Poesía rusa ⎸Marina Tsvietáeva: “Poema del fin”

“Oh dobles ―coraje, sequedad― / De los hombres, ¿dónde estáis, / Si en mis palmas hallo lágrimas / Y no lluvia?”

Como la piedra afila el cuchillo,
Como se desliza el serrín al barrer,
Así, aterciopelada, la piel
Húmeda súbitamente en los dedos.
 
Oh dobles ―coraje, sequedad―
De los hombres, ¿dónde estáis,
Si en mis palmas hallo lágrimas
Y no lluvia?
 
El agua es de la fortuna,
¿Qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
Que se vierten en mis palmas,
 
Ya no pierdo
Nada. Fin del fin.
Caricias, caricias
―Acaricio tus mejillas.
 
Somos así, orgullosas
Y polacas ―Marina―,
Cuando en mis manos llueven
Ojos de águila:
 
¿Lloras? Mi amor,
Mi todo: perdóname.
Trozos de sal
Caen en mis palmas.
 
Llanto de hombre, veta
Que en la cabeza retiembla.
Llora. Otra te devolverá
La vergüenza que te hice dejar.
 
Somos dos peces
Del mis-mí-si-mo mar.
Dos conchas muertas
Labio contra labio.
 
Todo lágrimas.
Sabor
A armuelle.
―¿Y mañana
Cuando
Despierte?

“Poema del fin”, recogido en la antología El canto y la ceniza, donde se han traducido poemas de Anna Ajmátova y Marina Tsvietáeva, alude al amor. Pero este amor, como todo en la obra de Marina Tsvietáeva, según declarara ella misma, es un amor del fin. “A lo largo de mi vida me he enamorado y he querido todas las cosa por el adiós y no por el encuentro, por la separación y no por la fusión, y no para la vida sino para la muerte.”, ha escrito antes y, en este intercambio de sensaciones que es “Poema del fin” lo deja claro. La vida de Marina Tsvietáeva estuvo marcada por la tragedia. Tras la muerte de una de sus tres hijos, el hambre, el exilio y el silenciamiento de su poesía, se ahorcó el 31 de agosto de 1941. Al respecto puedes leer más en “Poesía, política y maternidad: el drama en Marina Tsvietáeva”, un ensayo de Guillermo Betancourt.