Entrevista | Rosa María Rodríguez: “El cine es lo que me mantiene en este mundo”

“Llevo las realidades que necesito contar como mujer, artista y cubana”, comenta Rosa María Rodríguez respecto a sus preferencias.

Rosa María Rodríguez frente a la cámara, con una camisa de flores y una pelotica en una mano.
Rosa María Rodríguez. Foto: Cortesía de la entrevistada

Conocí a Rosa María en la Escuela de Cine de San Antonio hace algunos años, y confieso que me tomó tiempo entender su participación en el taller donde coincidíamos. Rápidamente supe que era actriz, pero se percibía también tanta familiaridad con el mundo del cine en sus intervenciones, que por momentos llegué a pensar que era además profesora de allí. Luego de compartir un rato, en esos espacios de comunidad espontánea que genera la propia escuela, fue que pude comenzar a entender su interesante camino por el mundo del arte hasta ese momento.

Después, hemos conversado a la salida de un teatro, nos hemos encontrado en algún cine. Pero sobre todo nos mantenemos conectadas por las redes. Esto me ha permitido seguir su accionar contante y apasionado para producir, apoyar, gestar y defender el séptimo arte cubano y latinoamericano; lo que ha confirmado la empatía especial y la admiración que siento por lo que hace. Y para mayor conexión, compartir con amor y orgullo nuestras raíces holguineras me genera la extraña y agradable sensación de estar conversando ahora con un familiar lejano que recién estoy descubriendo.

Comencemos por Gato Rosafilms. ¿Cómo y porqué nace esta productora para el cine independiente? ¿La hermosa pantera rosa que te acompaña siempre, antecede a la idea del nombre, o llegó a tu vida posterior a la creación del proyecto?

Gato Rosa Films surge de la necesidad de tener un espacio donde los proyectos sean producidos por un equipo que defienda el proceso creativo desde la individualidad de cada proyecto cinematográfico, y para proteger la mirada de cada uno de sus autore(a)s.

Armando Capó estaba en el proceso de su Ópera Prima Agosto (la Fabric de Cannes, Toronto, San Sebastián, Coral en Ópera Prima Festival de La Habana) y yo era la directora de casting y llevaba el trabajo con los actores más jóvenes dentro de la película. Allí pude ver lo que andaba buscando como creadora, qué me funcionaba y qué no haría de esa manera si fuera productora ejecutiva en una película. Hasta ese momento nunca había producido nada y no pensaba en estudiar producción, pero como directora de cine independiente uno termina haciendo de todo dentro de cada proyecto.

Rosita Panter fue un regalo de mi mamasuegra Hilda Ramos y sí, siempre anda por estos mundos conmigo, no me gusta hacerme foto en los lugares, pero sí quería quedarme con un recuerdo desde ese primer momento en que salí de Cuba.

Rosita Panter. Foto: Cortesía de la entrevistada
Rosita Panter. Foto: Cortesía de la entrevistada

Como productora, ¿qué te hace apostar por la realización de un proyecto en específico?

Me mueven varias cosas, pero lo esencial es la motivación del creador o la creadora para hacer esa película. Siempre digo que la carta de motivación de dirección es lo primero que leo en un proyecto cinematográfico. Me permite sentir, entender el universo de esa persona, desde lo más íntimo hasta sus perspectivas, a dónde quiere llegar con el mismo. Eso permite que yo defina si me veo o no dentro de ese proyecto. Serán muchos años donde estaremos caminando juntos. Así que tengo que sentirme parte. Y si quieren que le produzca, tienen que saber que soy un ente creativo que cuestiona y propone, no solo la que levanta financiamientos.

¿Cómo llegas a San Antonio de los Baños y decides estudiar producción, luego de terminar los estudios de nivel superior en dirección audiovisual?

Viví unos siete años en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV). A mi pareja le propusieron ser el coordinador de la cátedra de ficción, y al ser ambos del oriente de Cuba teníamos que vivir a tiempo completo allá. Yo recién había terminado la Facultad de Medios Audiovisuales (FAMCA) en el perfil de dirección y estaba levantando mis primeros cortos. La escuela me permitía lo mismo asistir de oyente a un taller que me interesara, que trabajar como actriz o directora de ejercicios de diferentes especialidades. Después de Agosto y la curiosidad que me despertó la producción ejecutiva ya tenía la edad límite de 29 años. Decidí presentarme en producción, en vez de otras especialidades que me atraían como guion y dirección. Martha Orozco, en ese momento jefa de cátedra de producción, me hizo ver la productora que había en mí, yo no la había descubierto aún.

