Y llegó la justicia (My diary)
Luego de 4 años como solicitante de asilo político en Madrid, de forma reciente el Estado español le otorgó a Nonardo Perea la protección internacional de refugiado político.
Luego de casi 4 años de larga espera e incertidumbre, España, el país donde junto a la curadora y activista Yanelys Núñez Leyva, solicité un 27 de marzo del año 2019 asilo político, finalmente se ha dignado a dar un veredicto positivo para ambos, y nos han concedido la protección internacional.
Han sido unos años difíciles en los que cada seis meses hemos tenido que ir renovando el documento que teníamos, que no es otro que una tarjeta de cartón rojo que lleva un número de identidad.
Cada vez que teníamos cita para renovar, nos estresábamos mucho porque siempre estábamos a la expectativa de ser rechazados, lo que suponía perder el derecho a trabajar y el de estar de forma legal en el país.
Mucho ya he hablado sobre porque estoy aquí en España, y cuál fue el motivo principal que me impulsó a solicitar asilo y a convertirme en un exiliado, situación nada agradable y que solo conoce aquel que pasa por una experiencia similar. Tristemente no soy el único.
Pero bueno, como en Cuba se padece de desmemoria crónica, vuelvo a apuntar algunas de las violencias que sufrí en la isla.
00Bienal, Campaña contra el Decreto 349, Movimiento de San Isidro
No voy hablar del abuso que he sufrido toda mi vida en Cuba por ser homosexual. Me referiré solo a los años más recientes.
Luego de mi participación en la #00Bienal de La Habana en el año 2018, comenzó el acoso de la Seguridad del Estado; quienes con su maravilloso trabajo de represión mantuvieron una vigilancia continua hacia mi domicilio. A la vez trataron de intimidarme mediante citaciones a estaciones de policía para obligarme a que dejase de formar parte del Movimiento de San Isidro y de sus acciones contra el Decreto 349.
En las tres veces que fui interrogado por agentes de la Seguridad del Estado, recibí amenazas de encarcelamiento, y fui obligado a firmar documentos donde se me acusaba de escándalo público, sin haber cometido tal delito. Me decían que si no firmaba me dejaban detenido.
El último interrogatorio y el más intimidante, fue el que me llevó pensar en el asilo político. Ocurrió el 23 de febrero de 2019. Fueron a mi vivienda para otra de sus “entrevistas” en la estación policial, que está ubicada en el municipio de Marianao llamada la Sexta Unidad.
Cuando fui me tomaron mis huellas dactilares y recibí amenazas por postear en mi perfil personal de Facebook obras que criticaban el decreto. Luego de una hora de amenazas me hicieron montar en un auto con cristales oscuros. Encapuchado y con la cabeza entre las piernas, estuve todo el trayecto del viaje, que duró alrededor de unos 20 minutos. Durante el mismo comenzaron a insinuar que me trasladarían a Villa Marista o El Combinado del Este, dos cárceles cubanas. A la primera es a donde llevan a los presos políticos y la otra, principalmente a los “presos comunes”.
La casa de protocolo
Sin embargo, me llevaron a una casa alejada de la ciudad, para “conversar”. Una de esas casas que se conocen como de protocolo y a dónde llevan en algunas ocasiones a los opositores cubanos. Al llegar me hicieron abrir la puerta con una de mis manos, lo que generó en mí un ataque de pánico, porque recién habían tomado mis huellas en la estación. Al momento comprendí que lo que deseaban era incriminarme en algún delito común para así ponerme bajo arresto.
Cuando consiguieron calmarme me condujeron a una habitación y me brindaron comida, como si uno fuese un hambriento. Luego me hicieron miles de preguntas muy personales y me dijeron que si colaboraba con ellos todo iba a ser diferente para mí. Solo tendría que informar de las acciones del Movimiento de San Isidro. Si hacía eso podría viajar sin problemas siempre y cuando regresara a Cuba.
Me hicieron firmar una carta donde me comprometía a colaborar con ellos, y que de no hacerlo, no me dejarían ir a un taller en Praga al que yo ya había sido invitado, y que arremeterían contra mí con todo el peso de la ley.
Luego de mentir y acceder a su petición, me dieron un número telefónico para contactarlos. Todo el secuestro duró 5 horas. En ningún momento facilité ninguna información sobre nadie. Sin embargo tras ese interrogatorio me di cuenta que no podía regresar a La Habana. Supe que debía solicitar asilo político en el primer país que visitara.
El día 1 de marzo, viajé a Praga, donde pasé mi curso de video periodismo. Cuando terminó opté por viajar a España porque supuse que tendría más posibilidades allí de reiniciar mi vida sin una barrera idiomática. Parte de todo lo que me sucedió en mis encuentros con la Seguridad del Estado, lo narro en mi largometraje: Vulgarmente Clásica X. Este filme lo realicé en el año 2021.
Aunque ha sido una odisea lo de esperar el asilo político, me siento feliz de haber persistido. Siento que de alguna manera he forzado a España a hacer justicia. Esto es importante porque sabemos que el Estado español no reconoce a Cuba como una dictadura. Por ende, los cubanos que llegan acá por distintas vías no tienen la posibilidad de acogerse rápidamente a un programa para refugiados políticos, como si lo pueden hacer los venezolanos, por ejemplo.
Nonardo Perea
(La Habana, 1973). Narrador, artista visual y youtuber. Cursó el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso del Ministerio de Cultura de Cuba. Entre sus premios literarios se destacan el “Camello Rojo” (2002), “Ada Elba Pérez” (2004), “XXV Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios” (2003- 2004), y “El Heraldo Negro” (2008), todos en el género de cuento. Su novela Donde el diablo puso la mano (Ed. Montecallado, 2013), obtuvo el premio «Félix Pita Rodríguez» ese mismo año. En el 2017 se alzó con el Premio “Franz Kafka” de novelas de gaveta, por Los amores ejemplares (Ed. Fra, Praga, 2018). Tiene publicado, además, el libro de cuentos Vivir sin Dios (Ed. Extramuros, La Habana, 2009).
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