Resumen anual
Nonardo Perea realiza un recorrido por las presentaciones, conversatorios y proyectos realizados en este 2022, en los que ha podido seguir visibilizando su trabajo.
El día 5 de febrero de este año inicié esta columna, y pronto cumplirá su primer añito de existencia.
Últimamente siento que el tiempo pasa demasiado rápido, y hasta me parece mentira que ya esté finalizando este año e iniciemos el 2023.
Si hiciera un resumen anual de este 2022, lo primero que pensaría es que ha sido muy complicado tanto desde el punto de vista emocional como mental. En este año se han consolidado, de forma negativa, diferentes procesos que ya venía arrastrando de períodos anteriores.
No podré nunca olvidar el 2019 cuando debí concientizar que tenía que abandonar Cuba. Ese año marcó una nueva etapa en mi vida porque tuve que pedir asilo político en Madrid. Sin embargo, ahora que veo desde afuera la situación tan crítica que se vive en Cuba, no sé si llorar o agradecer el hecho de no estar allí.
Luego de dar ese paso tan complicado se han sucedido en mi vida una serie de sucesos difíciles, todos en cadena. Situaciones personales que de algún modo han llegado para desestabilizar mi equilibrio.
Pero a pesar de toda esa marea alta por la que navego como alguien que naufraga sin saber cuándo llegará a una orilla, he intentado manejar mi depresión. Durante este tiempo he realizado cosas que me han servido como terapia para continuar este camino, que no es otro que el que me ha tocado por las distintas violencias estructurales que confluyen alrededor de mi vida.
Una de esas cosas ha sido la fotografía. No me he detenido ni un instante para hacer lo que me gusta: fotografías y vídeos; los que he ido publicando poco a poco en mi Instagram @pnonardo, y en esta columna que también me han servido para mostrar lo que voy gestando.
Ambos espacios también me sirven como bálsamo, para sacar a flote todo lo que de algún modo me asfixia de la cotidianidad y de mis propios pensamientos.
Como buen signo de aire, soy una persona demasiado mental, y pensar tanto a veces me hace sentir agobiado. Pero el tema de los pensamientos recurrentes, sostenidos, y las ganas de estar todo el tiempo activo, es algo que siempre me han acompañado. Por lo que creo que es algo que ahora mismo no desterraré. Soy así, un poco hiperquinético.
Resumen anual de presentaciones
Además de la fotografía y los videos de corta duración, este año tuve la posibilidad de presentar mi primer largometraje Vulgarmente Clásica X, en el Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos de Colombia.
Además participé de dos conversatorios con universidades de Colombia donde muchas personas se interesaron por la película. En ellos me dejaron saber que mi esfuerzo por realizarla había valido la pena.
Para mí lo más importante de hacer arte es poder trasmitir, desde mi propia voz, lo que siento como ser humano. Me interesa que las personas se identifiquen con mis vivencias y las hagan suyas. Considero pues que con esta película cumplí con mis propias expectativas.
INSTAR, Art Basel y Sara Lab
Aunque en diciembre de 2021, otra de las alegrías que puedo destacar en este resumen anual es la presentación de Vulgarmente Clásica X, en el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR).
Además, tuve la oportunidad de participar en la Feria Art Basel de Miami, gracias a la gestión de la curadora Claudia Genlui.
En la muestra coordinada por Umbrella Art Fundation y Genlui, se buscó conectar con la idea del arte como ejercicio de resistencia.
Allí estuve presente junto a otros artistas, como Luis Manuel Otero Alcántara, con un grupo de fotografías realizadas en Cuba.
En este resumen anual tampoco puede faltar el fondo Sara Lab que recibí de manos del Museo de la Disidencia en Cuba, para desarrollar mi corto La otra vida.
Este fondo, al que pueden aplicar tanto personas que vivan dentro como fuera de la isla, está pensado para contar Cuba desde una perspectiva de género. Algo que le otorga a este fondo un carácter peculiar.
El corto, que aún está en proceso de realización, cuenta con la participación de la artista y profesora de danza Afrocubana Yaumara Oviedo (La Yayu), quien interpreta al personaje de Ochún. También integra el filme el actor cubano Carlos A. Halley, quien es el personaje en quien se centra toda la trama de mi historia.
La otra vida
Puedo decir que realizar este corto ha sido la peor decisión de mi vida. Creo que nunca debí llevar a la pantalla algo así. De todos mis trabajos es con este con el que más he sufrido y aún sufro
En él he volcado toda mi energía y esfuerzo, hasta el punto que he llegado a agotarme como nunca antes me había pasado.
Como el corto se sostiene en una experiencia autobiográfica he llegado incluso a sentir rechazo por las imágenes filmadas.
Esa especie de amor-odio me ha llevado a suprimir algunas escenas que me parecían demasiado fuertes para mí, también porque se trata de un cortometraje con sus respectivos límites de duración.
Lo cierto es que he sentido mucha tristeza, tanto por el proceso de filmación como por el tema tan personal que abordo, el cual he tenido que revisitar una y otra vez.
El desamor, la soledad y el exilio son pilares en esta película que ha sido tan intensa para mí. Sin embargo, pese a lo dramático de todo no creo que al final sea una película muy triste, porque tendrá un poco del humor, que es algo que me caracteriza.
Este es un cortometraje que he tardado mucho en traer al mundo por cuestiones de tiempos.
A eso también le sumo que es la primera vez que interactúo con un equipo de trabajo, y ha sido un proceso de creación diferente.
Ahora el ritmo ha sido otro, más lento, con más presencia de guion, con más logística colectiva. No obstante ha sido interesante conocer otras maneras de producción.
Pese a todos los altibajos de este año, donde muchos de estos proyectos emergen gracias más bien a mi voluntad, y no a subvenciones óptimas, me siento satisfecho de lo creado.
Aunque duelan, sean difíciles de llevar a cabo, e incluso me conduzcan a estados de vulnerabilidad profundos, tal vez en un futuro pueda verlos como momentos de aprendizaje y de resiliencia.
Nonardo Perea
(La Habana, 1973). Narrador, artista visual y youtuber. Cursó el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso del Ministerio de Cultura de Cuba. Entre sus premios literarios se destacan el “Camello Rojo” (2002), “Ada Elba Pérez” (2004), “XXV Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios” (2003- 2004), y “El Heraldo Negro” (2008), todos en el género de cuento. Su novela Donde el diablo puso la mano (Ed. Montecallado, 2013), obtuvo el premio «Félix Pita Rodríguez» ese mismo año. En el 2017 se alzó con el Premio “Franz Kafka” de novelas de gaveta, por Los amores ejemplares (Ed. Fra, Praga, 2018). Tiene publicado, además, el libro de cuentos Vivir sin Dios (Ed. Extramuros, La Habana, 2009).
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