Conociendo tu determinación para comenzar a estudiar arte, siendo apenas una adolescente, diría que ese impulso ha marcado tu carrera. Cuéntame, ¿cómo descubres la actuación y la academia “Vicentina” en Camagüey? ¿Qué experiencias guardas y atesoras de esos años de estudios en los que descubrías un nuevo mundo lejos de casa?

Mira, la que siempre hace el cuento es mi mamá. Ella dice que siendo una niña de unos pocos años estaba mirando la televisión y le dije que yo quería estar allá adentro. Dice que yo revisaba la TV a ver como una se metía ahí. Desde chica estaba en todo lo que estuviera relacionado con arte, en el organillo del círculo infantil y más tarde, en la Compañía de Teatro Alas buenas, que fue lo que realmente me confirmó que eso era lo que quería hacer. La experiencia de comenzar a trabajar en los procesos de montaje de una obra, o irme de gira por Cuba con mis amigos de la compañía infantil, determinó mi vocación.

Rosa María Rodríguez con su grupo de amigos de la escuela de arte Vicentina de la Torre, en Camagüey. Foto: Cortesía de la entrevistada.
Rosa María Rodríguez con su grupo de amigos de la escuela de arte Vicentina de la Torre, en Camagüey. Foto: Cortesía de la entrevistada

Mi madre y mi padre para mí son los mejores en sus profesiones, son de los seres que más admiro en mi vida. Mi madre es maestra de niños especiales y mi padre es estomatólogo, cualquiera que los conoce puede asegurar que no me ciega el amor al elogiarlos, son de los mejores en verdad. De ahí viene mi referente de que para lograr algo hay que ponerle ganas.  Y así lo hice, fui sola a presentarme a las pruebas de teatro para estudiar en Camagüey. Sé que fue difícil para mis padres aceptar el riesgo de que ni siquiera quise llenar mi boleta de carreras en noveno grado, estudiando en la secundaria José Martí en Holguín. Dije que iba a ser actriz y punto. Lo más difícil fue explicarme que ahí ellos no me podían proteger de la decepción en caso de que no aprobara. Y bueno, lo conseguí.

La “Vicentina de la Torre” son mis compis de generación, papá Nelson, Camagüey y mis primeros amores, vivir sola con 15 años. Convivir entre artista plásticos, bailarinas y teatristas, todos becados durante cuatro años fue muy, muy intenso. Escribiendo esto me vienen los olores de la escuelita recién restaurada. Nosotros le quitamos el nailon a nuestros colchones, ayudamos a limpiar los salones recién hechos... el patio. Vimos colgar los cuadros de artistas que habían sido alumnos alguna vez. Recuerdo ahora el área de escultura, la de vestuario…, los arcos de las puertas…, todo se me agolpa en un instante. Sin esa experiencia dudo que fuera la mujer artista que soy hoy.

Como espectadora percibo en tus obras una sensibilidad muy particular. Yo diría que defiendes lo minucioso y artesanal de los oficios tradicionales, para contar historias y debelar esencias. ¿Qué realidades prefieres llevar al cine? ¿Escribes tus propios guiones? En caso de no ser siempre así, ¿cómo es tu diálogo con el guionista?

Hasta ahora escribo todo lo que dirijo. Pero La levedad de ella mi ópera prima de ficción, tuvo de asesora a Lisandra López Fabé en toda la primera parte y primera versión de guion. En ese momento sí necesitaba alguien que le diera orden a mi cabeza.

Yo defino mis pelis como una película larga, espero que muy larga, en la que la autora se va construyendo y deconstruyendo. Al verlas, veo a la Rosa María de ese momento y la abrazo. Por eso son películas que hablan del universo femenino, aunque la temática no sea directamente sobre eso. Ejemplo, mi documental Órgano es mi visión de las mujeres, abuelas y madres campesinas frente a un suceso musical que está en deterioro, y que es esencial para hablar de nuestra historia guajira. Yo crecí escuchando el órgano, en mi circulo había uno, cantábamos en el teatro Eddy Suñol con él, Mamá Inés y otros temas tradicionales… Yo veo el documental y me veo. Es un homenaje a mis antepasados y a su legado.

