La obra Shamsia Hassani, cargada de simbolismo y fuerza, exalta la capacidad de las mujeres para sobreponerse al dolor y realizar sus sueños.
“Yo sé que los cubanos están sufriendo, pero quiero que sepan que los quiero mucho y quiero ver a su pueblo libre”.
Artemisia Gentileschi convirtió el dolor de su traumática experiencia personal en obras que revolucionaron la manera de representar a las mujeres en el arte.
Mientras unos elogiaban el talento excepcional de Artemisia Gentileschi, a otros les costaba aceptar que una mujer manejara el pincel con tanta libertad.
Entre guerras, exilios y desafíos, el arte místico de Leonora Carrington transformó el surrealismo y dejó un legado que sigue inspirando al mundo.
Frida Kalho transformó el dolor privado en reflexión pública, defendió lo local sin renunciar a lo universal, y anticipó debates que siguen vigentes.
La obra de Sandra Ramos es el desmontaje semántico de lo falaz de ese mundo idílico donde toda una generación de cubanos creció entre la propaganda y el control.
Berthe Morisot dignificó la experiencia femenina y la maternidad con una autenticidad que ningún pintor masculino había logrado.
Figura clave del impresionismo, Berthe Morisot destaca por lo personal de su estilo y la sensibilidad con que representó la vida doméstica y la intimidad femenina.
La representación de la mujer en el arte cubano abrió caminos artísticos y sociales, aunque muchas han sido excluidas de la historiografía a partir de 1959.