatir el racismo presente en episodios tan recurrentes como el del personaje Sara?

¿Cuándo vamos a comenzar a hablar, en el día a día, del legado colonial racista que, eventualmente puede persuadirnos de odiar a nuestros propios parientes negros? ¿Cuándo….? 

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Psicóloga por la Universidad de Oriente, Cuba. Máster en Intervención Comunitaria (CENESEX). Doctora en Ciencias Humanas (Universidad Federal de Santa Catarina). Investigadora de Post Doctorado vinculada a la Universidad de São Paulo, Brasil. Feminista, con experiencia en varias organizaciones y movimientos sociales.