No creo que lleve realidades por preferencias al cine, llevo las realidades que necesito contar como mujer, artista, cubana. Como te decía la motivación de hacer una película es la esencia de todo. Si tu motivación cuando la lees en voz alta no te conmueve siempre, no tiene sentido ninguno, y eso lo verás reflejado luego en pantalla.

¿Cómo se relaciona en tu persona, el doble rol de productora y realizadora, interfiere una en el trabajo de la otra?

Creo que uso una parte del cerebro para una cosa y la otra parte para lo otro, jajaja. Pero en el centro está el sentido común, saber escuchar y pensar en lo que es mejor para la obra. Siempre cuido cumplir y hacer lo que deseo me pase a mí cuando estoy en cualquiera de esos roles. Debe primar el respeto, el acompañamiento, la HONESTIDAD, que se me escuche como yo también tengo que escuchar al otro, y nunca olvidar que en lo que produzca Gato Rosa Films la prioridad serán siempre los seres humanos. Las personas son más importantes que las películas. Y bueno, creo que lo que une la dirección y la producción es esa primera carrera de actuación que nos enseña esto: una actuación verdadera no es más que estar para el otro y reaccionar a ello.

¿Crees que las constantes y agravantes dificultades de vivir en la Cuba de hoy, necesariamente impone nuevos caminos para pensar, producir, y comercializar el cine que se hace en la isla?

El hombre piensa como vive, nuestro cine no es incómodo por gusto, o por capricho. El cine honesto es incómodo y provocador. Y no encuentra espacios en los canales oficiales porque lo que quieren ver son cosas bonitas y edulcoradas. O también quisieran ver películas de épicas pasadas que, aunque no está mal, porque debemos proteger nuestra historia, no pueden ser triunfalista totalmente y sin matices, porque la realidad no es así. Nuestros héroes y heroínas primero que todo fueron y son seres humanos, con dudas, defectos, errores.

Rosa María Rodríguez en Taller de Pitch. Foto: Cortesía de la entrevistada.
Rosa María Rodríguez en Taller de Pitch. Foto: Cortesía de la entrevistada

El cine independiente, la producción independiente, fue un mecanismo movido por la necesidad. Todos los años se gradúan profesionales y ya no existen espacios, dentro de lo que está establecido, para trabajar. Así que nosotros tuvimos que generar nuestros propios esquemas de financiación, y crecer evitando mirar un sistema donde el creador espera a que alguien le asigne un presupuesto, un trabajo por encargo. Somos artistas, y lo que queremos contar tenemos que buscar cómo hacerlo, pero sin perder nunca el derecho de nuestra visión del asunto. Sin que nos censuren y nos mutilen el discurso, porque son dueños de los derechos de la obra.

Cada proyecto de película es diferente, el cine independiente tiene eso muy claro. Algunas producciones se harán con coproductores nacionales, no solo privados sino también estatales, otros con coproducción extranjera como funciona en el mundo normalmente. Pero la esencia de la libertad creativa individual de cada artista, su derecho a la autonomía de expresión y pensamiento no está en negociación, al menos no es la política de Gato Rosa Films.

¿Será el surgimiento de la Asamblea de Cineastas, una muestra tangible de esos nuevos caminos necesarios para defender el cine cubano?

La Asamblea de Cineastas Cubanos es nuestro espacio seguro. Donde todos y todas cabemos, hasta el que no cree en la asamblea y sus acciones. Actualmente estamos en un momento muy productivo. Lo veo igual que la producción independiente, andamos buscando nuestras propias estrategias de supervivencia. Fortaleciendo nuestra agenda desde adentro. Esto es una carrera de resistencia con relevos y obstáculos, pero necesaria. Hay mucho que aprender, empezando por nosotros mismos como cineastas, dejando el ego en la puerta de entrada.

