La poesía de Dulce María Loynaz sobresale por la hondura de una sensibilidad que logra armonizar, sin apagarlos, el dolor y la paz, la fragilidad y la rebeldía.
A través de una antigua mansión familiar abandonada, Dulce María Loynaz muestra en este poema la desintegración de un estilo de vida y la pérdida fatal de su memoria.
“Eres la llegada y la partida, la fe y la desesperanza, la primavera todos los años aguardada y nunca disfrutada.”
La poesía de Mireya Goñi Camejo es un diálogo sereno de la autora consigo misma, y el legado de una sensibilidad destilada pacientemente en la reflexión y la escritura.
Transgresora y diáfana en su manera de abordar la vida y la poesía, Georgina Herrera es una de las voces más fuertes de la poesía antillana contemporánea.
La escritura de Georgina Herrera, clara y directa, lleva en sí una fuerza poco habitual: aquella que le dan su origen y las tradiciones culturales de sus antepasados.
Humilde y genuina, pero plena de orgullo, la voz lírica de Georgina Herrera nos conduce por una travesía íntima y continúa solitaria, a la vez que intensa y enérgica.
Los barrotes de la cárcel de Leningrado se cubrían de lodo y nieve y fuego y nieve y sangre y nieve… Silencio y nieve.
“En los últimos tiempos el tema del amor parece cada vez más esquivo, como si los poetas le temieran o lo considerasen un acto de debilidad estética.”
“Algo épico hay, algo de tragedia y, aunque no sea tan obvio, mucho de esperanza en «Classic subversive», de Miladis Hernández Acosta.”