La vida de Irina Diéguez Toledo convencería al más pinto de los escritores para elegirla como paradigma de una novela.
La obra de Piedad Bonnett está arraigada a su experiencia vital. En ella expresa su visión como mujer frente a violencias y desigualdades.
Marina Tsvietáeva en su “Poema del fin” deja clara su afición por el adiós. La autora rusa vivió una vida de tragedia.
La antología “Más allá del miedo es mi casa...” recoge las voces de poetas que han escrito sobre la violencia de género.
La novela de Murasaki Shikibu, también responde a la costumbre japonesa del periodo Heian de incluir poemas en cualquier documento.
Rosario Castellanos es considerada una de las voces mexicanas más importantes del siglo XX, y una de las pioneras del feminismo mexicano.
La poesía de Anne Sexton es intimista, confesional, femenina, cargada de simbolismo, erotismo y una mirada desmitificadora de cualquier tabú.
"Hago como Espartaco" es un poema de María Luisa Milanés. Sus poemas aparecieron, un año después de su suicidio, en la revista Orto.
“El vigía escucha murmullos y gritos” pertenece al libro "Trama tenaz", (Ed. Bayamo, 2011), de Ileana Álvarez, que fue Premio “Fidelia” de Poesía 2010.
Este poema, de la poeta nicaragüense Gioconda Belli, es un llamado a la igualdad de género y al respeto mutuo en las relaciones amorosas.