La orden de las autoridades está dada y es muy clara: el silencio y la ignorancia con la Asamblea. Lo que nos hace reafirmar el pensamiento que nos ha traído hasta aquí hace más de una década y que en esta nueva Asamblea de los últimos 8 meses se evidencia con más fuerza.

Existimos por nuestro cine, nuestro pueblo, nuestro gremio, somos una organización que parte de un derecho como ciudadanos. El derecho a tener derechos. Mientras sigan censurando una película, un artista, excluyendo a uno de los nuestros porque piense diferente, y aunque viva donde viva, la Asamblea de Cineastas Cubanos alzará la voz.

¿Qué es La Burbuja Lab y qué se propone?

Tengo que empezar contando cual es el panorama para el cine realizado por MUJERES, para poder hablar luego de lo que propone La Burbuja Lab. No existe actualmente una política cultural para visibilizar el cine realizado por mujeres desde las instituciones, que sea realmente sistemático. Hace unos tres años, como parte de un llamado de las altas esferas del gobierno, se pidió hacer un comité de género en el ICAIC para estar a tono con los Mecanismos para el Adelanto de las Mujeres (MAM). Era necesario crear instancias dispuestas desde el Estado y distribuidas a nivel nacional, regional y local que pusieran sobre la mesa la perspectiva de género en las políticas públicas, y crear así apoyos, realizar acciones concretas para promover y fortalecer nuestros derechos.

En este comité que se creó se reunió no solo a mujeres trabajadoras del ICAIC sino también mujeres obreras del gremio y de los otros sectores que están relacionados con el cine. Eso permitió que estuvieran desde cineastas independientes hasta trabajadoras del proyecto 23 y 12 y muchas más. Preparamos una muestra de películas realizadas por mujeres cineastas. Y aunque teníamos un montón de ideas después de varias reuniones, esa fue la única acción concreta con más alcance que se llevó a cabo.

Rosa María Rodríguez con La Burbuja Lab. Foto: Cortesía de la entrevistada.
Rosa María Rodríguez con La Burbuja Lab. Foto: Cortesía de la entrevistada

Pero la realidad es que no tenemos fondos dedicados al cine realizado por mujeres. Ni siquiera cuotas para poder estimular y apoyarlo dentro del FONDO DE FOMENTO (oficiales). Aunque hay que decir que el gran problema actual del FFCC, son los recursos, casi nulos, otorgados en esta última edición que puedan permitir apoyar a más mujeres para hacer sus primeras películas.

Desde la Oficina de Creación Artística se hicieron dos concursos para cortos hace unos años. Uno enfocado en proyectos que su temática fuera: Un mundo libre de violencia a mujeres y niñas, y otro sobre los derechos LGTBI. Pero eso quedó solo en una convocatoria por la falta de presupuesto otorgado por el Estado en el 2023 al ICAIC. Fondos independientes como Go Cuba, de la Embajada de los Países Bajos, FSPi (CINE) de la Embajada de Francia en Cuba y Fondo Noruego para el Cine Cubano, sí tienen dentro de sus objetivos principales apoyar el cine realizado por mujeres, pero son recursos limitados.

En los países donde tienen Ley de Cine, uno de sus objetivos principales es este, y los resultados son bastante visibles. No solo en cuotas sino también desde la conformación de los contratos y estatutos contra el acoso, la violencia y discriminación de género. Hoy es uno de nuestros principales objetivos desde el gremio de cineastas cubanos.

Los objetivos fundamentales de este laboratorio, La Burbuja Lab, son que a través del fortalecimiento de la cinematografía realizada por mujeres de Centro América y el Caribe se puedan exponer las miradas que han sido silenciadas hasta hoy. Pretendemos ir en busca de narrativas que aboguen por un mundo, una región, un país más inclusivo, menos machista y patriarcal.

También aspiramos a fortalecer e incentivar el pensamiento colectivo desde el cine. Instituir redes con las comunidades y crear conciencia en nuestras minorías sobre los temas que urgen poner sobre la mesa, en cuestiones de género y derechos humanos en Cuba y Latinoamérica.

Cuanto influye en tu manera de pensar y de vivir, dedicarte a una profesión tan completa y absorbente.

Es mi manera de seguir viva. Después de la muerte de mi hijo, el cine es lo que me mantiene en este mundo.

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