El primer divorcio legal en Cuba

Desde el año 1914 se venía planteando la necesidad de promulgar una ley del divorcio en Cuba. La polémica se desató bien temprano; por un lado sus partidarios, y por el otro los detractores, entre ellos la Iglesia Católica de la nación, y a la postre esta propuesta no prosperó.

El 12 de junio de 1917 fue aprobada al fin, en una primera versión, en el Senado de la República; pero solamente el 10 de julio de 1918, con algunas modificaciones, se dio el último paso, y entró en vigor el día 18. No pudo evitarse a pesar de adversarios tan temibles como el senador Maza y Artola, o la propia Iglesia Católica, que la rechazó de plano y emitió una circular a través del obispo habanero vigente para todas las parroquias.1

Catalina Lasa y Juan Pedro Baró en una foto de la época.

Se ha dicho que esta ley fue producto, en primer lugar, del auge en el país de las reivindicaciones feministas, y también de la gestión de una pareja muy discutida en su época, la de Juan Pedro Baró y Catalina Lasa, cuya historia de amor ha sido reseñada varias veces, y que fueron los primeros beneficiados de la medida.2 Sin embargo, según narró la revista Bohemia, otros parecen haber sido los primeros divorciados en Cuba.3

El suceso tuvo como telón de fondo la famosa guerrita de La Chambelona (1917), cuando el Partido Conservador, encabezado por el presidente Mario García Menocal que iba a la reelección, escamoteó el triunfo al Partido Liberal, cuyo caudillo visible y eje del alzamiento era el general José Miguel Gómez.

La avileña María Esperanza del Valle Gómez y el habanero Juan Antonio Gobel, médico veterinario de profesión, eran cónyuges cuando los hechos de La Chambelona, pero tenían una espina en el lecho nupcial. Gobel era acérrimo simpatizante del Partido Conservador y del Presidente Menocal. La dama, y su familia, eran de genuina estirpe liberal y miguelista. Esto trajo agrias desavenencias que los obligó a separarse. Al año siguiente, el 18 de julio de 1918, fue aprobada la Ley de divorcio en Cuba, primera de Latinoamérica, luego de que Menocal, para sustraerse a las críticas tanto de los defensores como de los detractores de la medida, no firmó la ley, pero hizo como Poncio Pilatos y esperó a que entrara en vigor automáticamente.
Una vez promulgada, María Esperanza tramitó el divorcio, y obtuvo la primera sentencia del país, y de América Latina como ya dije antes, el 30 de septiembre de 1918, dictada por el juez interino de Primera Instancia del Oeste (La Habana), Doctor Pablo Gómez de la Maza, con lo que se decretaba disuelto el matrimonio. A pesar de la ruptura, se comenta que ambos tuvieron relaciones cordiales en el resto de sus vidas.

El periodista de la revista Bohemia que años después dedicó un artículo a este acontecimiento, declaró que Gobel le expresó, no sin cierta vanidad, que “yo soy el primer divorciado en Cuba al amparo de la ley que estableció el divorcio con disolución del vínculo matrimonial”.

La guerrita de La Chambelona, como se ha podido apreciar, no solamente trajo destrucción, muerte y enemistad en el seno del pueblo cubano, sino que motivó el primer divorcio legal de la nación.

  1. Todo este proceso puede seguirse por la prensa de la época, en especial La Discusión. Véase también Documentos para la historia de Cuba, compilación de la Dra. Hortensia Pichardo, Tomo II, páginas 411-416.
  2. Una síntesis de esta historia puede encontrarse en “Verdad y leyenda de Catalina Lasa”, de Ciro Bianchi, incluida en Memoria oculta de La Habana (2005) o en la novela Catalina de Mario Coyula, ambas de Ediciones Unión.
  3. Bohemia, año 43, no. 49, 16 de diciembre de 1951. El articulista respondía al nombre de José Isern.

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